Cómo Mejorar sus Hábitos de Movilidad para un Futuro más Verde

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8 min readSep 22, 2021

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Es hora de reinventar la forma en que nos movemos.

Durante años, las campañas del Día de la Tierra han alentado a las personas a deshacerse del plástico de un solo uso y reducir su huella de carbono personal. Estos son pasos importantes, por supuesto, pero no abordan los desafíos sistémicos más grandes que tenemos entre manos, como el hecho de que los combustibles fósiles aún alimentan casi todos los aspectos de nuestras vidas, o cómo están diseñadas la mayoría de las ciudades.

“Hemos configurado nuestras ciudades para privilegiar el uso del automóvil privado”, dice Benjamín de la Peña, Director Ejecutivo de Shared-Use Mobility Center. “Eso tiene serias consecuencias para la equidad y el clima en las emisiones de gases de efecto invernadero, la congestión que crea y los costos para las familias”.

A medida que continúa la crisis climática, reunir a las personas, los gobiernos y las empresas en torno a la movilidad es esencial para encontrar la solución. Nuestro poder individual puede ser limitado, pero juntos podemos trabajar hacia un mundo con opciones más ecológicas. Y si eso también genera menos tráfico, estamos a favor.

Invirtiendo en infraestructura más verde

Si los automóviles son el problema, la solución parece simple: simplemente no conduzca, ¿verdad? Es más fácil decirlo que hacerlo. Es difícil lograrlo si las ciudades no hacen más para invertir en infraestructura que respalde a las bicicletas, los peatones, el transporte público y el uso compartido del automóvil en vez de conducir solo.

Oliver Lord, jefe de políticas y campañas del Fondo de Defensa Ambiental en Europa, señala: “En ciudades como Londres, la dependencia de la propiedad de automóviles está indisolublemente asociada a la accesibilidad del transporte público”.

Agregar más medios de transporte no se trata simplemente de estar en contra del uso de los automóviles. De hecho, es mejor para los conductores y, al mismo tiempo, ayuda al medio ambiente. “Una senda para bicicletas no les quita a los conductores”, agrega de la Peña. “Cuanta más gente se saca de los autos, menos tráfico hay”.

Los datos pueden desempeñar un papel importante en las decisiones de infraestructura que también benefician a todos. “Nuestros datos de fuentes colaborativas son bastante precisos para fines de planificación, porque muestran a dónde la gente realmente viaja”, dice Andrew Stober, nuestro director de asociaciones públicas. De esa manera, las ciudades pueden tomar decisiones informadas sobre dónde agregar intervenciones de tráfico, como cierres permanentes de carreteras o sendas HOV (High Occupancy Vehicle o HOV por sus siglas en inglés), que son para o vehículos con dos o tres pasajeros y fomentan la conducción menos sola.

Algunas ciudades ya están en el camino correcto. De la Peña señala cómo Barcelona y Madrid están construyendo rápidamente nuevas sendas para bicicletas y así priorizar viajes más seguros para bicicletas y peatones por igual. En Japón y Hong Kong, los bienes raíces ayudan a financiar el transporte público, ya que el valor de la tierra aumenta cuando hay un transporte eficiente cerca.

También se están produciendo avances en lugares famosos centrados en el automóvil.

“Los Ángeles, de todos los lugares, está invirtiendo en transporte público como sistemas ferroviarios y líneas subterráneas”, dice Lord. “Eso es bastante increíble”.

¿Son los vehículos eléctricos realmente la solución?

En las conversaciones sobre sostenibilidad, los vehículos eléctricos tienden a llamar la atención como alternativas ecológicas, pero la realidad es un poco más complicada (por supuesto).

“Ciertamente son parte de la solución a largo plazo, pero no son la panacea”, dice Lord. “Si todos los automóviles en una carretera congestionada se vuelven eléctricos, todavía hay congestión”. Incluso sin las emisiones de combustibles fósiles que salen del tubo de escape, los frenos y los neumáticos de todos los automóviles emiten partículas tóxicas que afectan la calidad del aire y la salud de las personas. “Perjudica a los pulmones y al torrente sanguíneo de las personas, y eso no desaparecerá si todo se vuelve eléctrico”.

El movimiento más estratégico, dice, está comenzando con los vehículos de reparto y el transporte público. De esa manera, los vehículos eléctricos comienzan a tener un impacto sin presionar a que las personas lo compren.

Susan Shaheen, codirectora del Centro de Investigación de Sostenibilidad del Transporte en UC Berkeley, señala que todavía hay mucho que aprender sobre los vehículos eléctricos. “Se necesita más investigación sobre las emisiones del ciclo de vida de las tecnologías eléctricas, incluida la fabricación, el reemplazo, el reciclaje y la eliminación de baterías”.

Y los vehículos eléctricos son tan limpios como la red que los alimenta. Los combustibles fósiles todavía generan la mayor parte de la electricidad del mundo. “Invertir en vehículos eléctricos está relacionado con invertir en fuentes de energía más limpias y renovables”, dice Shaheen.

Un área que parece prometedora es la llamada “micromovilidad”, como las bicicletas eléctricas y los scooters. Estas opciones no ocupan espacio en las calles y carreteras y se mueven más rápido que sus contrapartes analógicas.

