¿Qué tienen en común el diseño centrado en el usuario y una candidatura presidencial?

Martín Thompson
Wolox
Published in
5 min readAug 8, 2019

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Mi relación con la política no es muy cercana. Siempre me generó mucho conflicto interno el momento de decidir qué fórmula presidencial me convencía más para gobernar el país donde resido. Hoy, a días de las elecciones primarias en Argentina y volviendo a repetirse ese ciclo, no fue la excepción a esta sensación interna de incertidumbre y poca convicción de las opciones que hay para elegir.

Mucho se habla de la metodología del diseño aplicada a productos digitales pero también podemos aplicar estos procesos a casos de nuestra vida cotidiana. Uno de los primeros pasos del diseño centrado en el usuario es empatizar, ponerse en la piel del otro. Este puntapié es lo que me llevó a pensar cómo podría abordarse una presidencia centrada en los habitantes. ¿Cuál sería el partido que cumpliese mis expectativas? ¿Qué responsabilidades tiene hoy una persona al presidir todo un país?

Aviso importante: esto es una mera fantasía, una aproximación que no pretende ser concluyente para acercar dos disciplinas que podrían parecer distantes.

1. Entender a la población

Antes que nada, debo conocer a la gente que vive en el territorio que voy a liderar: los diferentes segmentos de edad, su día a día particular, sus aspiraciones, deseos y necesidades y qué orden de prioridad tienen, qué les interesa y qué no. Si bien cada persona es única, necesitamos encontrar patrones y empezar a agrupar generalidades en base a diferentes factores que se repiten. Esto no es sólo quedarse con lo que dicen las personas individualmente, ni los medios masivamente. Hay que ahondar un poco más allá y hacer, no una, sino varias investigaciones y análisis para entender realmente las problemáticas y así poder tener la mejor noción posible de qué es lo que están necesitando.

2. Benchmark contextual

También, tengo que saber cuál es la situación actual: ¿quién está presidiendo hoy y por qué fue elegido? ¿Cuál es la historia y el trayecto que viene recorriendo el país y cómo éste funciona a nivel internacional? ¿Qué otros países tengo cerca y cómo se interrelacionan? ¿Cómo es el folklore que los atraviesa y cómo se articulan sus recursos y la población? ¿Qué relevancia tiene mi país en relación a otros?

Como diseñadores cuando trabajamos con nuestros clientes de diferentes trayectorias y rubros tenemos que entender, por ejemplo, quiénes están liderando en el mercado del turismo, salud o financieras, conocer sus representantes a nivel nacional e internacional, qué es lo que la gente valora de cada uno y qué oportunidades de mejora también pueden llegar a tener. Generalmente los clientes vienen con referencias de otras empresas o productos, que son los que ya todos conocemos, pero hasta esos mismos tienen grandes espacios donde se puede trabajar y mejorar la experiencia que brindan al usuario. Analizar y pensar estratégicamente nos va a posicionar mejor a nivel competitivo con menos fricción o errores.

3. Conocer mis recursos

No puedo prometer algo que no voy a cumplir. Tengo que planificar y organizar en base a lo que el país ofrece y también encontrar debilidades y fortalezas. ¿Cuáles son esos recursos geográficos, económicos, culturales, turísticos y sociales que tengo que conocer para destacar, realzar y generar acciones?

Lo mismo pasa a la hora de diseñar con un objetivo y propósito claro: es necesario saber qué tiempos tengo y por dónde es necesario comenzar para tener una base sólida con la que poder trabajar. En base a las herramientas y recursos tengo que explorar qué diferentes iniciativas voy a generar o qué problemáticas voy a abordar. También conocer el potencial de mi producto y explotarlo. A esta altura ya debería saber cuál es el panorama general y tendría que priorizar dónde agregar valor a mi producto y marcar un diferencial en el mercado (o en el país).

4. Fórmula multidisciplinar

El diseño es un trabajo colaborativo. Así como trabaja el gobierno entre las funciones políticas y administrativas, necesito un equipo de diversas ramas y formaciones que atraviesen todo el proceso y tener una mirada más global y enriquecida para un mejor accionar.

Hoy por hoy, en Wolox, dentro de un equipo de trabajo podemos encontrar tanto diseñadores gráficos e industriales, como economistas, sociólogos y comunicadores sociales, todos trabajando para un mismo fin pero aportando su granito de arena con diferente bagaje de trasfondo, comunicándonos y llevando el proceso de diseño todos de la mano.

5. Validación e iteración

Una vez analizado todo y obteniendo un enfoque y oferta diferencial, tengo que validar todas las hipótesis y suposiciones que se estén generando y llevarlas a la realidad. Puedo empezar a probar esto no a nivel país sino con una provincia o un grupo reducido de provincias. En base a los resultados, tengo que medirlos y relevar posibles oportunidades de mejora, iterar el proyecto y así seguir avanzando hasta una candidatura presidencial. Es necesario generar un ciclo de trabajo donde permanentemente se esté trayendo de nuevo la voz y necesidades de la gente para generar un real valor. Hay un trabajo más minucioso, profundo y prolongado que hay que realizar para encontrar la fórmula exitosa que culmine en la aceptación y, con mayor éxito aún, incorporación ó fidelización.

Sería bueno dejar de ver el diseño y la experiencia de usuario como una técnica o metodología desarraigada de nuestra vida cotidiana. Nos atraviesa constantemente en diferentes situaciones y teniendo en cuenta el método y proceso, podemos empezar a tener afinidad con un procedimiento y pensamiento lógico asociado al mismo.

El gran potencial del proceso de diseño centrado en el usuario es que nos ayuda a empatizar con las personas. ¿Le vendría bien a la política emplear estas mismas metodologías? ¿Qué otros ámbitos serían más productivos si replicaran un proceso similar?

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