Dialogo con la asistente

Yoqsan Berumen
Zero: Antología 
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5 min readMar 16, 2014

Un impacto consta de 2 partes esenciales: una colisión violenta y el rastro que deja esa colisión en donde golpeó. Es algo inevitable, algo que no se puede detener. Aún así me gusta pensar a veces que podría detener e incluso evitar algunos de esos golpes, salir ileso, tal vez hasta predecirlos, pero todo se queda en meras suposiciones, solo en sueños, y la verdad es que los momentos mas impactantes en mi vida, siempre me han dejado marcas que me han hecho la persona que soy, así que no los cambiaría por nada.

Días de octubre como este, me traen a la memoria aquella fría mañana que dejo un gran impacto en mi. Ni aún el equipo mas sofisticado me habría protegido de un impacto de tal magnitud.

Había terminado ya mi segundo café y no eran todavía ni las 7 a.m., el estrés y las preocupaciones no dejaban que me percatara del frío, obviamente el café no era para contrarrestar el frío sino para darle una sobrecarga de energía a mi sistema nervioso, ni tampoco me percataba de las personas que pasaban a mi lado, ni del mundo en sí, lo único que quería era llegar a mi laboratorio y ponerme a trabajar lo mas pronto posible en todos mis pendientes. Pero al llegar a mi destino, note una extraña ausencia de luz, lo que significaba que, por alguna extraña razón, mi asistente no había llegado, pero no me moleste, entre lo mas rápido posible y encendí todo el equipo, pensando que mi asistente solo estaba retrasado y entraría en cualquier momento, agitado por venir corriendo, pidiendo disculpas por la tardanza, diciendo algo como : “disculpe me quede dormido” o “el tráfico era terrible esta mañana”. Pero no fue así.

Salí para ver si había alguna señal de el, pero estaba todo muy tranquilo, tan tranquilo que se podía escuchar a los grillos y algunas aves cantar, aún estaba oscuro y no podía distinguir muy bien a las personas que caminaban a los lejos, pero todas tomaban rumbos diferentes.
Me quede por un momento mirando a la lejanía, cuando note que una figura se acercaba a mí, no me resultaba familiar, por lo que no le di mayor importancia, de seguro solo pasaría de largo, pero lo que no sabía es que era una gran colisión que tenía escrito mi nombre por todos lados, iba directo hacia mi y no podía hacer nada para evitarla…
Cuando menos lo note ya estaba a mi lado una chica, bastante linda, usaba lentes, tez blanca y su cabello era largo y chino, le quedaba bastante bien, y al parecer tenía bastante frío porque estaba toda hecha bolita, pareciera como si hubiera sido atraída por el calor del faro que estaba frente al laboratorio y se quedo ahí a un lado mio en un principio sin decir nada.
Volteó su mirada al cielo y me dijo:

-”mira! ya viste las estrellas? son muy lindas…”-

-”si ya las vi...” -conteste indiferente, sin voltear al cielo, yo solo trataba de ver alguna señal de mi asistente para ponerme a trabajar, pero ella se dio cuenta de mi indiferencia así que me tomo del brazo y me miro a los ojos

-”Pero velas!!, y mira ahí esta la luna, no es hermosa?”- Me tomo de la manga y me estiró como si fuera una niña emocionada. Me asombro tal movimiento, pero gracias a eso logró tener mi atención. Miré hacia el cielo.

-”si…tienes razón, es hermosa”- la verdad es que hacía mucho tiempo que no me tomaba el tiempo para admirar el cielo nocturno, aún cuando sabia que todas esas pequeñas luces eran ya estrellas muertas, luz que viaja desde otras galaxias a millones de años luz de la tierra, no les quitaba su belleza tan simple y la luna, definitivamente no hay nada como la luna de octubre, resulta hasta terapéutica, relajante…
Después de esto, llegue a la conclusión de que lo mejor era empezar a trabajar yo solo, sin presionarme, así que me puse en marcha.

-”bueno me tengo que ir”- le dije

-”enserio?…y… puedo entrar contigo?”- y de repente pense…

-”claro porque no?, te gustaría ser mi asistente por el día de hoy?”-

-”si”-

Después de eso me siguió por todo el laboratorio como si fuera mi sombra, de un lado a otro, llevando materiales, curioseando con todo lo que le llamaba la atención, haciendo cientos de preguntas, no me molestaba contestar, era bueno tener a alguien con quien compartir experiencias, mi asistente habitual no se asombraba de esa manera con todas las cosas, ahora que me daba cuenta en realidad era bastante aburrido trabajar con el. Aunque sinceramente, jamás había tenido un asistente que me desafiara tanto como ella, se ponía a jugar con los materiales, no me hacía caso, me pegaba, le daba un camino y tomaba uno totalmente diferente y su respuesta del porque hacía eso era tan simple que carecía de cualquier explicación:

-”es que es divertido hacerte renegar”- y lanzaba un linda risilla, lo que hacía imposible para mi enojarme con ella y lo único que podía hacer era devolverle la sonrisa. Siempre pensé que todo tenía un porque hasta que la conocí, simplemente no le pude encontrar una explicación a su forma de ser.
A demás, a pesar de todo, cumplía muy bien con su trabajo, tal vez no de la forma convencional pero era realmente eficiente, y pensé “mmm bueno al fin y al cabo todos los caminos llevan a Roma…” pero definitivamente tomaba el que fuera mas divertido para ella.

Después de varios reniegos, terminamos el trabajo y la verdad es que había pasado bastante tiempo desde que me había divertido tanto haciendo mi trabajo, creo que es bueno una que otra vez dejar de hacer las cosas de la forma convencional y divertirse haciendo lo que te gusta.

Le invite el desayuno, era lo mínimo que podía hacer, por ayudarme y por aguantar mis reniegos, buscamos un lugar tranquilo y nos sentamos a comer, la verdad es que no la había visto tan tranquila mas que cuando estaba comiendo, creo que la única forma de controlarla era dándole comida…no pude evitar lanzar una sonrisa ante este pensamiento…

Terminando tomamos rumbos diferentes, definitivamente fue gran día y uno que dejó una gran marca en mi vida…
Ahora cada mañana antes de ponerme a trabajar siempre me tomo mi tiempo para admirar lo que hay a mi al rededor, ver las estrellas, ver la luna se ha convertido en un habito, como también, esperar frente al laboratorio esperando alguna señal de ella, tal vez me pueda enseñar alguna otra cosa…

Mi asistente por un día…

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Yoqsan Berumen
Zero: Antología 

Estudiante de Mecatrónica del ITD/ miembro activo de la VDS/ lo imposible no es un hecho es una opinión/ escritor aficionado