“Es difícil ser paciente cuando se tiene hambre”

Reflexiones de una refugiada saharaui mientras cocina

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Afaf tiene 27 años, es profesora de quinto grado, y vive en un campamento de refugiados saharauis en la región de Tinduf, al sudoeste de Argelia. Prepara cuscús, plato esencial en la gastronomía saharaui, trabajando la harina de trigo y la cebada a través del tamiz para formar las bolitas características de este plato. “Esta es la parte más difícil en la preparación del cuscús”, explica Afaf. “Hay que frotar fuerte con las manos para abrir la cebada”.

Afaf tamiza la harina de trigo y la cebada para preparar cuscús. Fotos: WFP/Lourdes Melendo (izda.) y WFP/Mustafa Breibi (dcha.)

El sueño de Afaf y su familia es regresar a Smara, su lugar de origen, y tener una vida normal. La paciencia (palabra clave que muchos refugiados pronuncian casi como un mantra) y la confianza en que algún día podrán regresar a su tierra alimentan los sueños de los saharauis, pero Afaf tiene claro que “es difícil ser paciente cuando se tiene hambre”.

La sencilla cocina en la que Afaf prepara el cuscús ocupa una de las pequeñas edificaciones de adobe de la vivienda familiar. En ella se apilan los sacos de alimentos que su familia recibe de WFP, al igual que el resto de refugiados saharauis. Mes tras mes desde 1986, WFP distribuye harina de trigo, cebada, azúcar, legumbres, arroz, guisantes, levadura, aceite… productos básicos no perecederos que sustentan la dieta de los refugiados.

La canasta de WFP maximiza los recursos disponibles para proporcionar un importe calórico adecuado a los refugiados. No es tarea sencilla en una crisis olvidada que se prolonga en el tiempo y para una organización que, como WFP, financia su trabajo con contribuciones voluntarias. Y eso que, como recuerda Romain Sirois, Representante de WFP en Argelia, “cuesta menos de 50 céntimos de dólar alimentar a un refugiado saharaui al día”.

Sacos de arroz apilados en los almacenes de WFP en Tinduf, que albergan suministros para alimentar a los refugiados saharauis durante dos meses. WFP/Mustafa Breibi

Impresiona recorrer los almacenes de WFP en Tinduf, con alimentos suficientes para cubrir las necesidades alimentarias de la población refugiada durante al menos dos meses. Es lo mínimo imprescindible para asegurar que no se rompe la cadena de suministro y abastecer puntualmente los más de 100 puntos de distribución a lo largo y ancho de los campamentos en los que familias como la de Afaf recogen sus raciones cada mes. WFP se esfuerza en que esa reserva se mantenga estable, como stock de emergencia, pero cada vez son más frecuentes las veces en las que hay que echar mano de ella para que a los refugiados no les falte de comer.

Dos mujeres recogen su ración mensual de harina en uno de los puntos de distribución de los campamentos de refugiados saharauis en Argelia. Foto: WFP/Lourdes Melendo

Lalla Sidi Mohamed, la abuela de Afaf, que llegó a este lugar hace más de 40 años desde el Sáhara Occidental, cuenta que en Smara, de donde es originaria, no tenían dificultad para tener una dieta variada y enumera los productos cotidianos de los que disfrutaban: “frutas, carnes, dátiles, leche…” y sin dudarlo afirma que “lo que más echo de menos es el pescado fresco”. Acceder a esos productos frescos continúa siendo un gran reto en el entorno desértico y remoto de los campamentos saharauis.

La región de Tinduf, en Argelia, se caracteriza por su clima desértico. Foto: WFP/Lourdes Melendo

Por eso WFP está facilitando a los saharauis el uso de tecnología hidropónica para el cultivo de forraje para su ganado, principalmente cabras. Mejorando la nutrición de los animales, los refugiados obtienen más leche y mejor carne.

La soltura de Afaf en la cocina le lleva a repetir con naturalidad que del cuscús que prepara “lo más importante es el sabor, no cómo se hace”. Tal vez Ali, su hermano pequeño de 8 años, herede su facilidad para ponerse al frente de los fogones y cumpla su sueño de hacerse cocinero cuando sea mayor. De momento, su plato favorito, como el de tantos niños, es la pizza.

Afaf, con su hermano Ali y la madre de ambos en el exterior de su jaima. Foto: WFP/Mustafa Breibi

La Cooperación Española es una de las fuentes de financiación estables para la alimentación de los refugiados saharauis en Tinduf. En 2017 el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP) recibió fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y las comunidades autónomas de Galicia, La Rioja, Madrid y Murcia. Otros donantes de WFP en Argelia son Alemania, la Comisión Europea (ECHO), Estados Unidos y Suiza.

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Lucía Fernández
Historias del Programa Mundial de Alimentos

Communications at United Nations World Food Programme - Programa Mundial de Alimentos http://www.wfp.org/es Follow @WFP_ES #ShareTheMeal Opinions are own.