Wolox Innovation Lab

Federico Ramundo
Wolox
Published in
5 min readOct 27, 2016

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Desde el comienzo, en Wolox trabajamos muy de cerca con nuestros partners y clientes para aplicar la tecnología como solución a problemas de lo más variados. A medida que fuimos creciendo, esta expertise nos dio la oportunidad de emprender dentro de la empresa.

Así nació el Innovation Lab: nuestro propio espacio para experimentar con nuevas tecnologías, encarar ideas y productos fuera de nuestras actividades cotidianas; al mismo tiempo de investigar nuevas metodologías de trabajo. El equipo, que es rotativo, luego lleva estos aprendizajes al día a día y al trabajo que realizamos con nuestros clientes.

Pero, ¿cómo llevamos a cabo este tipo de proyectos y así poner en práctica la innovación y creatividad al interior de la empresa?

Entender el desafío

Aunque parezca trivial, el primer paso para encarar un nuevo proyecto, es plantearnos cuál es el desafío sobre el que queremos trabajar. El desafío tiene que ser lo suficientemente amplio para no sesgar la generación de ideas y lo suficientemente específico para que la validación posterior tenga sentido.

Por otro lado, no debemos perder el foco en el usuario, y esto es importante no sólo al comienzo sino durante todo el proceso de ideación e implementación. No importa si el producto termina siendo una app, un dispositivo, o un simple formulario: siempre debe estar centrado en el usuario.

Un desafío como “desarrollar una app mobile para permitirle a los oficinistas pedir delivery de su almuerzo a los restaurants de Palermo” es demasiado específico y sesgado: contiene parte de la solución. Por otro lado, si simplemente nos planteamos “desarrollar una app de comida”, el foco es demasiado amplio, no nos permite ver una problemática o necesidad puntual. Un desafío más interesante sería “cómo conectar a los trabajadores con los restaurantes de la zona para almorzar”.

En Wolox, comenzamos el año planteándonos dos desafíos que surgieron de dos inquietudes diferentes. Por un lado, podíamos observar que mientras Facebook y YouTube habilitaban la posibilidad de compartir videos en 360º a todos los millones de usuarios de las plataformas, muy pocos podían costear las cámaras especialmente diseñadas para generar contenidos 360º.

Detrás del desafío de achicar la brecha entre la reproducción de contenido 360 o VR y la generación del mismo, surgió Deglee, la primera aplicación para dispositivos Android que permite a cualquier usuario crear videos 360º utilizando sólo la cámara de su smartphone en cualquier momento y en cualquier lugar.

El segundo desafío que nos planteamos estuvo relacionado a crear una experiencia en Realidad Aumentada que pueda ser disfrutada por gente de todas las edades y que, a diferencia de la mayoría de las ofertas en mercado, incluyera la posibilidad de interacción con otros jugadores. Esta idea fue tomando forma hasta desarrollar ArHock, el primer juego de hockey de mesa en Realidad Aumentada multijugador.

Idear, prototipar y validar

El siguiente paso, luego de plantear nuestro desafío es idear maneras de resolverlo. Para ésto solemos utilizar distintos procesos de Design Thinking, que usualmente separamos en una etapa de divergencia y otra de convergencia, para finalmente obtener algunas alternativas para la posible solución del problema.

En Wolox somos fuertes seguidores de las metodologías Lean: si vamos a fallar, fallemos rápido. Es por ésto que necesitamos validar nuestras ideas lo antes posible: no podemos esperar a tener un producto implementado, luego de semanas de desarrollo sólo para darnos cuenta de que no funciona. Siempre haciendo foco en la validación de hipótesis y no en la estética, muchas veces alcanza con un prototipo con papel, cartón o cualquier herramienta que tengamos a mano.

En el caso de Deglee, las ideas iniciales fueron varias: deformar videos con lentes fish-eye, ubicar imágenes espacialmente (al estilo Sprayscape), o hasta espejizar videos. Cada una de estas ideas fue prototipada y validada con pruebas de usuario rápidas y aunque ninguna de ellas se incluyó en la versión final, fueron claves en el proceso de creación.

ArHock, por otro lado, nació luego de probar varias ideas relacionadas con diferentes juegos y arcades. Uno a uno, los fuimos descartando después de validar aspectos técnicos y experiencia de usuario (que podía ser muy compleja: metegol en Realidad Aumentada, por ejemplo).

Definir el producto

Luego que logramos validar la idea, especificamos nuestro producto o solución en base a ella. Es el momento para tener en cuenta el alcance. En el caso de productos tecnológicos, esto incluye las funcionalidades, su estrategia de mercado y comunicación, su monetización, y cualquier otro aspecto que aclare el horizonte para que podamos poner el foco en lo que queremos lograr con nuestro proyecto.

Es importante definir el core del producto, aquello que es indispensable para darle al usuario el valor agregado que queremos ofrecerle: un MVP (Minimum Viable Product). ¿Por qué? Porque de esta manera podemos validar lo antes posible lo que nos interesa.

Desde el comienzo, nos fijamos objetivos y milestones para decidir sobre la viabilidad del proyecto a mediano plazo: por cada proyecto que elegimos desarrollar, muchos otros quedan afuera. Si se tienen políticas claras para poder discontinuar un proyecto, entonces es más fácil tomar la decisión
y así, tener recursos para destinar a otros emprendimientos cuando falle..

Experimentar y diseñar

Recién con todos estos planteos resueltos, es cuando comenzamos con el diseño de la experiencia de usuario y la interfaz de nuestro proyecto. Muchas veces el error al encarar un proyecto es arrancar por esta etapa, sin antes tener definido el producto ni haber validado la idea.

Iterar, iterar, iterar…

Con estos aspectos cerrados, el siguiente paso es el desarrollo del producto per se. En nuestro caso siempre trabajamos con una adaptación de la metodología ágil Scrum para poder iterar el proyecto y seguir validando a cada paso.

Asignamos un equipo de desarrollo al proyecto, así como también alguien que vele por su calidad técnica (CTO) y su rumbo general (CEO). ¿Por qué son necesarios estos roles en un proyecto interno? Porque de otra manera el poder de decisión estaría concentrado en los responsables del área de Innovación, e indirectamente sobre el Directorio de la empresa. El objetivo es que si el proyecto cumple con los objetivos planteados inicialmente, se convierta en una empresa propia (spin-off).

En los últimos años, tuvimos algunas experiencias que salieron de nuestro Lab y hoy son emprendimientos IoT con todas las letras: Syrmo, un tracker que reconoce los trucos de los skaters y los conecta mediante una app, y Oliver, un dispositivo que mide y analiza distintos parámetros de los jugadores de fútbol semi-profesionales.

Ahora es tu turno

No importa dónde trabajes, ni el tamaño de tu empresa, la innovación es un requisito fundamental para mantenerse a la altura de las expectativas del mercado. No deja de ser una apuesta (con todos los riesgos que eso implica), pero el intra-empreendedorismo es sobre todo una inversión, que hace crecer al equipo profesionalmente, tanto en lo técnico (en el caso de empresas de tecnología) como en aspectos de negocios y networking.

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Federico Ramundo
Wolox

Technical Leader @Wolox. Passionate about technology, video games, VR & AR.