¿Cómo Evaluar en la Cuarta Revolución Industrial?

Gastón Sola
Voces Jóvenes
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4 min readJun 21, 2019

La Cuarta Revolución Industrial nos plantea un nuevo paradigma donde la tecnología y su avance es uno de los elementos claves de este enfoque. Sin embargo, el núcleo de esta revolución no es la tecnología en sí misma: el gran cambio de paradigma que nos propone es cómo se va a dar la interacción humana, cómo se va a deconstruir y reconstruir la sociedad como la conocemos en un mundo donde la tecnología cambia las dinámicas.

Indudablemente se vienen tiempos de transformaciones donde las actividades más mecánicas y repetitivas, las más sencillas de evaluar, van a empezar a ser ocupadas, cada vez más, por las máquinas. Las tareas mecánicas que los humanos aprendimos a repetir desde la revolución francesa empiezan a extinguirse con el surgimiento de esta nueva revolución.

En este marco, ¿Qué pasa con los sistemas de evaluación y de seguimiento? ¿Cómo vamos a evaluar los procesos en las empresas, la educación en las aulas o el impacto de un emprendimiento social?

En el contexto desarrollado se podría nombrar una línea de producción donde se registran cuántos tornillos coloca un empleado por hora o, en la misma línea de pensamiento, en un niño de primaria donde se evalúa cuantas veces ese niño repitió correctamente una tabla matemática. Esta revolución nos refuerza este cambio de paradigma: Quien coloca los tornillos sistemática y repetitivamente ya no es un empleado, sino un brazo robótico y quien realiza cálculos básicos y repetitivos, no es un niño, sino su celular. Lo que el empleado debería estar haciendo es repensando los procesos, los métodos y transmitiendo experiencias de usuario a las máquinas, y el niño debería estar jugando, investigando y recreando situaciones y enigmas. En este marco cambia profundamente la forma de pensar los sistemas de evaluación. Ya no medimos situaciones tangibles, concretas y mecánicas (como la cantidad de tornillos producidos en una hora o si una tabla matemática está bien repetida). En la Cuarta Revolución Industrial los sistemas de evaluación y de seguimiento se deben pensar desde los softskills, desde las habilidades propias que nos hacen humanos (al menos por el momento). Sistemas que exigen construir confianza con quien nos aporta su mirada, sistemas que nos desafían a pensar indicadores que vayan más allá de los estándares que podemos encontrar en un bonito libro de ingeniería productiva de hace 50 años.

Por eso, la Cuarta Revolución nos trae nuevos paradigmas y algunos lineamientos básicos para pensar los sistemas de monitoreo y evaluación:

1.Construir Confianza: Al no depender de variables profusamente duras, necesitamos construir confianza con los sujetos para obtener una medición real. Se deben analizar experiencias, impresiones, sentimientos, observaciones y otras interacciones complejas.

2. Indicadores Creativos: Ya no se trata de ordenar indicadores pre-desarrollados y solo medirlos, sino de comprender la dinámica humana y organizacional (sea en un proceso de aprendizaje, en una transformación social, en un proceso industrial) para crear indicadores acordes a esas dinámicas.

3. Capacidad de Adaptabilidad: Los sistemas de medición deben ser dinámicos en un paradigma de incertidumbre y de cambio constante, buscando un equilibrio entre mantener series comparables a lo largo del tiempo y por otro lado hacer sistemas adaptables a los cambios en el contexto y las reglas del juego.

4. Enfoques Multidimensionales: Un mundo complejo nos exige analizar múltiples dimensiones para evaluar un mismo fenómeno. En educación, ya no se puede pensar la medición del aprendizaje sin dar un contexto escolar, cultural o social. En la medición de la pobreza, la medición tradicional que básicamente evaluaba sólo los ingresos económicos, empezó a ser reemplazada por la medición de la pobreza multidimensional que analiza múltiples variables para poder comprender la complejidad de este fenómeno.

5. Mediciones Multifocales e Invertidas: Las mediciones en los diferentes ámbitos deben darse a partir de la mirada de múltiples actores. El funcionamiento de un sistema productivo ya no es solo la mirada del gerente, sino también la del operario, la de un consumidor o la de un externo. Así también, en los procesos educativos no se trata solo de la mirada del docente, sino también de la mirada del alumno, de de su familia, de la propia comunidad.

6. Integralidad Sistémica: Se precisan sistemas integrales de evaluación y seguimiento. Se deben entender las variables a medir como parte de un “sistema” con objetivos y puntos de partida. La idea de un aula escolar como un elemento aislado de su contexto local y aislado de una perspectiva de futuro no puede ser comprendido como un “sistema” educativo. Así tampoco, las transformaciones sociales o productivas. Es ahí donde los sistemas de evaluación deben preguntar y cuestionar, respondiendo con modelos integrales y sistémicos.

En contextos dinámicos y de incertidumbre como los que se proyectan, los sistemas de evaluación y monitoreo pasan a tomar un rol aún más importante y significativo para comprender el presente y construir el futuro de cada une.

Sin dudas, nos enfrentamos a evaluar y dar seguimiento a sistemas vivos, con intangibles, en interacciones mucho más humanas y complejas, pero también más sorprendentes. La Cuarta Revolución nos presenta un nuevo desafío, pero también la oportunidad de poder pensarnos y entendernos desde una perspectiva más Humana.

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Gastón Sola
Voces Jóvenes

Me gusta mezclar gestión pública, impacto social y educación | Parte de @GCBA y miembro de @GlobalShapersBA | Maestrando y Lic. en Logística