De mi huerto a la escuela

Adriana Tambaco, 24 años

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Adriana Tambaco, una pequeña agricultora ecuatoriana, nos habla de cómo sus alimentos frescos aportan al desarrollo de su comunidad y de niñas y niños en la provincia de Imbabura.

En Ecuador, la agricultura es una de los principales medios de vida, pues emplea al 28,5% de la población económicamente activa, porcentaje que se eleva al 68,5% en las zonas rurales. En este sentido, las mujeres tienen un alto índice de incidencia ya que representan aproximadamente al 43% de la población empleada en este sector (SENPLADES, 2014).

Foto: WFP/Alejandra León
Foto: WFP/Luis Romero

Conscientes de la relevancia de los pequeños productores en la economía familiar, local y nacional, el Programa Mundial de Alimentos en Ecuador ha vinculado desde 2015 a 114 pequeños productores a los programas de alimentación escolar. La compra a las asociaciones de pequeños productores busca fortalecer sus medios de vida e incrementar sus ingresos económicos, mejorando su seguridad alimentaria y nutricional y la de miles de niñas y niños en las áreas rurales más vulnerables en donde el PMA complementa el Programa de Alimentación Escolar del Gobierno del Ecuador.

Foto: WFP/Luis Romero

En la Provincia de Imbabura, Adriana Tambaco es parte de la asociación Alimentando con Sabiduría (ASESORALASAB). Desde el año 2016, la ASESORALASAB es parte del modelo integral de asistencia del Programa Mundial de Alimentos en Ecuador y entrega productos frescos y nutritivos a 8 unidades educativas; en donde 1.273 niñas y niños reciben almuerzos escolares preparados por madres y padres de familia que son parte del Comité de Alimentación Escolar.

Adriana resalta como la asociación de los pequeños productores les ha entregado seguridad al momento de sembrar y vincularse a nuevos mercados “hemos podido acceder a nuevos circuitos de comercialización como lo es el trabajo que realizamos con el Programa Mundial de Alimentos en los centros educativos de Imantag”.

Foto: WFP/Luis Romero

“Ser parte de la asociación nos permite a los pequeños productores tener una mayor estabilidad económica y mejorar nuestra productividad. Ahora sabemos el valor de nuestros productos y los comercializamos a precios justos lo que nos permite sembrar e invertir nuestro capital en la tierra sin muchos riesgos,” menciona Adriana mientras organiza los productos que serán distribuidos en las escuelas de la zona.

Foto: WFP/Luis Romero

El trabajo conjunto con las asociaciones de pequeños productores locales les permite a ellos y a sus comunidades convertirse en actores competitivos en los sistemas de mercado local y nacional. Además, fortalece la economía local, aumenta la resiliencia y la productividad de las comunidades rurales.

Foto: WFP/Luis Romero

“Me gustaría que nuestra asociación crezca y que más agricultores de Imantag se unan a esta iniciativa; porque el trabajo conjunto y con organizaciones como el PMA nos permite salir adelante y afrontar las dificultades económicas que sufren muchas familias de mi comunidad,” señala Adriana con gran alegría en su rostro.

Foto: WFP/Luis Romero

Ahora, por medio del apoyo técnico que le brinda el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Programa Mundial de Alimentos y el Gobierno Descentralizado de la Provincia de Imbabura, la asociación “Alimentando con Sabiduría” busca emprender un nuevo sueño con la implementación de un pequeño restaurante en donde puedan usar los productos de sus huertos para preparar recetas nutritivas y sanas, promoviendo las prácticas culinarias ancestrales con platillos tradicionales de la zona.

“Esta iniciativa nació de la riqueza de nuestra tierra y nuestros productos, además de la necesidad de que nuestra asociación crezca cada vez más,” nos comenta Adriana, quien anhela iniciar con este nuevo emprendimiento.

Foto: WFP/Luis Romero

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