Habrá falsos maestros entre ustedes (2 Pedro capítulo 2)

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5 min readMar 19, 2024

El apóstol Pedro menciona la infiltración en la congregación cristiana, de individuos maliciosos que pronuncian palabras calumniosas y con un comportamiento inicuo. Este capítulo, que se citará a continuación, en su totalidad, es muy parecido a la carta de Judas, con el mismo tema y con ciertos ejemplos muy similares:

“Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. 2 Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. 3 También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente, y la destrucción de ellos no dormita.

4 Ciertamente si Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron, sino que, al echarlos en el Tártaro, los entregó a hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio; 5 y no se contuvo de castigar a un mundo antiguo, sino que guardó en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía; 6 y al reducir a cenizas a las ciudades de Sodoma y Gomorra las condenó, poniendo para personas impías un modelo de cosas venideras; 7 y libró al justo Lot, a quien angustiaba sumamente la entrega de la gente desafiadora de ley a la conducta relajada 8 — porque aquel hombre justo, por lo que veía y oía mientras moraba entre ellos de día en día, atormentaba su alma justa a causa de los hechos desaforados de ellos — , 9 Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa, pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean cortadas de la existencia, 10 especialmente, sin embargo, a las que siguen tras la carne con el deseo de contaminarla, y que menosprecian el señorío.

Osados, voluntariosos, estos no tiemblan ante los gloriosos, sino que hablan injuriosamente, 11 mientras que los ángeles, aunque son mayores en fuerza y poder, no presentan contra ellos acusación en términos injuriosos, lo cual no hacen por respeto a Jehová. 12 Pero estos hombres, como animales irracionales nacidos naturalmente para ser atrapados y destruidos, hasta sufrirán — en las cosas que ignoran y de las cuales hablan injuriosamente — destrucción en su propio derrotero de destrucción, 13 haciéndose mal a sí mismos como paga por hacer el mal.

Ellos consideran un placer el vivir lujosamente durante el día. Son manchas y tachas, que se entregan con desenfrenado deleite a sus enseñanzas engañosas mientras banquetean junto con ustedes. 14 Tienen ojos llenos de adulterio, y no pueden desistir del pecado, y cautivan almas inconstantes. Tienen un corazón entrenado en la codicia. Son hijos malditos. 15 Abandonando la senda recta, han sido extraviados. Han seguido la senda de Balaam, hijo de Beor, que amó la paga de la maldad, 16 pero recibió censura por su propia violación de lo que era correcto. Una bestia de carga sin voz, expresándose con voz de hombre, estorbó el loco proceder del profeta.

17 Estos son fuentes sin agua, y neblinas impelidas por una tempestad violenta, y para ellos ha sido reservada la negrura de la oscuridad. 18 Porque profieren expresiones hinchadas de ningún provecho, y cautivan, por los deseos de la carne y por los hábitos relajados, a los que precisamente están escapando de personas que se comportan en error. 19 A la vez que les están prometiendo libertad, ellos mismos existen como esclavos de la corrupción. Porque cualquiera que es vencido por otro queda esclavizado por este. 20 Ciertamente si, después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por un conocimiento exacto del Señor y Salvador Jesucristo, se envuelven de nuevo en estas mismas cosas y son vencidos, las condiciones finales han llegado a ser peores para ellos que las primeras. 21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido con exactitud la senda de la justicia que, después de haberla conocido con exactitud, apartarse del santo mandamiento que les fue entregado. 22 Les ha sucedido el dicho del proverbio verdadero: “El perro ha vuelto a su propio vómito, y la cerda bañada a revolcarse en el fango”” (versículos 1–22).

Hay un punto de enseñanza mencionado tanto por el apóstol Pedro como por el discípulo Judas, que está escrito en los versículos 10b y 11: “Osados, voluntariosos, estos no tiemblan ante los gloriosos, sino que hablan injuriosamente, mientras que los ángeles, aunque son mayores en fuerza y poder, no presentan contra ellos acusación en términos injuriosos, lo cual no hacen por respeto a Jehová”. Aquí está la idea similar enseñada por el discípulo Judas: “De igual manera, no obstante, estos hombres, también, entregados a sueños, están contaminando la carne y desatendiendo el señorío y hablando injuriosamente de los gloriosos. Pero cuando Miguel el arcángel tuvo una diferencia con el Diablo y disputaba acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a llevar un juicio contra él en términos injuriosos, sino que dijo: “Que Jehová te reprenda”. Sin embargo, estos hombres están hablando injuriosamente de todas las cosas que realmente no conocen; pero en cuanto a todas las cosas que sí entienden naturalmente como los animales irracionales, en estas cosas siguen corrompiéndose” (versículos 8–10).

La sustancia de la enseñanza de los dos ejemplos dados por apóstol Pedro y discípulo Judas, es que, si el arcángel Miguel y los ángeles no se atrevieron a pronunciar palabras de juicios, del mismo modo, no hay que hablar injuriosamente contra los miembros de la congregación cristiana, particularmente contra los administradores o responsables del rebaño, los ancianos, incluso si pudiera justificarse (como lo era, en el caso en contra de Satanás el diablo). Si un cristiano tuviera que ser víctima de una injusticia (según él (probado o no)) y que aquello no pudiera resolverse en el marco de una comunicación saludable, entonces es aconsejable confiar en la justicia de Dios y la de su Hijo Jesucristo, que, por cierto, se cumplirá, pero más tarde. Mientras tanto, lo más sabio es soportar el mal, manteniéndose callado, esperando a Jehová Dios: “Bueno es que uno espere, aun callado, la salvación de Jehová” (Lamentaciones 3:26). “Pero en cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante. Ciertamente mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá” (Miqueas 7:7; Isaías 66:5). Aquellos que persistirían en murmurar dentro de la congregación, manifestarían una sabiduría terrenal, animal y demoníaca (Santiago 3:14–18). El apóstol Pedro describe aquellos individuos malvados de una manera muy severa, en los versículos 12–22.

Meditación sobre la segunda carta de Pedro, que conduce a la madurez cristiana:

La Madurez espiritual y cristiana (Hebreos 6:1)

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