“Me gusta mucho este país; me quedo aquí”

Una familia refugiada usa los alimentos para adaptarse a su nuevo hogar en Ecuador.

--

Nathaly (nombre protegido) y su familia se dedicaban en su país a la venta informal para subsistir, pero las crisis económicas y las amenazas por parte de grupos fuera de ley los obligaron a buscar refugio en Ecuador hace un año y medio.

Ella recuerda vívidamente un episodio que la marcó: un día, mientras vendía café en las calles de la ciudad a uno de sus clientes, un desconocido se acercó por detrás de su cliente y le disparó justo frente a ella. “Yo solo me senté en el piso y caí en shock”, comentó Nathaly.

Este y otros actos de violencia y dolor la obligaron a dejar su país. “Eso no es tranquilidad; son cosas que a uno lo han marcado. Aquí [en Ecuador] he escuchado quizá una pelea de un vecino, pero violencia no. Aquí vivimos tranquilos”, relata Nathaly, mientras afirma que le gusta su nuevo país y planea quedarse aquí por mucho tiempo.

Es muy bonito compartir

Lo que más extrañan de su país es su familia, pues su madre, tíos y primos eran sus vecinos. Además, en los cumpleaños o fechas especiales se reunían para comer tamales o asados tradicionales de su localidad. En Ecuador consiguieron los ingredientes para preparar los platillos que comían con sus familiares, pero sin su presencia nada sabe igual.

Sin embargo, aseguran que en Ecuador han encontrado gente amable que les ha dado momentos de alegría y han mostrado su solidaridad. Nathaly relata que en el Día de la Madre, el dueño de la casa en donde viven organizó un festejo con las familias arrendatarias, preparó un asado, compró un pastel y escucharon música mientras los niños jugaban.

La familia aumenta

Al principio, la familia era formada por Nathaly, su pareja y una niña pequeña. Pero la familia aumentó: Nathaly tenía una hija mayor que estaba embarazada cuando se fue a Ecuador y dio a luz a un pequeño que ahora tiene poco más de seis meses. Este nacimiento fue uno de los momentos más recordados por la familia pues este niño ecuatoriano representa la esperanza.

Para ganarse la vida, la pareja de Nathaly labora en la cosecha de malanga, un tubérculo parecido a la yuca o mandioca que se cultiva en varias regiones de Ecuador, mientras que las mujeres son empleadas para empacar estos productos en grandes sacos que luego saldrán a los mercados locales. Sin embargo, la falta de trabajo ha sido para la familia uno de los mayores obstáculos que han tenido que enfrentar para cubrir los gastos del hogar y las necesidades de los más pequeños.

La experiencia nutricional con el WFP

A los pocos meses de haber llegado a Ecuador, Nathaly se enteró de la asistencia alimentaria del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). Obtuvo un cupón de alimentos canjeable por seis meses, el cual ha sido renovado por el mismo tiempo.

Ella nos cuenta que la regla de oro es “usar el cupón para comprar alimentos nutritivos”. Antes del inicio de la pandemia por la COVID-19, ella y su familia acudían a sesiones con funcionarios del WFP, en donde recibían charlas nutricionales y aprendieron sobre los grupos de alimentos.

Alimentos comprados por la familia con el cupón de WFP. Fotos: cortesía de la familia

Nos dieron educación para podernos alimentar

Nathaly nos cuenta que ahora sabe cómo hacer que sus platos sean más nutritivos. Además la familia planifica sus compras para evitar el desperdicio de alimentos ya que no tienen refrigeradora o despensas adecuadas para almacenar productos por mucho tiempo. Como ejemplo práctico nos dice que no es recomendable consumir muchas harinas a la vez y que si comen plátano verde no lo mezclan con arroz, siguiendo las recomendaciones nutricionales de WFP.

Incluyen en su lista de compras muchas legumbres, lácteos y frutas. “Nos dieron educación para podernos alimentar. Todo eso nos enseñaron y damos gracias por eso”, dice Nathaly mientras por medio de una videollamada nos muestra lo que han preparado para el almuerzo.

En una olla grande se observa el “morocho”, un tipo de maíz que se utiliza en preparaciones dulces y saladas en Ecuador. Este es uno de los productos estrella para Nathaly. Antes no lo conocía o al menos no por este nombre. Ahora lo preparan con frecuencia con leche y canela, y lo consumen como una bebida nutritiva. En otra olla se encuentra una sopa con choclo (maíz) fríjoles, carne, papa y verduras que está lista para toda la familia junto a una colorida ensalada de zanahoria.

Izq: un plato de morocho con leche y canela. Der: una sopa con maíz, fríjoles, carne, papas y verduras. Fotos: cortesía de la familia

“La pandemia nos ha afectado, pero la comida no nos ha faltado”

La emergencia sanitaria por el coronavirus ha afectado a esta familia. Si antes era difícil para ellos encontrar trabajo, ahora la situación es aún más complicada. “La pandemia nos ha afectado, pero la comida no nos ha faltado. Los alimentos que nos han aportado durante este tiempo de pandemia han sido un sustento importante para nosotros”, comenta Nathaly.

A futuro Nathaly espera emprender un negocio en Ecuador, pues afirma que lo suyo son las ventas y la atención al cliente. “Me gusta mucho este país. No me nace devolverme al mío; me quedo aquí”, dice Nathaly mientras comenta que le gustaría abrir una pequeña tienda.

Conozca más sobre el trabajo del Programa Mundial de Alimentos frente a la COVID-19. Oprima aquí.

--

--

Paola Solís
Historias del Programa Mundial de Alimentos

Comunicadora. Apasionada de las letras y los rostros. Programa Mundial de Alimentos — Ecuador.