¿El año de la naturalidad?
Así como Pantone -en la moda- elige los colores que predominaran en toda la temporada del año, la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) determinó que el 2016 sería el año de la naturalidad en cirugía plástica. El texto del reportaje hace hincapié en que “Atrás quedan las tallas grandes de pecho, los rostros sin capacidad de gesticular y los labios excesivamente cargados de rellenos. La naturalidad será el principal objetivo de los pacientes de la cirugía plástica en España durante este año”.
Siguiendo la línea del texto, me pregunto: ¿Cuándo en nuestro país podremos determinar el año de la naturalidad? Creo que debemos empezar por mirar cómo ha evolucionado la medicina estética y cómo estos avances han aportado a que cada vez más los procedimientos sean menos perceptibles al ojo humano.
Desde mis inicios en esta carrera, he tratado de mantener una línea de distinción y poder operar a mis pacientes completamente enfocado a resultados armónicos. Los senos con un tamaño moderado y que vaya acorde con tus medidas proporcionarán una caída perfecta sin quebrantar la coherencia corporal. Los mejores resultados nunca vienen acompañados de exageraciones.
Como profesional de la medicina, es mi tarea asesorar de la mejor manera a mis pacientes, para que cada uno de ellos se sienta en confianza y tenga la seguridad de que su caso es tratado con el mayor respeto posible. Sin embargo, aunque el deseo de la paciente sea resaltar alguna parte de su cuerpo de forma desproporcionada, me esfuerzo en explicar la razón médica por la que el camino del exceso nunca llega a un final feliz.
Procedimientos como los hilos de Silhouette Soft Lift o formatos de implantes anatómicos son ya un precedente al momento de exigir naturalidad en los procesos quirúrgicos, direccionados a esa belleza eficiente, donde hay un menor trauma al cuerpo y donde los resultados son más perdurables.
Te guste o no, las desproporciones físicas (aunque los medios generalmente te digan lo contrario) traen consecuencias negativas a corto o largo plazo; pero al final (te guste o no) la naturalidad no la elegirás tú, sino tu cuerpo.
