Juventudes rurales a la cabeza de las brigadas de salud y nutrición
Equipos de jóvenes profesionales aportan a la causa en Guatemala
Ricardo nos espera a las 8 en punto de la mañana a las afueras de una cafetería del municipio de Malacatán en San Marcos. Junto a su equipo están preparados para iniciar la jornada como brigadistas de salud y nutrición del área. Los equipos llevan dos meses en la búsqueda activa de casos de desnutrición aguda. Mientras el municipio apenas despierta, ellos terminan de planificar su día laboral.
Comenzamos a adentrarnos a las comunidades de Malacatán. Llegamos al centro de salud donde conocemos al resto de brigadistas y nos separamos por equipos para iniciar el rastreo. Cada brigada está conformada por una persona profesional de la nutrición, dos enfermeras o enfermeros y una persona encargada del vehículo. Cada equipo tiene a su cargo un sector a visitar y caminan durante horas en cada calle de la comunidad, tocando puerta por puerta para indagar en la cantidad de niñas y niños que viven en los hogares.
El contexto altera la fórmula
No todo es tan simple como parece: a nivel nacional se reporta un incremento inusual en los casos de desaparición de niñas, niños y adolescentes, en especial adolescentes mujeres. El impacto mediático de este fenómeno fue tal, que las brigadas se enfrentaban a grupos completos de vecinos que hacían muchas más preguntas para verificar su identidad, que las que los equipos realizan para verificar la presencia de infantes en los hogares.
“Últimamente ha sido difícil, la gente tiene miedo”, explica Glendy, jefa de una de las brigadas de Malacatán. En ocasiones, es necesario el acompañamiento de las autoridades locales para que permitan al personal de las brigadas ingresar a los hogares planificados.
El proceso es metódico y, hasta cierto punto, coreográfico. La fórmula se repite en cada hogar, pero el ritmo cambia con cada familia. Tocar la puerta. Saludar. Presentarse/identificarse. Preguntar si hay niñas y niños de 0 a 10 años. Verificar carnés de salud. Realizar evaluación. Dar suplementos vitamínicos. Anotar datos. Despedida. Son cinco o seis horas de trabajo bajo el sol o la lluvia.
Energía
La jornada termina a las 15:00 horas, después de realizar la evaluación por el área delimitada. Con hambre y sed, pero inmutables y entre sonrisas, los equipos se reúnen brevemente para un resumen sobre los pormenores de la jornada. Diariamente, cada brigada realiza una evaluación de 20 a 35 niñas y niños, por lo que se pueden evaluar hasta 250 casos en un día de trabajo.
Después de una fotografía grupal, se despiden. El cansancio comienza a verse en sus ojos, pero saben que el trabajo debe continuar. “Falta mucho trabajo por hacer por nuestros niños. Esperamos este tipo de apoyos puedan continuar”, afirma Ricardo.
Entre bromas, indicaciones rápidas y tareas pendientes, cada uno se dirige a su residencia. Un pequeño respiro para continuar al día siguiente con la evaluación de más niñas y niños.
De un plan piloto a un plan nacional
En el 2019, el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y otras agencias de las Naciones Unidas realizaron un plan piloto con brigadas de salud y nutrición. Sin embargo, con el surgimiento de la estrategia nacional denominada Gran Cruzada Nacional por la Nutrición elaborada por el gobierno de Guatemala en colaboración con diferentes sectores, se priorizó realizar este barrido nutricional a nivel nacional.
La estrategia está a cargo de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y nutricional (SESAN) con el apoyo de las áreas de salud locales del Ministerio de Salud y Asistencia Social (MSPAS).
WFP en Guatemala abarcó determinadas áreas de acción en los departamentos que presentaban más altos índices de inseguridad alimentaria (Quetzaltenango, Sololá, Retalhuleu y San Marcos). San Marcos, que para inicios de 2020 indicaba que el 47% de su población se encontraba en inseguridad alimentaria, fue uno de los departamentos priorizados. Para la detección de casos, ocho equipos trabajaron en esa región del país.
Las brigadas de salud y nutrición, que comenzaron su labor en julio pasado, concluyeron las visitas puerta a puerta en diciembre de 2020. En adelante, los resultados e información recolectada por las brigadas serán el punto de partida para tomar acciones en el marco de la Gran Cruzada Nacional.