“El volcán nos dejó sin trabajo y ahora nos falta la comida”

La ceniza que emanó del Volcán de Fuego en Guatemala el pasado 3 de junio y sus secuelas agudizaron la situación de inseguridad alimentaria entre las comunidades de la zona.

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La destrucción de los caminos por la erupción volcánica ha dejado incomunicadas a las comunidades. Eso obliga a las personas a atravesar los ríos para trasladarse cuando las lluvias lo permiten. Fotos: WFP/Héctor Roca

Pintaba a ser un domingo como todos. Un poco soleado por la mañana y nublado por la tarde, pero esa tarde del 3 de junio no llovieron gotas de agua, llovió ceniza volcánica. Luego sobrevino la erupción del volcán de Fuego. La ceniza que descendió sobre viviendas, cultivos, caminos y ríos hizo que el paisaje se asemejara a una fotografía vieja a blanco y negro.

La emergencia forzó la evacuación de más de 12.800 personas de diferentes comunidades asentadas en las faldas del volcán y afectó a miles en los departamentos cercanos: Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez.

El volcán de Fuego muestra en sus laderas las cicatrices de la violenta erupción del pasado 3 de junio. Foto: WFP/Irina Ruano

Obstáculos que impiden que las familias consigan alimentos

“Los ríos de piedras y la materia que tiró el volcán hacia nuestras comunidades nos dejó sin caminos. Nos dejó sin trabajo y ahora nos falta la comida”, nos contó María Carmen, quien resultó afectada como cientos de familias que viven cerca del volcán.

Uno de los afluentes que las familias deben cruzar para comprar alimentos y llevarlos a sus viviendas. Foto: WFP/Héctor Roca

En Escuintla, la erupción destruyó caminos e incomunicó a las comunidades. Las personas que vendían su mano de obra en ingenios azucareros perdieron su trabajo porque los buses no podían transportarlos. Sin empleo no había dinero y sin dinero ya no podían comprar alimentos.

En Chimaltenango, las familias agricultoras de subsistencia perdieron sus cultivos, su principal fuente de alimentos. Además de causar la pérdida del maíz (que se cosecha una vez al año), los residuos de ceniza en la tierra afectarán la siembra de cultivos por los próximos meses.

El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), identificó que 16.932 familias agricultoras fueron afectadas por la caída de ceniza volcánica. Chimaltenango fue el más afectado sumando un total de 9.396 familias.

La inseguridad alimentaria antes de la erupción

El Programa Mundial de Alimentos (WFP) encontró con anterioridad que la población que permanece en las comunidades cercanas al volcán ya presentaban una alta vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria antes de la erupción.

Una evaluación realizada por el WFP, en conjunto con la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), reveló que 830.000 personas eran altamente vulnerables a la inseguridad alimentaria y que, en el período de hambre estacional que inicia a mediados abril y culmina en agosto, su situación podría empeorar. La erupción ocurrió el 3 de junio.

Infografía con datos de la Evaluación de Seguridad Alimentaria y Nutricional (ESAN) 2017.

Efectivo para alimentar a las familias

Como parte de la respuesta a la emergencia, el WFP realizará la transferencia de dinero en efectivo a unas 10.000 personas durante tres meses. María Carmen es una de ellas y vino hasta el municipio de Siquinalá, en Escuintla, para recibir su dinero y comprar sus alimentos en los mercados o negocios locales que cuentan con el abastecimiento necesario para suplir a las familias.

María Carmen es una de las beneficiarias de la respuesta que WFP brinda a las familias afectadas por la erupción del Volcán de Fuego. Foto: WFP/Irina Ruano

“Tengo 12 hijos”, nos contó María Carmen, “les gustan las verduras y las frutas, y con este dinerito me voy ahora al mercado para comprar algunas cositas y preparar caldos con verdura, arroz y otras cosas que sé que alimentarán a mi familia. Esto es un alivio para nosotros porque vamos a comer lo que necesitamos”.

Las transferencias de efectivo ofrecen ventajas, entre ellas que los beneficiarios pueden escoger alimentos frescos y nutritivos, y que el dinero se queda en los comercios locales y beneficia la economía.

Antonia Ramírez nos explica cómo utilizará las verduras que compró con el efectivo que le entregó WFP. Foto: WFP/Irina Ruano

María Carmen asegura que el temor que les dejó el volcán de Fuego todavía permanece entre los lugareños, pero durante los días de entrega del efectivo ese temor se esfuma… por lo menos por algunas horas. La felicidad que se refleja en sus rostros al comprar los alimentos frescos combina perfecto con el colorido de sus trajes indígenas.

WFP continuará con el apoyo dos meses más y acompañará a las familias con educación nutricional para que aprovechen al máximo el beneficio que brinda la compra de alimentos frescos.

Sonrisas capturadas durante la primera entrega de efectivo de WFP en Siquinalá, Escuintla. Foto: WFP/Irina Ruano

Lea más sobre la operación de emergencia del WFP en Guatemala aquí.

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Irina Ruano Mauricio
Historias del Programa Mundial de Alimentos

Passionate about cinematography, crazy ideas and humanitarian work. Opinions are my own.