“Sin darnos cuenta, la primera vida que cambia es la nuestra”

En 2013, Cindy López dejó un cargo directivo para convertirse en voluntaria de las Naciones Unidas.

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Cindy entrega asistencia alimentaria a migrantes en Rumichaca, puesto fronterizo entre Colombia y Ecuador. Foto: WFP/Archivo

D esde muy pequeña, el mundo de Cindy giraba en torno al campo y a los animales. Ese mundo la movió a estudiar Ingeniería en Ciencias y Producción Agropecuaria en la Escuela Agrícola Panamericana El Zamorano en Honduras.

De regreso a su natal Ecuador, Cindy trabajó en el sector público, apoyando al desarrollo rural de su país. Fue durante su trabajo con las asociaciones de pequeños productores en 2013 que tuvo su primer acercamiento con el Programa Mundial de Alimentos (WFP).

Poco a poco, su admiración por el trabajo de WFP aumentó, por lo que decidió dejar un cargo directivo que ocupaba para hacerse voluntaria de las Naciones Unidas y así trabajar con WFP. Muchos allegados suyos cuestionaron su decisión, advirtiéndole que había cometido un error, pero Cindy agradeció los comentarios segura de que su decisión era la correcta.

Años más tarde, Cindy es monitora de campo del WFP y está al frente de las distribuciones de asistencia alimentaria en Rumichaca, un puesto fronterizo entre Colombia y Ecuador, ubicado a miles de metros de altura en la cordillera de los Andes.

Desde su lugar de trabajo, Cindy nos explica qué significa para ella ser trabajadora humanitaria.

Cindy entregando kits de comida desde el contenedor de WFP en Rumichaca. Foto: WFP/Archivo

¿Qué es lo que te gusta más de tu trabajo con WFP?

“En Rumichaca estamos en permanente actividad y lo más gratificante es ver los rostros de alegría de las personas que agradecen y comparten sus historias con nosotros. Para mí lo más valioso de mi experiencia es ver las sonrisas en los rostros de las personas que apoyamos.

Es increíble cómo, sin darnos cuenta, la primera vida que cambia es la nuestra. A través de nuestro trabajo nos volvemos personas más humanitarias, sensibles y apasionadas en contribuir a aliviar el sufrimiento de las personas”.

Esta tienda, que comparten WFP y su socio ADRA, es el epicentro de las distribuciones de alimentos a los migrantes en Rumichaca. En la foto todo está tranquilo, pero en ocasiones este sitio está repleto de migrantes. Foto: WFP/Archivo

¿Cuáles son algunos desafíos trabajando para WFP?

“Cuando los flujos migratorios sobrepasan nuestra capacidad de atención, las condiciones de estrés se vuelven más significativas. Ver muchos niños y niñas con hambre y frío (debido a la ubicación geográfica de nuestra operación) ha llegado a partir mi corazón, al sentirme impotente de no poder das más.

No he sentido desafíos por el hecho de ser mujer. WFP brinda espacios a todos y todas para que podamos crecer profesionalmente. En mi trabajo de campo, tampoco me he sentido limitada”.

Cindy atiende a una madre y su hijo durante las operaciones en Rumichaca. Foto: WFP/Archivo

¿Cuál ha sido tu momento de más orgullo trabajando para WFP?

“Cuando era voluntaria en un proyecto para fortalecer las capacidades sobre seguridad alimentaria y nutrición, se dictaron capacitaciones a las madres beneficiarias. Me llené de orgullo cuando pude ver cómo, en el corto plazo, las capacitaciones incidieron en el desarrollo de los hijos e hijas ya que las madres sabían cómo darles una mejor alimentación.

Recuerdo también con orgullo cómo la vinculación de mujeres productoras a la entrega de alimentos contribuyó al crecimiento de sus asociaciones de productoras. Me sentí parte de un proceso que ayudaba a cerrar el ciclo de la malnutrición en Ecuador”.

Cindy entrega una bolsa de alimentos a los migrantes. Foto: WFP/Archivo

¿Cómo se siente tu familia acerca de tu trabajo con WFP?

“Mi familia se siente orgullosa con mi rol dentro del Programa Mundial de Alimentos. Al compartir mis historias con ellos día a día, puedo verlos sensibles ante temas de movilidad humana. Son ellos quienes replican la importancia de ser tolerantes con las personas que cruzan nuestra frontera para buscar días mejores para sus familias.

En mi familia siempre he encontrado solidaridad y mucha calidez. Quizás el hecho de venir de una familia de migrantes y vivir en una zona de frontera me ha hecho comprender que no hay diferencias entre ningún ser humano”.

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Virginie Laplante
Historias del Programa Mundial de Alimentos

Voluntaria, Programa Mundial de Alimentos, Oficina Regional para América Latina y el Caribe