Construyendo resiliencia a orillas del Caquetá
Danilo produce sus propias verduras para alimentar a su familia en la comunidad de Solano, Caquetá, Colombia, con apoyo del Programa Mundial de Alimentos
“A mi edad de 73 años, ya no me dan trabajo, y gracias a estas actividades de WFP, que me ayudan a mí, mi comunidad y mi familia, me siento útil”
Danilo Jiménez, de 73 años, fue desplazado desde 1998 en Colombia hasta que se reubicó en Solano. Ahora cultiva diversas verduras, como el pepino, en un huerto comunitario que le permitió obtener trabajo vendiendo el excedente. Usa el dinero para comprar otros productos que no produce, y tiene una alimentación variada y saludable para sí mismo y su familia.
Con fondos de USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo International) y Alemania, el Programa Mundial de Alimentos introduce un proyecto para fomentar la alimentación nutritiva entre las familias y lazos comunitarios.
“Antes de WFP no tenía acceso a verduras, solo comía arroz y papa. He sentido el cambio en mi salud desde que empecé a comer de manera más saludable, incorporando las verduras a mi comida diaria.”
El proyecto promueve la resiliencia, el mejoramiento de medios de vida y la adaptación al cambio climático, con el objetivo de propiciar el desarrollo económico para mejorar las condiciones de seguridad alimentaria y nutricional igualitaria, y recuperar las tierras en las microcuencas.
Además, se procura crear una comunidad armónica en donde los hombres y las mujeres puedan expresarse libremente, con sus experiencias y anécdotas en relación con el tema de género, en espacios que favorecen la inclusión de toda la familia en los procesos de reforestación y producción. Aumentar la capacitación de las familias y mejorar las condiciones ambientales del territorio son resultados que WFP prevé para mejorar la condición de vida de la gente como Danilo que está trabajando en Solano.
“Yo aconsejo a las personas para que comamos mejor, pero también los invito a trabajar en la producción de alimentos a cambiar su estilo de vida y mejorar nuestra seguridad alimentaria.”
Historia relatada a Camilo Vargas, monitor senior de campo en la suboficina de Florencia, Caquetá, Colombia.