¿Por qué haces lo que haces?

Escribiendo y leyendo sobre escritura y nuestras razones para hacer (o no) lo que amamos

Si queres leer ese texto en portugués te dejo este link.

¿Alguna vez has parado para pensar por qué haces lo que haces?

Puede ser tu trabajo, un negocio, un proyecto paralelo, etc. ¿Lo haces porque te gusta? ¿Por obligación? ¿Por qué sí?

¿Qué razones tenes para hacerlo?

Siempre me hago esta pregunta sobre la escritura. La lista de razones por las que escribo cambia aquí y allá con el tiempo, pero en general la esencia de lo que me lleva a escribir ha sido la misma durante años:

• Escribo porque me ayuda a sentirme mejor. Cuando escribo puedo organizar lo que siento, poner nombre a mis emociones, diseccionarlas. Comprenderlas. A partir de esa comprensión, es más fácil saber qué hacer con lo que siento.
• Porque es más sencillo escribir que hablar. Es la forma más cómoda que tengo para expresarme.
• Porque quiero inmortalizar las locuras que se me ocurren. Pasarlas de la mente al papel es una garantía de que no las olvidaré. Quiero grabarlas para la posteridad.
• Porque cuando comparto lo que escribo con otras personas, la sensación de conectar con ellas es hermosa. Ver en ellas una reacción a partir de lo que leen, pensar que puedo tocarlas de alguna manera. Y ayudarlas. Recuerdo relatos de personas que han leído mis textos y sus comentarios o mensajes siempre me emocionan, porque me doy cuenta de que estaban agradecidas, contentas, conmovidas o simplemente menos solas.

Aunque estas motivaciones me ayudan a mantener fuerte el hábito de escribir en mi día a día, también tengo momentos en los que no quiero escribir. De vez en cuando siento un vacío, una falta de ganas, algo que me aleja de esta actividad que tanto aprecio.

He descubierto que de vez en cuando encuentro razones para no hacer algo que amo.

• No escribo por pereza. Escribir implica trabajo. Insistir, día tras día, en poner la cola en la silla y work bitch. Con o sin una musa inspiradora para ayudar. Escribir significa tirar varias páginas a la basura o borrar frases enteras para empezar de nuevo, aunque sea por décima vez.
• Porque ponerme en contacto con mis emociones, sobre todo las grises, duele. A veces no tengo ganas de poner el dedo en la llaga.
• Porque a veces quiero fingir que no necesito escribir, que puedo lidiar con mis problemas sin esta herramienta, sólo yo y mi pensar. Spoiler alert: casi nunca funciona.
• Porque no hay tiempo. Porque me meto en la locura de la vida adulta, las constantes tareas pendientes, las facturas que pagar, las cosas que comprar, y al final del día me siento tan cansada que no puedo ni pensar en agarrar la lapicera. Sólo quiero dormir.

Creo que es importante tener buenas razones para hacer algo, sobre todo si ocupa mucho espacio en nuestras vidas. No tienen por qué ser razones que tengan sentido para todo el mundo; mientras tengan sentido para vos, ¡genial!

Pero también he aprendido que está bien guardarse algunas razones en la manga para tomarse un descanso de vez en cuando. Aceptar que a veces no querré escribir es comprender que mis tiempos y necesidades también pueden cambiar. Es aceptar que la escritura siempre formará parte de mí, pero que a veces necesito dar prioridad a otras cosas. Otros porqués.

¿Cuáles son los tuyos?

Acá concentrada haciendo algo que amo hacer :D

Este texto es una traducción de mi newsletter “Histórias que abraçam”.