Drones: capacitar al personal humanitario para el mundo real

Un taller de drones para 54 participantes de 16 países se convirtió en adrenalina pura cuando pasaron de lo abstracto a lo práctico.

Tej Rae
Historias del Programa Mundial de Alimentos
5 min readJul 31, 2019

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Ejercicios de práctica en El Salvador. Foto: WFP/Katarzyna Chojnacka

Las luces estaban apagadas cuando 54 participantes ingresaron a la sala de conferencias en el penúltimo día del primer entrenamiento regional de drones para Centroamérica. El sonido de las sirenas llenaba la habitación. Pedazos de periódicos desordenados cubrían el suelo y las mesas.

“Encuentren su grupo”, instruyó con voz urgente uno de los entrenadores, un experto en misiones para el Programa Mundial de Alimentos (WFP). El personal de los ministerios de respuesta a desastres, aviación civil, WFP y otras organizaciones humanitarias en Honduras, Guatemala, República Dominicana, El Salvador y Panamá, intercambió miradas de confusión. Los susurros circularon, cuestionando por qué este día era tan diferente de los otros siete, por qué el estado de ánimo relajado entre compañeros cambió a “manos a la obra”.

Un resumen de noticias se presentó en la pantalla, informando al personal que había ocurrido un terremoto, seguido de ciclones e inundaciones, así como elementos guerrilleros y personas internamente desplazadas que atender.

Todo lo que el grupo había aprendido hasta ahora — cómo volar un vehículo aéreo no tripulado o drone, tomar fotos, mapear juntos y más — se pondría a prueba durante esta simulación. Se les menciona que los escenarios que encontrarán se basan en eventos reales de los últimos seis meses. Las principales fuentes son los ciclones Idai y Kenneth, que afectaron a Mozambique en marzo y abril de 2019. La simulación es práctica, pero no es abstracta.

Un equipo se reúne antes de volar el drone. Foto: WFP/Katarzyna Chojnacka

El grupo representa a 16 diferentes organizaciones de seis países de América Central, y ha finalizado los dos primeros segmentos de la capacitación, Volemos (Let’s Fly) y Mapeemos (Let’s Map). Este fue el tercer día de Coordinemos (Let’s Coordinate). Si Let’s Fly trata sobre cómo pilotear drones, y Let’s Map se enfoca en cómo hacer mapas con fotos tomadas por el drone, Let’s Coordinate trata sobre logística, consideraciones de seguridad, protección de los derechos humanos y otros aspectos administrativos que son parte integral del programa.

Antes de despegar un drone, se realizan consultas prolongadas con las autoridades de aviación civil y el ministerio de respuesta a desastres para determinar en dónde y cuándo se pueden volar los drones legalmente. Por ejemplo, la mayoría de los países prohíben volar cerca de los aeropuertos, así como en las zonas designadas para vuelos. La protección de datos es otra prioridad, dado el derecho a la privacidad, protegido por tratados y convenciones internacionales.

Mientras tanto, las condiciones empeoraban en la sala de conferencias. Hubo un corte de energía, y todo el personal tuvo que desconectar sus computadoras portátiles. La carga de batería que poseen tendrá que ser suficiente para cumplir con sus funciones de líder de equipo, oficial de administración de información, oficial de seguridad de vuelo, oficial de logística, oficial de comunicaciones y otros. Algunos se ponen sus chalecos y gafas de vuelo y cruzan la concurrida calle frente al hotel para mapear una granja; otros descargan las fotos tomadas para procesar mapas 3D. Los planes de vuelo están establecidos. Comunicados de prensa redactados. Informes preparados.

Recuerda cargar las pilas. Foto: WFP/Katarzyna Chojnacka

“Estén seguros y diviértanse”, se les dijo a los equipos, pero justo cuando estaban aprendiendo sus roles, fueron rotados en nuevos grupos, donde tenían que probar nuevos y diferentes roles. Antes de que terminara el día, hubo cuatro rotaciones.

Apareció un “periodista”, que cuestionó a un miembro del equipo sobre los rumores de que se había visto a trabajadores de asistencia humanitaria tomándose fotografías y riéndose. “¿Estaban tratando a la población local con suficiente respeto?” Ella quería saber. Mientras que algunos participantes tenían los medios para pedirle al periodista que dirigiera sus preguntas al oficial de comunicaciones, otros fueron tomados por sorpresa. Esto también, es una parte crucial de las emergencias del mundo real.

Después de una noche de descanso y tiempo para reflexionar, cada equipo se reunió para discutir lo que aprendieron de la simulación, que luego se compartió con todo el grupo del taller.

Preparándose para fotografiar un campo desde arriba. Foto: WFP/Katarzyna Chojnacka

“Fue difícil adaptarse al ambiente caótico”, dijo el portavoz del primer grupo. “El tiempo limitado y la prensa ‘amarilla’ publicaron noticias negativas añadiendo a nuestro estrés. Las barreras del idioma fueron un problema. Cuando nos dimos cuenta de que estábamos realizando múltiples tareas, nos sentimos satisfechos por la simulación realista que nos permitió aprender. Nuestra parte favorita fue volar los drones”.

El grupo dos destacó el compañerismo y trabajo en equipo, que les ayudó a completar la misión, al igual que el valor de compartir recursos. Registraron el progreso de sus grupos por medio de un video de las actividades del día con una banda sonora de hard rock, una elección musical que enfatizó la intensidad del día.

Algunos miembros del grupo tres se unieron tarde a la capacitación, por lo que sus compañeros de equipo se enfocaron en transferir los conocimientos para que se pusieran al día. “Estábamos confiados hasta que nos dimos cuenta de que no sabíamos qué hacer. Algunas personas no tenían computadoras portátiles; algunas baterías no estaban cargadas. Cosas simples resultaron ser muy importantes. Lo mismo sucede en nuestras oficinas”, comentó el participante.

Pequeños pero significativos detalles pueden hacer o deshacer una misión. Este es el valor real de la simulación. “La clave fue la organización y conocer los protocolos”, dijo el participante del grupo cuatro. “Necesitábamos revisar los drones para darnos cuenta de que el lente de la cámara tenía algunos problemas. Disfrutamos trabajando bajo presión. Nos permitió conocernos mejor como equipo”.

La carrera de obstáculos era una parte importante de la simulación. Foto: WFP/Katarzyna Chojnacka

Durante las últimas dos semanas, los tres facilitadores de capacitación apoyaron a los participantes mientras los mantenían en un alto nivel de desempeño. Para completar los ejercicios, Matthew Cua, Clayton Covel y Andrew Peters compartieron sus observaciones sobre el desempeño de los grupos. Los temas en los que se enfatizó giraban en torno a cómo organizar las acciones colectivas: la importancia de la delegación, hacer más preguntas, proporcionar explicaciones más detalladas y cuidarse mutuamente, asegurando que nadie estuviera deshidratado, agotado o sobrecalentado.

Cuando ocurra una verdadera emergencia, los 54 miembros del equipo tendrán una memoria visceral no solo de los aspectos técnicos de una misión de drones, sino de los problemas humanos que marcan la diferencia.

El apoyo del Gobierno de Bélgica, la Universidad de El Salvador, el Equipo de Sistemas de Aeronaves No Tripuladas (UAS) del Programa Mundial de Alimentos y el Clúster de Telecomunicaciones de Emergencia hicieron posible este evento.

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