El rol de WFP frente a sequías en el Corredor Seco de Centroamérica
Unos 10.5 millones de habitantes de la región, de los cuales 60% viven por debajo de la línea de pobreza, se ven gravemente afectados por las variaciones climáticas cada vez más severas.
Debido a su ubicación, la zona que se conoce como el Corredor Seco de Centroamérica es muy vulnerable a los cambios de temperatura de los dos océanos y constituye una de las regiones más afectadas por los cambios climáticos en toda América.
Cuando un choque climático afecta a la región, resulta en pérdida de medios de subsistencia, descapitalización de las economías domésticas, empobrecimiento y migración a centros urbanos sobrepoblados, agravando el ciclo de pobreza.
Con el proyecto PRO-ACT: Respuesta al fenómeno El Niño en el Corredor Seco de Centroamérica, financiado por la Unión Europea, WFP ha realizado esfuerzos en aumentar la seguridad alimentaria y la resiliencia de las comunidades del Corredor Seco, con enfoque participativo y alineado con las prioridades nacionales.
“El proyecto ha producido resultados tangibles, en términos de infraestructura de resiliencia, activos productivos y capacidades — tanto a nivel comunitario como a nivel de territorio” — Evaluación final descentralizada del proyecto PRO-ACT
Algunas actividades del proyecto que han ayudado a las comunidades a recuperarse de las sequías en el Corredor Seco nos muestran el camino a seguir.
Asistencia inmediata a las poblaciones afectadas
WFP está en la primera línea, brindando asistencia alimentaria a personas que sufren por las crisis climáticas. Establecemos rápidamente cuánta comida se necesita y cómo entregarla a los más afectados, para luego proporcionar la asistencia en efectivo, bonos o en especie. Esto es lo que se ha hecho en las comunidades mas vulnerables del Corredor Seco.
Diversificación de los medios de vida
La mayoría de las personas en el Corredor Seco son agricultores que siembran maíz y frijoles. Debido a las sequías prolongadas, ellos se han visto muy afectados por las cosechas perdidas, lo que significa que no tienen medios de subsistencia ni alimentos para llevar a su mesa. Para romper el ciclo de pobreza de los agricultores, WFP ha promovido la diversificación de fuentes de ingresos. Con opciones alternativas como la apicultura o la alfarería, tienen una fuente de ingresos alternativa en caso que las cosechas vuelvan a fallar.
Fortaleciendo la resiliencia y adaptación a los cambios
Además de apoyar a los que necesitan asistencia inmediata, WFP busca alcanzar soluciones duraderas. A través de varios proyectos, como la reforestación y el control de inundaciones, conservación y buena gestión del agua, y la diversificación de los cultivos, WFP ha contribuido a que las comunidades sean mas resilientes frente a los choques climáticos. Estas prácticas permiten a las personas una mejor adaptación en caso de eventos extremos y asegura un cambio que durará para las generaciones futuras.
“Más de 70% de las comunidades participantes fortalecieron su capacidad para manejar riesgos relacionados a choques climáticos.” — Evaluación final descentralizada del proyecto PRO-ACT, 2016–2018
Cuidando el medio ambiente para el bienestar común
WFP se enfoca en que las comunidades del Corredor Seco empleen prácticas sostenibles, como la elaboración de fertilizante orgánico, para cuidar los suelos y el uso sostenible de los recursos naturales. Los suelos más sanos producen mejores cultivos, tanto en cantidad como en calidad, lo que incrementa el acceso a alimentos y el nivel de salud pública.
Adaptando la alimentación a los cambios climáticos
El acceso a la alimentación nutritiva es un eje central para WFP. El intercambio de conocimientos sobre alimentación y nutrición es un aspecto de gran importancia, especialmente en regiones que son propensas a la pérdida de cosechas. WFP también ha ofrecido cursos de cocina, lo que ha ayudado a promover una alimentación saludable y a diversificar la dieta familiar con productos accesibles que vienen directamente de las fincas.
Programas de alimentación escolar
Con la colaboración de los gobiernos, WFP está implementando programas de nutrición escolar en muchas partes del Corredor Seco. Las comidas escolares generan grandes beneficios para los niños, como aliviar el hambre a corto plazo, mejorar la nutrición y ayudar a prevenir el trabajo infantil. Las comidas escolares ayudan a romper el ciclo de pobreza, en tanto que son un fuerte incentivo para enviar a los niños a la escuela y cerrar la brecha de género.
“En Nicaragua, el programa de alimentación escolar distribuyó meriendas escolares a más de 200,000 niñas y niños durante la época de escasez.” — Evaluación final descentralizada del proyecto PRO-ACT, 2016–2018