La única comida del día

Tres enfermeras que migraron a Cúcuta cuentan sus historias.

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Anahis, Yohelis y Vanessa (de izq. a der.), migrantes que se benefician de los alimentos que ofrece WFP en un comedor de la ciudad fronteriza de Cúcuta, Colombia. Fotos: WFP/Deivid Torrado

En un día soleado, llegan más de 2.000 personas al comedor comunitario de la Divina Providencia de la ciudad de Cúcuta, Colombia. La mayoría son migrantes provenientes de Venezuela. Este comedor recibe el apoyo del Programa Mundial de Alimentos (WFP) como respuesta a la crisis migratoria.

Ubicado a tan solo 1 kilómetro de la frontera, el comedor recibe diariamente a abuelos, madres con sus hijos, mujeres embarazadas o con bebés en brazos, y, en general, personas en alto grado de vulnerabilidad. Todos esperan en línea su turno para entrar y tomar el alimento que, para muchos, es el único del día.

La gente espera pacientemente su turno para comer. Foto: WFP/Deivid Torrado

Entre toda esta multitud, se encuentran tres mujeres venezolanas que, sin conocerse y sin saberlo, han coincidido en este lugar el mismo día, a la misma hora. No se conocen, pero sus opiniones, sueños y metas son muy similares, así como las causas que motivaron su salida de Venezuela.

Yohelis: Alimento completo

Yohelis Gamarra, enfermera de 28 años, dejó su trabajo en el Hospital Central de Maracay. Estuvo allí durante 8 años, pero el salario no alcanzaba más para suplir sus necesidades.

Fotos: WFP/Deivid Torrado

Yohelis explica: “Anteriormente, en Venezuela, mi vida era como aquí en Colombia. Uno trabajaba y el dinero alcanzaba para todo: para vestimenta, para comida, para distracción. Pero eso se acabó; esos eran otros tiempos. Vinimos a Colombia buscando lo que perdimos allá.”

Y continúa: “La comida se fue desapareciendo poco a poco. Si por casualidad había, se debía comprar a los guachaqueros. Ellos tienen la comida acaparada, no sé cómo la conseguían o cómo la compraban, pero la vendían a un precio extremadamente caro, al triple del precio real.”

Yohelis almuerza aquí todos los días con su familia: “Vemos que la comida es de calidad, y es un alimento completo. En Venezuela, si tú te comes un arroz, te lo comes solo. Aquí te sirven un arroz con lentejas, pollo, ensalada, es decir, una comida completa. Eso ya no lo teníamos allá.”

Fotos: WFP/Deivid Torrado

Para Yohelis, la situación de su país es muy grave. Aunque reciben el cestaticket, un complemento del sueldo básico, señala que esto no alcanza para las necesidades de una familia.

Anahis: Comida balanceada

Trabajaba en el penal de Tocorón, estado de Aragua, y vivía en Maracay. Era encargada del Programa Siembra y Cría del servicio penitenciario.

“Salí a vacaciones, renuncié y me vine a Colombia hace un mes,” dice Anahis Briceño.

Fotos: WFP/Deivid Torrado

Anahis tomó la decisión de cruzar la frontera hacia Colombia porque sus recursos no eran suficientes para vivir. Como hija única y con su madre enferma, no contaba con los medicamentos ni los alimentos suficientes para cuidar a su madre.

Si bien era funcionaria penitenciaria, Anahis es enfermera técnico superior y licenciada en enfermería. Cuenta lo que ha hecho desde su llegada: “Ahorita he estado defendiéndome…vendí mi cabello, tuve que vender unas prendas (joyas), traje algunos implementos de enfermería y tuve que venderlos. Aparte de esto hago también el oficio de barbería y peluquería, pero tuve que vender las máquinas y el secador para comprar material y hacer algo de dinero.”

Anahis recorre las calles de Cúcuta vendiendo arepas y jugos “para poder subsistir y enviar dinero a Venezuela.”

Entre los venezolanos que cruzan hacia Colombia, los rumores vuelan, tanto las falsas noticias como la información verídica que les llena de esperanza. Fue así como Anahis se enteró que existía un comedor en La Parada.

Fotos: WFP/Deivid Torrado

Anahis relata: “Aquí nos han brindado mucho apoyo. Nos han alimentado todos estos días. La comida es de primera calidad. Hoy comimos lentejas, plátano, pollo, pero en otras ocasiones también hay sopa. Es muy variada y balanceada. Yo no llegué con desnutrición, pero hay gente que sí ha llegado con desnutrición y ahora los ves en otras condiciones.”

Vanessa: Proteínas y carbohidratos

Vanessa llegó a Cúcuta con su madre en busca de medicamentos que no encuentran en Venezuela y con la esperanza de poder ejercer su profesión como enfermera.

Vanessa comenta lo que vio aquí: “La comida en este comedor cuenta con proteínas y calorías, algo que en Venezuela no encontramos. De casualidad lo que comemos allí son carbohidratos. El pollo y la carne, ni los vemos. Aquí los alimentos están bien proporcionados. Es una alimentación balanceada.”

Fotos: WFP/Deivid Torrado

Por su trabajo ella conoce la calidad de los alimentos que se deben consumir.

Explica: “Los alimentos son muy buenos. En Venezuela mucha gente come solo dos comidas al día, y sin proteínas. Más que todo consumen carbohidratos, que es lo más económico que se puede conseguir.”

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