Aprendiendo a quererme
Hay cosas de mí que antes no me gustaban y ahora sí
Estoy aprendiendo a gustarme a mí misma, por así decirlo. Mi pelo rizado, mi fuerte acento, mi capacidad para llorar por cualquier cosita. Estoy aprendiendo que estos son los detalles que me hacen ser quien soy. Singularidades preciosas que cada vez valoro más.
Hay cosas de mí que siempre me han gustado y que no cambiaría por nada. Como los ojos que me regaló el abuelo, la determinación que me impulsa a mover universos, la costumbre de inventarme historias locas en la cabeza antes de dormir. Características que siempre me han rendido elogios y me han llevado a donde estoy. Cuando pienso en ellas, es más fácil quererme.
Hay cosas de mí que realmente no me gustan y que me encantaría cambiar. Como mi inseguridad, mi aversión a los conflictos (incluso los necesarios), mi ansiedad. Pero he aprendido que, para cambiarlas, tengo que tratarme con compasión y no con culpabilidad. Aceptar que el camino es largo, reconocer cada paso dado y seguir adelante, tan rápido y tan bien como pueda.
Hay cosas que antes me gustaban, pero ya no. Como el sabor de la carne, la idea de que tengo que hacerlo todo yo, el miedo paralizante a ser incapaz de que me quieran por lo que soy, sino por lo que hago. Me di cuenta de que el cambio forma parte de la vida y que no somos más que una transformación constante. ¿Quién quiere ser sólo una cosa?
Todo esto me hizo plantearme una pregunta: ¿hay algo que ni fu ni fa? ¿Qué aspectos de mí me resbalan? ¿Qué cosas mías no me importan si siguen siendo exactamente las mismas?
No se me ocurre ni una. Creo que estamos tan acostumbrados a mirarnos con ojos críticos que sólo podemos reconocer lo que nos hace sentir orgullosos y lo que nos avergüenza.
Es difícil aceptar y abrazar todo lo que somos. Defectos, cualidades, características. Así soy yo, me digo en el espejo, mientras intento simplemente asimilar, sin reprocharme nada. Simplemente comprender.
Así soy yo.
Innumerables experiencias me han moldeado para ser exactamente así, con estas líneas, cicatrices y marcas. Algunas de estas experiencias han sido bellas y suaves, otras difíciles y pesadas. Pero aquí estoy. He llegado hasta aquí. Y desde aquí seguiré caminando.
