Lo Positivo de la Contabilidad

Abstract

--

¿Cómo es que la contabilidad termino inmiscuida en la forma de pensar del positivismo? Una mirada somera a esta pregunta es todo lo que podemos hacer, para así comenzar por el principio como decían nuestros abuelos, ver para prever o conocer para transformar, “… Las principales dificultades sociales no son hoy políticas, sino sobre todo morales, de manera que su solución posible depende de las opiniones y de las costumbres mucho más que de las instituciones.” (Comte, 1934)

Introducción

La contabilidad, vista desde el punto de vista que se desee, ha venido evolucionando de una forma muy notable, la hemos visto pasar por muchas etapas en la que las preguntas suelen ser las mismas: ¿Qué es la contabilidad? ¿Para qué la contabilidad? ¿Cómo manejar la contabilidad? Entre muchas otras, dentro del mismo desarrollo de este termino, hemos encontrado factores que han influido más que otros, ya sea porque han durado mucho más tiempo en auge o porque han tenido una mayor acogida dentro de la sociedad, una de las principales corrientes que determinó, e incluso, ha venido determinando a la contabilidad es el desarrollo positivo de la misma, este primer acercamiento a la forma de normatizar y regular la forma en la que entes, ya sean privados o públicos, deberían llevar la contabilidad nos ha revelado una gran cantidad de acontecimientos a los que probablemente no tendríamos acercamiento si no fuera por la manera en la que la teoría positiva se encarga de estos.

El gran acogimiento que tuvo el Positivismo, no sólo entre los “contables”, sino en general (en la filosofía, en la economía, en la sociología, etc.) en su momento, nos hace preguntarnos el por qué de esta tendencia, y esto nos obliga a tener en cuenta algunos datos históricos para poder encontrar el contexto en el que el Positivismo aparece y decide quedarse durante un muy buen tiempo, como razón ultima del pensamiento y además se adhiere directamente a muchas de las formas de razonamiento de los pensadores de la epoca; claro, todo esto no podría ocurrir sin ninguna consecuencia, es importante recordar que, como en todo pensamiento, ideología o creencia hay quien no se encuentra de acuerdo y esto enriquece aun más la discusión e incluso proporciona nuevos momentos dentro de la misma historia que nos permiten cambiar las cosas, ya sea para bien o para mal.

El Positivismo

Dentro de los pensamientos occidentales, el pensamiento positivista tuvo una gran acogida durante gran parte del XIX, pero aquí es donde realmente vale la pena pensar en el por qué este movimiento fue tan crucial en su momento y de tanta discusión; para respondernos a esta pregunta nos debemos obligar a hacer un retroceso en el tiempo para darnos cuenta de las cosas que ocurrían en aquella época: el mundo había pasado ya por muchas tragedias ocasionadas por las diferencias entre los regímenes y las fuerzas de los estados, que habían sido controlados desde siglos atrás por la iglesia, y para ser más precisos, por la iglesia católica, esta dictaba la forma en que las personas debían pensar, en cualquiera de los aspectos de la vida, no sólo influía en las decisiones políticas de los estados o en la forma en la que estos manejaban su territorio, sino que también determinaban la forma, moralmente hablando, en la que las personas debían vivir, todo este momento histórico hace que un movimiento como el positivismo se vea atractivo a los ojos de cualquiera, conforme o no conforme con la forma en la que se estaban llevando hasta el momento las cosas, el mismo catolicismo obligo a sus adeptos a buscar una salida que les pareciera mucho mejor, tal vez, emancipadora, si así pudiéramos llamarla, tal vez digna de la mayoría de edad en términos de Kant para el momento en el que se le presento de frente a la humanidad.

Auguste Comte

Representado directamente por Auguste Comte quien es considerado su creador, el positivismo entra primero en las raíces de Francia para poder, más tarde, desplegarse por toda Europa con una desfachatez tremenda y unirse directamente a muchas de las ciencias sociales existentes e incluso proponer la manera en la que estás deberían funcionar, en casos más específicos, como el de la sociología, no solo se adhiere sino que crea los fundamentos para su desarrollo y posterior aplicación; pero bien, hasta ahora hemos dicho en que momento, contextualmente hablando, podemos encontrar el “nacimiento” del positivismo, ahora debemos concentrarnos en lo qué es realmente, y es que el nombre positivismo realmente se refiere a muchas cosas y no a una sola, para Comte (1934) el positivismo se refiere a lo real, en términos de que se preocupa por aquellas investigaciones que son realmente asequibles a la inteligencia humana y no a aquellas que se salen por completo de la comprensión del mismo, de este modo se refiere también a un contraste entre lo útil y lo inútil en términos puramente sociales, a la certeza, la precisión y a la forma ultima de organizar las cosas en lugar de destruirlas teniendo en cuenta lo relativo y lo absoluto.

Si hacemos un acercamiento menos filosófico de lo que es el Positivismo podríamos simplemente decir que se refiere, de forma exacta al empirismo dentro del desarrollo de las ciencias sociales, de una forma más practica a la que estaba acostumbrada la humanidad en esos momentos, es en ultimas la subordinación de la imaginación a la observación (Comte 1934).

