“Hay situaciones que nos permiten probar nuestros límites”
Sandra Torres es nicaragüense y jefa de Logística de WFP en Nicaragua.
Sandra Torres no es ajena a las emergencias. Hace 18 años, su desempeño como funcionaria logística en el Ministerio de la Familia (justo en medio del desastre que dejó el huracán Mitch), llamó la atención de la dirección de WFP, que la contrató poco después. Solo en Nicaragua, Mitch dejó 860.000 damnificados.
Por eso no sorprende a sus colegas que Sandra entrara en acción luego de los terremotos en Haití (2010) y en Ecuador (2016) y las inundaciones en Perú (2017).
En Nicaragua, Sandra está a cargo de la distribución de la merienda escolar. Su día a día incluye reuniones con transportistas, agentes aduaneros, fumigadores y estibadores. También se encarga de capacitar a funcionarios del WFP y del gobierno, socios y proveedores y asociaciones de pequeños agricultores proveedoras del WFP.
Realiza misiones por tierra y/o por río hasta comunidades aisladas con el fin de monitorear y evaluar posibles riesgos en el almacenamiento de los alimentos para la merienda de los niños en las escuelas.
“En esos largos viajes hay que encontrar una escuela que tenga un lugar adecuado para poder colgar la hamaca y pasar la noche”, cuenta Sandra.
1. ¿Cuál ha sido el momento más difícil de trabajar en WFP?
“El trabajo logístico es muy demandante. Bajo nuestra responsabilidad se encuentran todos los suministros de alimentos y productos no alimentarios de la organización. Tenemos que trabajar con una amplia variedad de proveedores de servicios, incluyendo transportistas de carga y estibadores. También manejamos el presupuesto para salarios del personal de bodega, para los análisis de laboratorios y costos de los servicios navieros y portuarios, entre otros. Esto nos lleva a mantener una permanente supervisión y seguimiento de cada una de las actividades porque es nuestra responsabilidad garantizar que todo se haga bien y en tiempo y forma. Nuestro trabajo es un eslabón muy importante de las operaciones de WFP. Las familias más vulnerables son los receptores directos de nuestro trabajo.
2. ¿Cuál ha sido tu momento de mayor orgullo trabajando para WFP?
Hay situaciones que nos permiten probar nuestros límites. Trabajar en una emergencia es envolvente, conlleva muchas horas de dedicación, sin descanso, sin oportunidad de ver a tu familia. Pero la gran satisfacción es saber que lo que estás haciendo representa una ayuda para las personas afectadas que en ese momento no tienen nada y que sufren por la pérdida de sus seres queridos y de sus bienes materiales.
3. ¿Cómo se siente tu familia y comunidad acerca de tu trabajo en WFP?
Mi familia y mi comunidad se sienten orgullosos de comprobar con qué amor y dedicación hago mi trabajo. Cuento con el apoyo indiscutible de mi esposo, Néstor, y de mis hijos, Néstor y Nathaly. Ellos saben que, aunque tenga que dejarlos por muchos días, a veces meses, mi corazón siempre permanece con ellos, mientras me dedico en cuerpo y el alma a servir a quienes necesitan el apoyo de WFP.
4. ¿Qué te inspira o te motiva a continuar trabajando en WFP?
Me inspiran los niños. Por esos chiquillos de las zonas más alejadas de Nicaragua que tienen los mayores niveles de pobreza. Allí los niños y las niñas van a la escuela sin nada más que su rostro alegre y sencillo. Verlos recibir un plato de comida caliente y nutritiva, con alimentos que la Unidad de Logística ha desaduanado, inspeccionado, almacenado y transportado hasta esas zonas poco accesible, es mi mejor recompensa. Esa es mi motivación.
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