Libros que no pueden faltar en tu biblioteca
¿Qué libros no puedes dejar de tener?
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El otro día hablaba con una amiga de los libros que tenemos para leer, de los libros que queremos comprar y de cómo estas dos listas son totalmente independientes una de la otra. Mi amiga compra libros nuevos con bastante frecuencia e incluso colecciona ediciones preciosas de sus historias favoritas. Yo ya prefiero pedir prestado antes que comprar y no siento la necesidad de poseer los libros que me gustan. Ni tengo que decir que ambas tenemos más libros en nuestra lista de lectura pendientes que tiempo para leerlos, pero ese es tema para otra newsletter.
Después de esta conversación con mi amiga, reflexioné sobre lo fácil que me ha resultado siempre deshacerme de los libros una vez que los he leído. No sé, casi nunca voy a releer una historia que ya conozco, ¿para qué acumular algo que probablemente ya no voy a usar?
Sin embargo, después de pensarlo un poco más, descubrí que en realidad no es bien así. Hay algunos libros de los que no quiero desprenderme y verlos en mi biblioteca siempre me produce una buena sensación. Hay libros que sí quiero tener, preferiblemente en formato físico, porque sentir sus formas y hojear sus páginas me reconforta. Son libros que me marcaron, que me acogieron; recuerdo exactamente cómo llegaron a mi vida y por qué se quedaron.
Y mira, ¡hay más de los que pensaba! Vamos a ellos:
“Cómo educar en el feminismo” y “Sobre el duelo”, Chimamanda Ngozi Adichie
El primer libro de Chimamanda que leí fue “Cómo educar en el feminismo”, la versión en inglés. Lo encontré por casualidad, en un evento en el que se intercambiaban libros: dejabas uno y te llevabas otro. El título me pareció curioso y decidí darle una oportunidad. El resultado: lo leí de un tirón y me enganchó por completo. Pronto conocí otras obras de la autora y la última que leí, que me impactó tanto como la primera, fue “Sobre el duelo”.
Ambos son libros pequeñitos inspirados en la relación de Chimamanda con personas importantes en su vida: el primero se basa en una carta que escribió a una amiga, el segundo es una reflexión sobre la muerte de su padre. Ambos son increíblemente sencillos. Con “Cómo educar en el feminismo” sentí que por primera vez podía interiorizar conceptos del feminismo que antes sólo había encontrado en relatos formales, académicos y difíciles de digerir. Su forma de hablar sobre la muerte en “Sobre el duelo” es tan empática que es imposible no identificarse. Cualquiera que haya experimentado una pérdida así se sentirá representado por el relato de Chimamanda.
Son libros a los que vuelvo una y otra vez, siempre que necesito recordarme a mí misma que no estoy sola. Son libros que he regalado a personas que amo porque creo que su lectura nos brinda paz y comprensión. En definitiva, son libros que vale la pena tener.
“La sombra del viento”, Carlos Ruiz Zafón
Si tuviera que elegir un solo libro como mi favorito de todos los tiempos, elegiría éste sin pensar dos veces. La historia de “La sombra del viento” es la más mágica y atractiva que he conocido. Me encantó cada personaje con sus luces y sus sombras, me encantó cada relación chueca, me encantó cada lugar que sirve de paisaje a esta saga que en realidad es una trilogía… ¡y los tengo todos! Pero una nunca se olvida del primero y me recuerdo del impacto que este libro me causó con la forma de escribir del autor. Las frases y los párrafos de “La sombra del viento” son como melodías, te entran por el oído, se filtran bajo la piel, llegan al corazón y allí se instalan.
Este fue el primer libro que envidié, que me hizo pensar “Dios mío, ¿seré capaz algún día de escribir así?”. En él conocí a mis primeros book boyfriends, todos ellos un poco tóxicos y completamente seductores. En él encontré las descripciones más ricas, los pensamientos mejor construidos, los amores más trágicos y maravillosos a los que he aspirado. ¡Completamente maravilloso! El hecho de que el autor haya fallecido recientemente añade cierta nostalgia a las cosas. Ya no tendremos más historias de Carlos para maravillarnos, así que tenemos que cuidar las que nos quedan.
Las series de “Juego de Tronos”, George R.R. Martin, y “Harry Potter”, J.K. Rowling
Si vamos a hablar de memoria afectiva, no puedo dejar de mencionar estas sagas. Fueron libros que marcaron etapas muy importantes en mi vida, fantasías que me sacaron de la realidad y me hicieron soñar.
A día de hoy recuerdo la Navidad en la que me regalaron los cuatro primeros libros de Harry Potter. Las historias del mago marcaron mi infancia y mi adolescencia. Crecí como crecieron los personajes de los libros, me sentí cerca de ellos, como si de alguna manera fuéramos amigos separados por una carta de Hogwarts. Aprendí inglés con Harry, entendí que ser nerd era cool con Hermione, reí y lloré con cada desenlace a lo largo de los 7 libros. Y aunque hoy odio todo lo que tenga que ver con J.K. y sus ideas pelotudas, no puedo evitar sentir un calor en mi interior cuando recuerdo lo mucho que esta historia me acompañó en tiempos oscuros y confusos.
