Las alas que conectan Malí
El Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas (UNHAS) permite que los trabajadores humanitarios tengan acceso a un extenso país golpeado por el conflicto.
Son las 8:30 de la mañana en el Aeropuerto Internacional Modibo Keita, en Senou-Bamako. Estoy embarcando en un vuelo UNHAS junto con otros trabajadores humanitarios. El destino final es Menaka, situada a unos 1.500 km de la capital Bamako, y a 100 km de distancia de Níger. Es una de las ciudades de más difícil acceso para la comunidad humanitaria, por su ubicación, pero también en términos de seguridad.
Una vez a bordo, escuchamos con atención las indicaciones de seguridad de la tripulación. El avión Dornier 228 acelera y despegamos. Haremos escala en Mopti, en el centro del país, y otra en Gao, en el norte, antes de llegar a Menaka.
En las alturas, el ambiente es tranquilo: algunos pasajeros leen, otros duermen, y los demás se distraen charlando. Miro por la ventana y tomo una fotografía de Bamako, bajo nosotros.
Ibrahim Al Mahamadou se sentará a mi lado las próximas dos horas. Trabaja para la cooperación alemana (GIZ) en Gao. Se encontraba en Bamako asistiendo a la reunión anual de planificación de su organización, un encuentro que les ayuda a adaptar sus programas para servir mejor a la población.
Hablamos sobre las dificultades que la población de Gao lleva experimentando desde que estallara la crisis en 2012, de los servicios que proporciona la comunidad humanitaria, pero también de las dificultades de acceso que afrontan nuestras organizaciones para llegar a las poblaciones necesitadas, como las barreras físicas que presenta el viaje por carretera
“Si no fuera por UNHAS, habría tardado dos días en llegar hasta Bamako por carretera”, me cuenta Ibrahim. “Debido al mal estado de la carretera Gao-Bamako y para evitar a todos los ladrones que suelen atacar a los pasajeros, me habría visto obligado a cruzar por Níger”, añade.
Malí es un país inmenso. La falta de aerolíneas comerciales viables para transportar a los trabajadores humanitarios hasta el terreno llevó al Programa Mundial de Alimentos (WFP) a lanzar la operación de UNHAS en Malí en 2012.
“Durante las vacaciones, UNHAS es nuestra única posibilidad para viajar a Bamako o a otras ciudades donde viven nuestras familias y amigos desde las difíciles áreas donde trabajamos”, explica Ibrahim.
Después de hacer escala en Mopti y Gao por fin aterrizamos en Menaka. El piloto debe maniobrar con rapidez para evitar cualquier posible ataque por parte de los grupos armados no estatales.
“El transporte terrestre hacia y desde el norte de Malí está expuesto a frecuentes emboscadas y a ataques con artefactos explosivos improvisados”, dice Nicholas Mogire, Oficial de Seguridad Aérea de UNHAS en Malí. “Hoy más que nunca, en Menaka existen verdaderos riesgos para los trabajadores humanitarios”, añade.
Decido observar cómo trabaja el personal de UNHAS cuando está en el terreno, en un lugar como Menaka. Se realiza una inspección de la aeronave y se habla con los pilotos y la tripulación. Desde lejos, puedo ver a uno de los operadores caminando con cuidado por la pista. Me pregunto por qué lo hará.
“Inspeccionamos meticulosamente cada aspecto del vuelo, incluyendo el avión y la pista”, explica Amara Fofana, Oficial de Transporte Aéreo de UNHAS. “Colaboramos con las autoridades de aviación civil de Malí para transportar a nuestros pasajeros de la manera más fiable y segura posible”.
“Como punto focal para UNHAS en Menaka, puedo asegurarte lo feliz que está la comunidad humanitaria de poder desempeñar sus actividades entre las regiones sin temer por la seguridad de su personal”, dice Moussa ag Amini, trabajador de ACTED, una ONG francesa que opera en Malí.
Su organización es la encargada de vincular las agencias humanitarias al servicio aéreo de Menaka. Reciben formación en seguridad aérea por parte de UNHAS.
“Buscamos nuevas rutas aéreas en función de las actividades que realizamos en cada zona. Si las rutas están disponibles nos ofrecemos como voluntarios para garantizar el buen funcionamiento”, explica Moussa ag Amini.
Además de transportar personas, UNHAS lleva a cabo evacuaciones médicas y de seguridad. El servicio también suministra mercancías con regularidad, principalmente medicinas, alimentos, y equipos informáticos.
Llego a Bamako lleno de admiración por la labor de UNHAS.
En 2018, el servicio aéreo transportó a 10.204 pasajeros pertenecientes a 144 organizaciones, y cerca de 40 toneladas de carga ligera en Malí. Esto fue posible gracias a la financiación de Alemania, del Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID), de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), de España, Luxemburgo, Noruega, Suecia, Suiza y de la Oficina de los Estados Unidos de Asistencia para Desastres en el Extranjero (USAID/OFDA).