“He tomado la decisión de irme”

Desesperado por la situación económica, Luis decide migrar en busca de oportunidades para su familia. Su esposa, su hija y su madre lo siguen.

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Luis Flores, hijo de colombiana, lo pensó mucho antes de migrar desde Venezuela.

Nelly Murillo, madre de Luis, resume la situación: “En Venezuela no hay comida, en Venezuela no hay pañales para los niños, en Venezuela no hay teteros. La gente se está muriendo de paludismo, y se están muriendo porque no hay medicamentos. Eso no es una mentira, es la realidad.”

Nelly llegó hace seis meses a Cúcuta con su hijo Luis, su nuera y la hija de la pareja. Ella explica que después de haberse ido de Colombia a Venezuela en 1987, ahora tiene que regresar pues no encuentra medicinas para el cáncer de garganta que la aqueja. Además, la economía allí está cada vez peor.

Luis Flores y su madre Nely Murillo, conversan acerca de su situación como migrantes venezolanos. Foto: WFP/Darío Lopera

Nelly, indignada por lo que sucede en su país, explica: “La situación de mi familia fue muy fuerte, muy mala. ¡No teníamos nada! Mi hijo no pudo seguir la universidad. Dicen que les llevan comida a los niños en las escuelas, pero son mentiras. A esos niños pequeños no les dan comida.”

“Cuando llegué a Venezuela en el ‘87 todo estaba bien. El país era una potencia.”

Agrega: “Cuando llegué a Venezuela en el ‘87 todo estaba bien. El país era una potencia, pero hoy… nunca pensé que Venezuela fuera a caer en este abismo.” Y cuenta que lo primero que hizo al llegar a Colombia fue pedir una barra de jabón para bañarse “porque allá no hay jabón de baño. Allá hay que cepillarse con bicarbonato y limón, y eso si puedes conseguir el bicarbonato.”

Todos los días pasan por el puente fronterizo cientos de personas, que como Luis y su madre en busca de mejores condiciones de vida. Foto: WFP/Darío Lopera

Cuando Luis, su hijo nacido en Venezuela, decidió que ya era suficiente y que el dinero que ganaba arreglando teléfonos ya no le alcanzaba para mantener a su familia, le dijo a su mamá: “He tomado la decisión de irme a Colombia. Tú decides si te quedas o nos vamos juntos.”

Nelly tomó la decisión de abandonar Venezuela en cuestión de minutos, pero para Luis la decisión llegó después de pensar y aguantar la escasez durante un largo año.

“Un año me tomó madurar y reflexionar, para entender que debía migrar.”

Luis comparte lo que pensó en ese tiempo: “Un año me tomó madurar y reflexionar, para entender que debía migrar. La situación se fue poniendo difícil. Por más que me esforzara en el trabajo, ya no me alcanzaba el dinero para comprar alimentos o pagar los servicios y ayudar a quienes son lo más importante: mi familia.”

“Si encuentras comida, está demasiado cara”

Luis piensa que en Colombia podrá darle un mejor futuro a su esposa, a su hija y a sus seres queridos. “Mi madre es colombiana, yo soy venezolano. Creo en la unión de los pueblos, y estoy seguro que algún día mi país mejorará”, dice Luis. Sin embargo, añade: “Lo que más nos estaba afectando en Venezuela era la alimentación. Es difícil que puedas encontrar la comida, y si la encuentras, está a un precio muy caro, demasiado caro.”

Luis explica con un ejemplo la situación alimentaria en la que se encontraba con su familia: “El sueldo mínimo está en 2 millones de bolívares, y un queso te cuesta 4 millones. Serían dos meses de trabajo sin pagar arriendo, sin pagar servicios, ni internet, sin darte un lujo, simplemente trabajando para comprar un queso. Si no compras el queso puedes pagar otras cosas, pero si compras el queso no tienes para nada más.”

Una familia cruza el puente fronterizo Simón Bolívar después de haber mostrado sus documentos migratorios en orden. Foto: WFP/Darío Lopera

Según Luis, hay quienes quisieran migrar, pero debido a que no tienen la dinero para pagar pasajes y unos días de alojamiento mientras se consigue un ingreso fijo, desisten de hacerlo. “Muchas personas deciden quedarse en Venezuela porque no quieren pasar hambre en otro país, dormir en las calles o entrar en desesperación, pero yo creo que la vida es para los ganadores, y los ganadores son los que se arriesgan.”

“Ahora trabajo y me alcanza para comer”

Luis y su familia ven cómo poco a poco la vida les comienza a sonreír: “Ahora trabajo y me alcanza para comer. Puedo comprar lo que necesito o lo que necesitan mi esposa y mi hija. Puedo ver el resultado de ese esfuerzo.”

Luis y Nelly son dos de los tantos beneficiarios de la asistencia alimentaria que el Programa Mundial de Alimentos (WFP) brinda en la frontera colombo-venezolana, específicamente en tres departamentos fronterizos: Arauca, La Guajira y Norte de Santander.

Esta respuesta a la crisis migratoria se realiza a pedido del Gobierno colombiano, el cual solicitó oficialmente el apoyo de las Naciones Unidas en 2018 para desarrollar un plan de respuesta integral para atender las necesidades de la población migrante de Venezuela.

Para conocer más sobre la respuesta de emergencia de WFP, oprimir en el siguiente enlace.

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