Una sonrisa como el motor de la asistencia humanitaria en Ecuador

En el Día Mundial Humanitario, los monitores de campo de WFP en Ecuador reflexionan sobre sus vivencias desde su experiencia.

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Cada 19 de agosto, rendimos tributo a los trabajadores que arriesgan sus vidas llevando ayuda humanitaria a otros. En este presentamos a los monitores de campo del Programa Mundial de Alimentos (WFP) en el Ecuador, quienes, en sus propias palabras, nos dicen qué significa ser trabajadores humanitarios.

“Trabajar de la mano con las personas”: Patricia Natividad, Imbabura

Activación de asistencia alimentaria mensual. Foto: WFP/Ecuador

“Ser asistente humanitaria significa apoyar y trabajar de la mano con las personas, que ante circunstancias complicadas, tiene la fuerza para buscar nuevas oportunidades, desde las cuales construir un futuro mejor”, dijo a Patricia Natividad, en Imbabura.

“Es pensar en la otra persona”: Carmen Guevara, Pichincha

Vista domiciliaria a familia venezolana en Pichincha. Foto: WFP/Ecuador

“Para mí, el trabajo humanitario es pensar en el otro, es ser solidarios y saber que con el desempeño eficiente de mis actividades diarias aporto con un granito de arena para el bienestar de las personas que sufren, cuando tienen que dejar su país, su familia, y su hogar en contra de su voluntad”, nos comenta Carmen Guevara desde Pichincha.

“Cada día tengo una motivación que hace gratificante mi labor”: Yaqueline Loayza

Programas de Alimentación Escolar que complementa el WFP en Ecuador. Foto: WFP/Ecuador

Con más de 8 años de experiencia en el WFP, Yaqueline Loayza nos comenta que significa para ella su trabajo. “Pensando en lo que significa mi trabajo, viene a mi memoria una frase que repite siempre mi hijo: ‘busca algo que te guste y nunca tendrás que trabajar’. Es justamente lo que me pasa, cada día tengo una motivación que hace gratificante mi labor. Como cuando hago monitoreo en una escuela y los docentes y padres/madres de familia me cuentan cómo el almuerzo escolar es en muchos casos la única comida de los niños y niñas, puesto que viajan desde muy lejos, salen a la madrugada sin desayunar, pasan todo el día en la escuela y regresan en la ranchera (transporte rural) de las 1700h. Pero esta comida los hace tan felices que es imposible no contagiarse de su alegría”.

“Yo soy parte de la generación Hambre Cero”: Nelsi Batioja, San Lorenzo

Capacitación nutricional para una alimentación saludable. WFP/Ecuador

En San Lorenzo, Nelsi Batioja afirma cómo su trabajo va más allá de solo monitorear las actividades. “Mi trabajo se centra en el contacto directo con mujeres, hombres, niños y niñas en condición de movilidad humana, quienes se han visto obligados a abandonar su país de origen. La asistencia alimentaria que entregamos cada mes representa un medio para salir adelante”.

“Yo soy parte de la generación Hambre Cero y por medio de nuestro contingente llegamos a quienes están en mayor necesidad, Abrigándolos con nuestra bandera de WFP. Porque nos llena ver una sonrisa en medio de tantos momentos difíciles.

“El motor de nuestro trabajo, el AMOR”.

“Mi motivación más grande es la sonrisa de una niña o un niño”: Cristian Guamán,

Activación de cupones electrónicos para población en movilidad humana.

Y estas mismas sonrisas, son las que motivan a Cristian Guamán. “Mi motivación más grande para trabajar en el WFP es poder ver la sonrisa de una niña o niño y la felicidad de una familia cuando están realizando su compra a través de los cupones electrónicos del WFP. Considero que en Ecuador todavía existen muchas familias en movilidad humana y familias ecuatorianas que aun en la actualidad padecen hambre”.

“Cuando sabemos que tenemos alimentación, nuestra gran preocupación es buscar empleo”; es decir que un plato de comida es el primer paso para salir adelante y buscar mejores días para sus familias. Por lo tanto, estoy convencido que para lograr un Ecuador libre de hambre y malnutrición es necesario conocer nuestra realidad con un trabajo de hormiga y luego plantear ideas o modelos innovadores junto a los gobiernos provinciales, cantonales y parroquiales para asistir a las personas que más lo necesitan”.

Tras realizar una visita a las familias, Carmen afirma que su “mayor motivación en este trabajo es la sonrisa de las niñas, niños, adultos, y sobre todo cuando vuelven a recuperar la confianza en sí mismos para empezar de nuevo, y están listos para enfrentar esta nueva etapa en sus vidas”.

Me pregunto, ¿qué es lo que más me ha impactado?

Visita domiciliaria a una familia venezolana en el Ecuador. Foto: WFP/Ecuador

“La resiliencia de las personas, esa fortaleza para levantarse ante el dolor y sufrimiento. El hecho de que pese a que dejaron su hogar atrás, le ponen la mejor cara a este nuevo inicio. Y esa fuerza me la transmiten y me siento orgullosa de trabajar en un organismo que en esos momentos contribuyó para mejorar su calidad de vida en este nuevo inicio”.

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