“Ahora sueño en grande”

Hace unos meses atrás, la vida de Adán era sólo sembrar para poder alimentar a su familia, pero ahora todo eso ha cambiado.

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Adán Virgilio Martinez y su hijo en su sembradío de rábanos. Foto: WFP/Argentina Lopez

Adán Virgilio Martinez era un pequeño productor de subsistencia en su comunidad de La Majadita, El Salitre en el Municipio de Corquín Copan, Honduras.

Su comunidad se ubica en el Corredor Seco, una zona que comparte Honduras con las vecinas Guatemala, El Salvador y Nicaragua, y que es altamente vulnerable a las variaciones climáticas. Tan vulnerable que un retraso o un adelanto de las lluvias en la época de siembra del maíz y el frijol, conocida como “La Primera”, determinará si Adán y su familia tendrán reservas de alimentos para el resto del año.

Gracias a la asistencia técnica y apoyo recibido a través de la alianza de cooperación entre Cargill/WFP/USAID, Adán fue beneficiado con un sistema de riego que le ha permitido mejorar y diversificar su producción sembrando además de frijol y maíz, otros cultivos en su pequeña parcela como tomates, camote, habichuela, pepino, ayote y rábanos.

“Me siento muy feliz de ser parte de este proyecto, porque no solo hemos mejorado los ingresos en nuestros hogares, nos hemos organizado como pequeños productores en mi comunidad y lo más importante y valioso son todos estos conocimientos que antes no teníamos”, nos dice Adán

Adán junto a otros nueve productores venden su producción a través de la Mancomunidad Higuito para fortalecer el Programa Nacional de Alimentación Escolar, que beneficia a los niños de su comunidad y comunidades vecinas. También reciben capacitaciones constantes y así resuelven sus dudas y problemas técnicos.

“Mi sueño ahora es ser también productor de lácteos. Gracias a los ingresos que he recibido con la venta de mis productos a este proyecto quiero comprar dos vaquitas y dedicarme a la venta de queso y mantequilla” nos dijo con una enorme sonrisa.

El fortalecimiento a pequeños productores en Corquín, Copan y Azacualpa, Santa Bárbara, es parte de las acciones que se han venido implementando en beneficio de 6.100 niños de niveles pre básico y básico en 121 centros escolares en estos municipios.

Gracias a Cargill y USAID, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) trabaja para construir resiliencia y asegurar los medios de vida de familias hondureñas a lo largo del Corredor Seco.

Este artículo fue escrito con contribuciones de Argentina López.

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Hetze Tosta
Historias del Programa Mundial de Alimentos

Periodista con más de 20 años de experiencia, responsable de comunicaciones y relaciones con socios y cooperantes en WFP Honduras.