El Positivismo se muestra imponente en muchos aspectos y deja claro, ante la mirada indignada de los pensamientos más tradicionales, que se piensa encargar de las razones que, a su parecer, sean de utilidad para el desarrollo del ser humano y que además discriminara de forma directa todo aquello que no le parezca discutible, porque no piensa caer ni un momento en la vaguedad y mucho menos en la inutilidad que tiene el estudiar las cosas desde sus primeros principios, sino que más bien buscará fundamentarse en la experiencia para poder abstraer y así mostrar que la dificultad que tiene el ser humano para crear leyes naturales debe ser abordada por esta concepción y únicamente de esta forma.

Todo esto nos da un somero acercamiento a lo que fue en su época la aparición del Positivismo y a lo que se dedico en su momento; pero aquí debemos hacernos una pregunta más: si bien, la contabilidad la entendemos como parte de las ciencias sociales y aún más de las ciencias económicas, ¿cómo es que esta llega a adherirse irremediablemente al Positivismo?

Una de las razones que Comte (1934) nos deja ver es la llamada “Necesidad de orden y progreso en la sociedad, cuestión que abarca el Positivismo de forma exacta, ya que según el autor esta preocupación fundamental de la ya mencionada corriente de pensamiento y de investigación la lleva necesariamente a ver para prever, y es esta la razón ultima por la que se deben estudiar los fenómenos sociales de una manera empírica.

Ver para Prever

Esta es la premisa más importante que logra unir por fin a la contabilidad, como una ciencia social, al Positivismo propiamente dicho, es aquí donde encontramos un punto de convergencia digno de estudio.

Para Monterrey (1998) la contabilidad positiva se encarga precisamente, en sus orígenes, de explicar y predecir, que si lo llevamos a términos más comtianos los podríamos interpretar como ver y prever, los dos autores se refieren precisamente a este punto en el que la forma positiva de un estudio se encarga de explorar de forma empírica los acontecimientos, que para “aterrizarlos” un poco al contexto contable, hablaríamos del objeto de estudio como las organizaciones e incluso los mercados, por ende, dichos acontecimientos sería más bien de naturaleza económica, para poder ver en ellos la forma en la que operan, las distinciones entre los distintos tipos de acontecimientos, o cualquier particularidad explicable dentro del modelo, para después poder predecir o prever la forma en la que estas particularidades influirán en la forma de actuar, posterior de las organizaciones o de los mercados.

Hasta aquí hemos podido unir de forma coherente el desarrollo del pensamiento Positivista a la contabilidad y hemos visto también que se le llama “Contabilidad Positiva”, pero sabemos que la forma positiva de abarcar la contabilidad no es precisamente aceptada por los académicos y pensadores de la teoría contable, así que es momento de generar una pregunta más: ¿por qué la Contabilidad Positiva no es la forma en la que se debiera considerar la teoría contable?

Pues bien, si nos tomamos la tarea de hacer un análisis juicioso de todo a lo que se refiere el Positivismo, en su conjunto, encontraremos algunas premisas que no se adapta precisamente al objeto social de la contabilidad.

En primer lugar, el Positivismo pretende eliminar por completo el termino de “individuo” ya que considera que estudiando todo como una agrupación, como un “nosotros” se podrán entregar las mismas conclusiones que si se estudiara únicamente el yo o al individuo, esta concepción hace que la estructura investigativa generalice de una forma poco provechosa para la contabilidad y más cuando debemos tener en cuenta que la contabilidad no es universal y que no es lo mismo para todos los entes o individuos a los que ella trata, ya que estos vienen determinados por mucho más que solo valores generalizables y de grupo.

Luego de esto, es importante recordar que el Positivismo discrimina directamente cualquier concepción que le parezca indigna de ser estudiada o más bien “inútil” osea, sin utilidad, esto afecta la forma en la que la contabilidad ve los hechos o la realidad que estudia, ya que si esta realidad no genera una utilidad, claramente vista en términos puramente económicos, será desechada, generando a su vez huecos en la forma y el objeto de estudio de la contabilidad y convirtiéndola así en una técnica más que en una ciencia.

Sabemos entonces que la Contabilidad Positiva no es precisamente la forma en la que debemos abordar las problemáticas sociales para las que fue diseñada la contabilidad y mucho menos si a esta le anexamos ese bonito “apellido” de pública y aparte nos detenemos a mirar cuales son las funciones que le fueron entregadas a esta, sin embargo debemos seguir estudiando todas aquellas posibilidades por medio de las cuales, nuestra disciplina, ciencia o practica contable nos permitirá cambiar la forma en la que hemos aprendido a vivir, positivamente, por ejemplo.

Referencias

Comte, A. 1934. Discurso sobre el espíritu positivo. Grandes Obras del Pensamiento. Revista de Occidente S.A. Madrid.

Monterrey, J. 1998. Un Recorrido por la Contabilidad Positiva. Revista Española de Financiación y Contabilidad Vol. XXVII. n. 95. Departamento de Economía Financiera y Contabilidad Universidad de Extremadura. pp 427–467. España.

--

--