En cuanto a la serie “Juego de Tronos”, que ni siquiera está terminada (amo odiarte, George Martin!), fue un gran descubrimiento de mi época universitaria. También recuerdo claramente el día en que vi el primer libro en la librería del shopping donde nos gustaba salir a pasear con las amigas. Me enamoré de la portada y del grosor del libro, que prometía entretenimiento sin fin, ¡y no me equivoqué! Leí los cinco libros publicados (hasta la fecha) mientras estudiaba periodismo. Nunca me convertí en periodista, nunca terminé la saga. Un poco profético, ¿no? A diferencia de HP, el universo de “Juego de Tronos” no era nada amigable, ni sus personajes eran como amigos. Pero, sin duda, la historia removió todas mis emociones y me hizo sentir un nivel de devastación que ningún libro me había hecho sentir antes. Y si hay algo que me encanta es un libro que acaba conmigo!
“El padrino”, Mario Puzo, y la serie “El tiempo y el viento”, Érico Veríssimo
Algunos libros son reliquias y valen más que cualquier posesión material. La edición de “El padrino” que leí ya adulta fue el primer libro que mi madre compró con su propio dinero. Ella era una adolescente a la que le encantaba leer, pero como nunca le sobraba la plata nunca se había permitido el lujo de comprarse un libro todo suyo. Así que, a la primera oportunidad que tuvo, eligió el que más plot twists y personajes terribles y encantadores tenía para comprar. Creo que mi obsesión por los libros sobre hombres con pocos escrúpulos y mucha seducción es genética…
Muchos años después, mamá compraría y quedaría encantada con la saga de “El tiempo y el viento”. Crecí sabiendo que mi hermano se llamaba Rodrigo gracias al gran Rodrigo Cambará, el héroe sinverguenza de esta saga con sabor a Brasil, a familia, a amores que no tienen futuro y, sin embargo, son eternos.
Son dos libros viejos, sus páginas son frágiles, sus tapas ya se están cayendo a pedazos. Tienen un lenguaje más formal, más antiguo. Sin duda, tienen partes terriblemente cancelales para los estándares actuales. Pero son libros que marcaron la vida de la mujer que me enseñó a amar los libros y las historias, así que nunca podría desprenderme de ellos.
“Comédias da Vida Privada”, Luis Fernando Veríssimo
Curioso que haya hablado del Veríssimo senior y ahora vaya a hablar del junior! Padre e hijo, dos estilos de escritura tan diferentes y tan encantadores. Descubrí el mundo de la crónica con Luis Fernando Veríssimo, el primer autor que me enseñó que la escritura también podía ser comedia. ¡Los buenos libros no están hechos sólo de lágrimas!
Recuerdo todas las horas que pasábamos con mi hermano leyendo este libro en voz alta y cómo nos partíamos de risa con las situaciones más disparatadas que relataba el autor. Muchas de ellas ni siquiera las entendíamos al 100%, ya que conocíamos a Luis Fernando Veríssimo de niños, aún sin esa maldad adulta que le gusta aportar a sus crónicas. Pero, Dios mío, cuántas risas compartimos leyendo y releyendo “cinco homens em volta de uma mesa de pôquer. Não se enxerga quase nada através da fumaça de um mês”. No necesitábamos entenderlo todo, sólo necesitábamos sentirlo. Sólo queríamos compartir ese momento de descubrimiento. De todos los muchos libros del escritor que han pasado por casa, éste es sin duda el que más atesoro.
“Las malas”, Camila Sosa Villada
Camila es una de mis autoras contemporáneas favoritas y tengo varios de sus libros. Sin embargo, éste es especial porque no sólo contiene la primera historia de Camila que leí, sino que también contiene su letra, ¡literalmente! En 2023 fui a un evento donde la autora daba una entrevista en vivo y luego hacía una firma de libros. Mi emoción cuando llegó mi turno de estar cara a cara con la escritora fue tan grande que metí la pata: tartamudeé y hablé en portunhol en lugar de decir la frase perfectamente ensayada en español que había estado practicando en mi cabeza todo el día. Me confundí, me olvidé de sacar una foto… Pero sí conseguí la firma y una dedicatoria más que especial: “Para Regi, una invención de Brasil”. Creo que esa debería ser mi bio a partir de ahora 😀
Mis libros favoritos son obras de autores que admiro y saber que lo que estoy leyendo vivió primero en sus cabezas es maravilloso. En el caso de “Las malas”, no sólo sé que la historia nació en el bendito cerebro de esa escritora, sino que también sé que sus manos tocaron mi libro, sus ojos se encontraron con los míos y supo, por un segundo, que yo existía. Muy pocas veces tendré esta oportunidad con otros autores y autoras que me encantan, así que, por supuesto, ¡este libro se quedará conmigo para toda la eternidad!
Estos son mis queridos libros que no estoy dispuesta a dejar ir.
¿Cuáles son los tuyos?
Este texto es una traducción de mi newsletter “Histórias que abraçam”.