¿Cómo Te Puede Gustar Eso?
“¿En serio? De todos los gustos que hay, ¿Vas a pedir helado de limón?”
Con una oración así, estuvo a punto de terminar una bella salida por el microcentro porteño. Sin embargo al escucharme decir eso en voz alta, vino a mi mente un recuerdo muy vívido de una vez que alguien cuestionó mi elección de gustos a la hora de armar un cucurucho. La mousse de Maracuyá fue el disparador de la frase “¿En serio maracuyá? ¿No te parece un gusto medio maraca de helado?”. Como yo poco sé de maracas (soy más de los silbatos en el carnaval carioca) y no creo que la orientación sexual de alguien esté definida por un helado, dejé a esa persona ser parte
de mi olvido.
Seguramente como a mí, te habrá pasado ser víctima o victimario del “purismo de gustos” que juzga elecciones ajenas que poco, casi nada,
afecta a terceros.
Y… sobre gustos no hay nada escrito, aunque podés encontrar algunas cosas impresas sobre ellos. Pierre Bourdieu se dió el placer de hacer un libro entero hablando sobre las distinciones en la sociedad, del cuál voy a destacar esto “Los gustos son la afirmación práctica de una diferencia inevitable”.
Lo que nos dice nuestro amigo Pierre es que cuando elegimos algo que nos gusta, estamos haciendo una distinción con las otras posibles elecciones y cuando esto es llevado a lo social surgen frases como “a ninguna persona de bien puede gustarle la fruta abrillantada en el pan dulce”. Más allá de mi descontento con esos trocitos coloridos dentro de las fiestas navideñas, quiero destacar cómo sucede la interacción social a partir de compartir lo que no nos gusta.
Las redes sociales han facilitado mucho la práctica de compartir nuestras elecciones y criticar las de lxs demás, donde cada publicación es un manifiesto del buen gusto y una señal para aquellas personas que son parte de nuestra “tribu”.
El sentirnos parte de un grupo no es algo nuevo para el ser humano, desde el inicio de nuestra especie nos agrupamos por un mismo fin, ya sea por la supervivencia, una revolución o ir al bar a tomar unas buenas birras.
La diferencia hoy en día es que nuestro grupo de identidad está ahí afuera y al alcance de tu celular. Esto es un gran puente para gente con todo tipo de gustos, y también de disgustos, tales como los de tantas personas argentinas que no eligen al mate como primera elección en su lista de infusiones.
El agruparse a partir de lo que amamos u odiamos es un puntapié para demarcar un límite invisible con toda persona ajena a nuestro grupo. Es un mecanismo de defensa y de pertenencia a lo que elegimos.
No quiero decir que debés dejar de tener favoritismos hacia aquello por lo que tenés amor, es tan sólo una advertencia por que, al igual que defendemos a capa y espada ponerle mayonesa a los fideos, también defendemos cuestiones de mayor trascendencia tales como la política, y la llenamos de subjetividad sin hacer uno de nuestra razón.
La mejor solución a mi parecer es entender que cada gusto es ideal para cada unx, por más extraño que nos resulte.
Algo hermoso, que no quiero dejar pasar, es el hecho de que conozcan aquello que adoras con pasión y te hagan regalos en base a eso.
Así como me mandé semejante cuestionamiento por un gusto ajeno, un día aparecí con un cuarto de helado de limón y le alegré la noche a alguien. Para dar esos mimos invaluables que acarician el alma, solo necesitamos interesarnos en el otro.
¿Y qué pasa si me gusta Tan Biónica o si adoro a Bob Esponja con 25 años? Nada, compartilo que seguro hay más gente como vos.
I don’t believe in guilty pleasures. If you fucking like something, like it. — Dave Grohl
Cada persona es un mundo y a través de mis gustos, le abro la puerta a mi humilde morada llena de videojuegos, podcasts y memes.
Y vos…
¿Le abrís la puerta a otros mundos?
