Cansada de estar cansada
Estoy cansada de estar cansada. Cansada de esta tristeza, de este malestar. Cansada de sentirme agotada, física y emocionalmente. Cansada de la irritación constante, de sentir que cualquier cosa me pone a la defensiva, lista para atacar.
Cansada de la negatividad, del síndrome del impostor, del fatalismo. Esa sensación que es como un picor en la nuca, que insiste en decirme que nada va a salir bien y que sólo estoy perdiendo el tiempo.
Estoy cansada de estar ansiosa, de perder horas de sueño imaginando el futuro y todos los probables problemas a los que me enfrentaré. Estoy cansada de imaginar sólo futuros malos, puzzles imposibles de montar porque siempre me falta una pieza.
Estoy cansada de sentirme atrapada en un laberinto del que no puedo salir. Como si todas las decisiones que he tomado hasta aquí me hubieran traído a este lugar que no reconozco y que no he terminado de descifrar. ¿Dónde está la puerta de salida? ¿O la máquina del tiempo que me devolverá al pasado de mi infancia?
¿Dónde se apaga esto de ser adulta?
Estoy cansada de trabajar para pagar facturas y comprar cosas y ahorrar plata para comprar más cosas y pagar más facturas más adelante. Estoy cansada de tener poco tiempo para escribir o leer porque casi todas mis horas las paso trabajando o viendo una serie o sintiéndome desesperada.
No sé cómo he llegado hasta aquí, no me acuerdo, no tenía mapa, no guardé el camino. Soy especialista en pensar en el futuro, pero el pasado es algo borroso en mi mente. Sólo sé que estoy cansada, aquí y ahora. Y no quiero seguir sintiéndome así.
Quiero levantarme por la mañana y sentir que he dormido todo lo que necesitaba. Quiero empezar el día con energía y vivirlo segura de que todo irá bien. Todo siempre va bien.
Quiero ser una de esas personas que tiene la certeza inquebrantable de que para todo hay una solución. Quiero ir por la vida sin notar cada pequeño riesgo, cada pequeña duda, cada pequeño miedo. Quiero vivir.
Quiero dejar de pensar tanto en lo que aún no ha sucedido. Quiero dejar el futuro para que lo resuelva mi versión del futuro, la que será más madura, más sabia. Necesito concentrarme en vivir el presente, en saborear mi entorno y a los que me rodean. Quiero ser capaz de recordar el presente cuando se convierta en pasado porque realmente estuve allí.
Más que nada, quiero controlar más mis emociones. No dejar de sentirlas, eso sería imposible. Pero no dejarme dominar por ellas. Quiero sentirme en paz con quien soy, con lo que he hecho, con lo que estoy haciendo.
Quiero respetarme más, quiero ser más empática conmigo misma. Quiero dejar de cuestionarme cada decisión, cada idea. Quiero valorar todo lo que he conseguido, todas las veces que me he transformado. Quiero abrazarme, quiero celebrar la mujer que soy.
Quiero creer que siempre hay una salida. Pero no se trata de una puerta con luces de emergencia, ni una forma de viajar en el tiempo. La salida siempre estará dentro de mí.
Quiero tener la fuerza para cambiar lo que sea necesario y el coraje para abrirme camino en el laberinto y dejar atrás lo que ya no me sirve.
Al fin y al cabo, lo único que quiero es esperanza, verme a mí misma con más amor y creer fielmente que siempre encontraré las respuestas que necesito porque soy capaz de esto y de mucho más.