La esperanza no tiene precio
El Huracán María dejó un mar de casas sin techo y árboles destruidos a su paso. Pero, además, casi invisible a simple vista, una gran cantidad de personas son parte de los restos del Huracán.
Nuestros beneficiarios Paula y Marc explicaron cómo las transferencias monetarias de emergencia no solo les ha permitido comprar bienes para satisfacer sus necesidades esenciales, sino también para obtener fuerza y esperanza invaluables.
Inmediatamente después del Huracán María, muchas personas no solo perdieron sus bienes materiales, sino también experimentaron traumas emocionales y psicológicos por causa del desastre. Paula (51) dice que su salud mental se vio severamente afectada y recurrió al alcohol para lidiar con la desesperación total que sentía. Su casa fue destruida, y ella junto a sus seis hijos encontraron resguardo en la escuela local que se había transformado en un refugio de emergencia. Después de pasar unos meses en el refugio, su hijo mayor tomó la iniciativa de construir una pequeña casa con materiales que el huracán había esparcido por las calles y montañas de Dominica. Sin embargo, el nuevo hogar de Paula carece de muebles y electrodomésticos básicos, y ella y sus hijos se ven obligados a dormir en el piso.
Mientras Paula ahorra para camas y colchones para reconstruir su casa, está agradecida por la independencia recientemente adquirida que le han otorgado las transferencias monetarias de emergencia. Ella dice que sus hijos también están felices.
En una reciente discusión grupal, Paula describió apasionadamente la importancia de la transferencia monetaria: “El efectivo fue una bendición. Se lo aseguro”. Explicó que el efectivo le ha dado esperanza y fortaleza, lo que le permitió retomar el rumbo, comenzar a enfrentar su nueva realidad lo mejor que pudo y superar su hábito de beber.
Paula está registrada en el Programa de Asistencia Pública del Gobierno y, por lo tanto, fue seleccionada automáticamente como receptora de efectivo de emergencia. Con el apoyo de WFP y UNICEF, el Gobierno distribuyó entre diciembre de 2017 y febrero de 2018 dos transferencias monetarias a los hogares identificados como los más vulnerables. Hasta el momento, más de 6.500 familias han recibido dinero en efectivo para ayudarles a recuperarse.
Como padre soltero de dos niños y con daños severos en su casa, Marc (42), también calificó para la transferencia monetaria de emergencia. El huracán no solo dañó el techo de Marc, sino que también inundó su casa y destruyó sus cultivos y su bote. Cuando lo conocimos, Marc recibía una transferencia monetaria de emergencia a través del consejo local de la aldea.
Marc nos invitó a su casa, donde nos mostró su equipo de pesca y su huerto restaurado. Marc cubrirá sus necesidades inmediatas con el efectivo, mientras que otros miembros de la comunidad planean reinvertir su efectivo en los mercados locales, beneficiando aún más a pequeños agricultores y pescadores como Marc. Explicó lo desanimado que estaba por el caos después del huracán y cómo su increíble ética de trabajo junto con las transferencias monetarias de emergencia le dieron fuerza. Marc dijo que las mismas se destinarán a sus hijos; principalmente para comida y ropa, pero también para su educación. Aspiran a convertirse en doctor y policía.
Paula y Marc han soportado las peores adversidades de la vida debido al Huracán María. Las transferencias monetarias de emergencia sin duda ayudarán a aliviar algunas de sus cargas al satisfacer sus necesidades inmediatas de alimentos, salud, vestimenta y la educación de sus hijos. Además, se beneficiarán de un atributo a menudo pasado por alto de las transferencias monetarias: el impacto positivo en la salud mental y el bienestar que conlleva la independencia, la fortaleza y la esperanza recién descubiertas.
