La maravillosa diversidad de la Tierra
He tenido la suerte de viajar mucho desde que era niña y estoy muy agradecida por ello. Siempre que subo a un avión o a cualquier medio de transporte, lo primero que hago es agradecer mentalmente estar allí, viviendo una nueva aventura. Lo segundo que hago es recordar viajes pasados.
Viajar me da nostalgia. Todos los que han viajado saben que dar la vuelta al mundo es una adicción: una vez que empiezas, ¡no quieres parar! Así que me gusta empezar mis viajes poniéndome cómoda en el asiento y recordando el último lugar que visité, la gente con la que conecté, las experiencias que viví. Y cada vez me doy cuenta de que el mundo es enorme y nunca deja de sorprenderme cómo la Tierra puede ser tan diversa y equilibrada al mismo tiempo.
Lo que quiero decir es que en este mismo planeta podes pasear por las cosmopolitas calles de Londres, maravillarte con el desierto que rodea las Pirámides de Guiza, observar tranquilamente a la gente rezando en el interior de una mezquita en Estambul, disfrutar de un agridulce desayuno en Guatemala, ir de compras por Chinatown… En cuestión de horas (y de dólares, claro), puedes estar en cualquiera de estos lugares y enfrentarte a realidades muy contrastadas.
Personas diferentes, con culturas, creencias, ideas y comportamientos diversos, han construido universos completos en este planeta que a veces parece tan grande, cuando nos centramos en las diferencias; y a veces parece tan pequeño, cuando nos damos cuenta de que es posible visitar y vivir todas estas realidades, estando allí física o digitalmente.
Todos sabemos que el mundo es enorme, al fin y al cabo alberga a miles de millones de personas. Hay mucho espacio en la Tierra y los kilómetros que conectan todos estos paisajes parecen interminables. Pero lo que más me llama la atención es cómo el mundo puede multiplicar su tamaño en nuestra mente si tenemos en cuenta la cantidad de culturas, puntos de vista y tantos otros aspectos que coexisten en un mismo espacio.
Estas diferencias son hermosas y hacen que la Tierra sea única. Sin embargo, las diferencias pueden separarnos. Vemos las noticias y sabemos que ser diferente puede ser un riesgo. Aunque la naturaleza acepta y abraza la diversidad, a los humanos no se nos da tan bien. En nuestro mundo, todo tipo de fauna y flora conviven en paz; pero los humanos no siempre son capaces de respetar y permitir que sus vecinos vivan como desean.
Espero que algún día nos sintamos asombrados en lugar de amenazados por la diversidad que ofrece nuestro gran planeta. Y en lugar de luchar contra ella, espero que podamos apreciar y aprender de todo lo que nos rodea.