Las ciudades deben reaccionar rápidamente para comprender cómo influyen en el panorama actual de la movilidad. “En el Reino Unido, están probando e-scooters para comprender si deben circular en la calle y para asegurarse de que no sean perjudiciales para las personas que caminan o andan en bicicleta”, dice Lord.

Cambiando hacia la movilidad compartida

Compartir viajes también es clave para un futuro más verde, pero cambiar el comportamiento en lugares donde la propiedad de automóviles privados aún domina (como los EE. UU.) y lograr que muchas personas lo hagan no siempre es fácil, especialmente durante una pandemia en que hay que cumplir con el protocolo sanitario.

Pero incluso ahora, el uso compartido del automóvil es un caso beneficioso. No solo saca los coches de las calles y carreteras; sino que ayuda a llenar un vacío en el transporte para las personas que no tienen un transporte público confiable, incluidos los trabajadores esenciales.

“Tenemos muchos hospitales en los EE.UU. que no tienen un buen acceso al transporte público. Y hay personas con funciones críticas que no necesariamente pueden pagar un automóvil. ¿Cómo se asegura de que esas personas puedan ir a trabajar?”, dice Stober. “El uso compartido del automóvil es ideal en esa situación, porque con un gran empleador como un hospital, es probable que haya personas que vivan en la misma ruta”. Esas personas pueden formar grupos en los que se sientan seguros y, a medida que más personas se sientan cómodas compartiendo viajes de nuevo, los viajes compartidos pueden ayudar a redefinir los desplazamientos diarios una vez que la pandemia se calme, lo que incluye hacerlos más sostenibles.

También es importante recordar que la movilidad compartida no siempre significa compartir espacio en un autobús o en un automóvil. Cualquier transporte que use pero que no sea de su propiedad es técnicamente un viaje compartido. Eso significa que los autos, bicicletas y scooters se consideran parte de los servicios de viajes compartidos. Mejor aún, pueden hacer que la opción original de uso compartido — el transporte público — sea más viable.

“Lo emocionante de las nuevas opciones de uso compartido es que amplían la utilidad del transporte público”, dice de la Peña. “No solo está limitado al camino del autobús — usted puede alquilar una bicicleta o scooter el resto del camino”.

Incluso si su familia necesita automóviles para moverse, compartir más de ellos puede ayudar a aligerar la carga. “Los estudios demuestran que los servicios de uso compartido de automóviles pueden reducir la necesidad de tener un segundo automóvil”, dice de la Peña. Sin duda, es más barato y mejor para el medio ambiente.

Hábitos de transporte ecológicos que todos pueden probar

Si vive en un lugar donde conducir es lo más conveniente o la única forma de moverse, no se preocupe. Todavía hay cosas que puede hacer para que sus viajes diarios sean más sostenibles sin la necesidad de un cambio significativo (cómo reemplazar su automóvil por un vehículo eléctrico) que quizás no esté listo o no pueda hacer.

Creelo: “caminar a menudo se pasa por alto”, dice Shaheen. “Las personas a menudo conducen para viajes cortos o incluso mueven sus vehículos de un lugar a otro en un centro comercial, en lugar de caminar”.

Además de compartir el automóvil y usar vehículos eléctricos cuando sea posible (algo a considerar la próxima vez que alquile un automóvil), Shaheen también estimula a las personas a exigir un transporte más receptivo, como el micro tránsito, de los gobiernos locales.

También podemos ser más conscientes de cómo viajan nuestras mercancías. Es hora de repensar nuestras preferencias de entrega. “¿Realmente necesita su paquete al día siguiente?”, Lord pregunta. “Las empresas suelen satisfacer las necesidades de los clientes, así que es un gran paso que las personas pueden dar”.

“Los empleadores tienen el deber de ayudar a las personas a comprender la forma más sostenible de llegar al trabajo y también a ser proactivos al respecto”, dice Lord. Su recomendación es que los empleadores ayuden a subsidiar el costo del transporte compartido y el transporte público u ofrecer horarios de trabajo flexibles para ayudar a reducir la polución y la congestión.

Imagina un futuro con opciones de transporte más ecológicas

Es hora de que las ciudades imaginen cómo podemos recuperar el espacio que se ha utilizado para las calles y carreteras. Y hay muchos modelos de cómo podría ser el futuro: Estocolmo prohibió los automóviles diésel en el centro de la ciudad, Seúl transformó un paso elevado de una autopista en un parque y París está trabajando para convertirse en una ciudad transitable en 15 minutos.

Lord señala que la pandemia ciertamente ha obligado a la gente a ver cómo sus ciudades pueden ser diferentes. “Los últimos meses han cambiado los hábitos de muchas personas, que es una de las cosas más difíciles de hacer”, dice.

También se está produciendo un cambio cultural, especialmente entre las generaciones más jóvenes. “Las solicitudes de licencias de conducir entre los adolescentes han bajado”, dice de la Peña. “Para la Generación Z, el automóvil no es libertad — los teléfonos sí lo son. Ahí es donde pueden usar aplicaciones de viajes compartidos y llamar al transporte”.

Este Día de la Tierra, en lugar de preocuparse solo con su huella de carbono, haga un plan sobre cómo puede cambiar sus propios hábitos y comenzar a estimular el uso del transporte público en su comunidad.

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