El espacio que tu dolor ocupa
Escribiendo y leyendo sobre depresión, duelo y otros dolores
Vivir con depresión es difícil. Vivir con alguien que tiene depresión también es difícil.
El dolor de la persona con depresión se extiende más allá de ella. Siento su tristeza por toda la casa, me encuentro con ella todo el tiempo, es imposible no tropezar o chocar con este sentimiento tan concreto, tan intenso.
El dolor de la persona que padece esta enfermedad mental ocupa espacio y muchas veces siento que no deja espacio para mi propio dolor. Porque aunque no esté experimentando lo mismo que ella, también tengo mis cuestiones. También me pongo triste, también me enojo, también siento. También merezco sentir. Pero frecuentemente no me permito sentir, por miedo a echar más leña al fuego. Miedo a que nuestros sentires ocupen tanto espacio que acaben aplastándonos.
Sé que las personas con depresión no quieren hacer daño a los demás. No quieren que su dolor sea tan masivo; en realidad, creo que lo que más desean es que sus emociones se reduzcan hasta ser diminutas. Pequeñas y manejables. Pero a veces, como estás tan inmersas en su sufrimiento, no se dan cuenta de cómo afectan a aquellos con los que comparten un hogar.
Vivir con depresión es terrible. Siento mucha empatía por las personas que tienen que enfrentarse a esta enfermedad. Y también siento empatía por quienes las acompañan. Madres y padres, maridos y mujeres, abuelas, tíos, hermanas, amigos. Por los que miran la depresión a los ojos y sonríen alentadores. Por los que dejan de lado su propia tristeza para apoyar a los demás. Para los que se dejan a sí mismos en un segundo plano porque sienten que toda su atención es necesaria en otra parte.
Sepan que su dolor se siente aquí.
