Recuerdos nublados
El día que papá murió estaba nublado
Nubes grises llenaban el cielo
Tapaban el sol
Muros rígidos que no nos dejaban ver el horizonte
Recuerdo que me preguntaba si abrirían ese muro de nubes
Para que papá pudiera entrar en el cielo
Recuerdo que lo pensé y luego me reí
¡Qué pensamiento más tonto!
Ni siquiera sabía si creía en el cielo
Todavía hoy no lo sé.
El día nublado amenazaba con llover, pero no lo hizo
De todos modos, no faltaba agua en la casa de la abuela
Donde la familia se reunió para llorar
Para dejar caer las lágrimas
Y buscar consuelo en los brazos de los demás
Para rezar y pedir por él, pedir por nosotros
Mamá, hermano y yo
De repente éramos viuda y medio huérfanos.
Recuerdo la mano de mamá en mi hombro
Pasar mi brazo por el de mi hermano y no soltarlo
Mirarlos a los dos y no ver una viuda y un medio huérfano
Sino dos piedras preciosas, dos magníficos tesoros
Recuerdo que deseaba no perderlos jamás.
Han pasado muchos años
Casi 20, si no me equivoco
A veces parecen 100
A veces parecen horas.
He vivido muchos más días
A veces nublados así
A veces brillantes y azules.
He vivido muchas cosas
Buenas y malas
Aunque pocas tan malas como aquel día.
El reloj no tiene piedad de los que están en duelo
O tal vez tenga tanta piedad
Que gira tan rápido como puede
Esperando que al poner distancia entre nosotros
Y lo que hemos perdido
Nos ayudará a superar el dolor.
No sé, podría ser.
Es cierto que el tiempo pasa
Trae consigo belleza y tristeza
Alegrías y horrores
Cosas nuevas al fin
Nuevos leones a los que enfrentarse
Nuevas victorias que celebrar
Emociones y momentos que ocupan nuestras manos
Y corazones
Y mentes
El lugar para los recuerdos se hace más pequeño
El cerebro empieza a priorizar.
Pero
Algunas cosas nunca olvidaré
No olvidaré nuestras miradas infantiles y asustadas
Cuando mamá abrió la puerta de la sala
Después de pasar la noche en el hospital
Y dijo “Papá descansó.”
No olvidaré la sucesión de abrazos apretados
Las voces llorosas
Y la suave caricia de mi madrina
Que me dejó dormir en su cama
Y pasó sus dedos por mi pelo
(tan suaves como el aleteo de las alas de una mariposa)
Hasta que me dormí.
No olvidaré los días que siguieron
Inciertos, dolorosos
La extraña sensación de que en cualquier momento
Él abriría la puerta
Diciendo mi nombre de aquella manera que sólo él tenía
Pronunciando la R como un tenedor arañando un plato
Erizaba, pero era bueno.
Y luego recordar que
No.
Él no abrirá la puerta.
Recordar es bueno y malo
A veces necesario
A veces no
A veces simplemente inevitable
Como cuando veo un día nublado
Y me pregunto, nostálgica y risoña,
Si ese día
Papá podrá vernos
Desde su ventana en el cielo.