Huck, Jim y el rey Salomón

Andrés P. Mohorte
Yugoslavia.
Published in
2 min readDec 25, 2016

Tras huir de su alcohólico y turbulento padre fingiendo su propia muerte, Huckelberry Finn se lanza río abajo en busca de un futuro más próspero. Más exactamente, en busca de aventuras. En su camino se encuentra a Jim, un esclavo negro huido de sus amos temiendo ser vendido a amos aún más terribles. Juntos comienzan un largo camino que les lleva por diversos avatares, entre los que se incluyen, de forma general, dormir, comer, fumar, charlar y disfrutar de su vida sobre una balsa, surcando las aguas del mostruosamente ancho río Mississippi. Después de sobrevivir al naufragio de un barco a vapor en el que habían caído de forma fortuita, Huck y Jim charlan sobre el rey Salomón, al que Jim llama “Salmón”.

El diálogo se inicia con Huck y prosigue Jim.

— Quizá, pero de todos modos era el hombre más sabio del mundo, porque la misma viuda me lo dijo.
— No me importa lo que dijera la viuda, pero no era un hombre sabio, de ninguna manera. Tenía un modo de opinar muy extraño… ¿Conoce la historia del niño al cual quería partir en dos?
— Sí, la viuda me lo contó todo.
— Bien, ¿y pues?… Eso demuestra que era un salvaje… Fíjese un momento… Eso es un tronco… una mujer. Aquí está usted, amito. Es otra mujer. Yo soy Salmón y este dólar de papel es el niño. Cada mujer dice que el niño es suyo. ¿Qué he de hacer yo? Pues irme a la vecindad y preguntar. Así sabré de quién es y entonces se lo podré dar a la madre. Pero no me pasará por la cabeza cortar el billete en dos, porque medio billete no sirve de nada. No se puede comprar nada con medio billete. Y de qué sirve medio niño. Yo no daría ni un centavo por un millón de medios niños.
— No has comprendido de lo que se trata, Jim… Es otra cuestión… Estás a mil millas de comprenderlo.
— ¿Quién? ¿Yo?… ¡Vamos a dejarlo!… No me hable de cuestiones… Creo que sé ver qué es lo de sentido común, cuando lo veo. Y le digo que lo que hizo Salmón no es de sentido común. La disputa no era por medio niño, sino por un niño entero, y el hombre que cree que puede resolver una disputa sobre un niño entero por medio de la mitad de un niño, no es un hombre con sentido común. No me hable de Salmón, que ya me lo sé de memoria…

Huck opta por no continuar la conversación. Para sus adentros, sin embargo, piensa: “Nunca he visto un negro como Jim. Si se le mete una idea en la cabeza, no hay manera de quitársela”.

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