La experiencia de traducir ‘El Concepto de Experiencia’

Valentina Salvatierra
10 min readApr 7, 2018

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Escribí esta nota para acompañar el ensayo ‘El Concepto de Experiencia’ (escrito por Mark Greif), que traduje desde el inglés.

¿Otras personas se preguntarán sobre el significado de la vida como yo lo hago? Quizás tiendo a asumir que es una experiencia universal solo porque a mí me parece tan inevitable, reconocer su inherente falta de significado y preocuparme por las formas insuficientes que tenemos de lidiar con ella. Estas formas van desde obsesionarnos con Instagram hasta mandarnos a cambiar en un viaje al otro lado del mundo que suele terminar también en nuestras redes sociales.

Entonces, tengo la duda de si mis dudas sobre la vida serán compartidas por más personas — aunque tengo la intuición de que sí. Hasta diría que eso explica en parte el éxito de series medias nihilistas como Bojack Horseman o Rick & Morty. Pero aun nos falta articular estas sensaciones de forma más acabada. Por eso me impactó inusualmente leer el ensayo del escritor estadounidense Mark Greif, sobre el significado de la vida, y ver la forma elocuente en que procesaba varias de mis intuiciones y ofrecía propuestas para lidiar con estas tribulaciones de la experiencia. Y lo leí una vez más, y seguía haciendo sentido. No siempre tiene el sentido racional de un argumento silogístico, pero sí resuena con mi experiencia, valga la redundancia. Su prosa enredada, llena de punto y comas y guiones, ayuda a capturar, y luego desenredar, las complejidades de su argumento.

¿Víctimas de la experiencia?

Me parece que Greif, en el esteticismo y el perfeccionismo, ofrece dos vías de escape desde la aridez de tantas experiencias. Ofrece una respuesta a la insatisfacción que muchas veces he sentido incluso cuando he experimentado cosas que supuestamente eran maravillosas — estudiar en el extranjero en una de las mejores universidades del mundo, poder vivir con mi pareja, visitar hermosas ciudades europeas, pasar tiempo con familia y amigos que me visitaban en el Reino Unido, y así sucesivamente. No quiero decir que estas experiencias fueran malas, o incluso ‘no maravillosas’. El problema realmente parecía estar en la forma en que las proceso como ‘experiencias’, siempre esperando algo más, algo que la vida no podía jamás ofrecer, algo sublime e indescriptible que además tiene algo que ver con la forma en que las vidas de los otros tienden a verse en redes sociales.

Entonces me encontré enfrentada con este ensayo que cambió mi perspectiva sobre la vida, que me ha llevado a modificar la forma en que experimento mi cotidianidad. Como la meditación, es una práctica imperfecta que intento aplicar, ejercitar, y mejorar a diario. Pero, ¿qué más? Quizás por esta misma noción de acumular experiencia, sentí la necesidad de hacer algo más con este ensayo, de involucrarme con él de alguna forma más profunda.

En los últimos dos años he estado leyendo sobre la traducción, yendo a algunos grupos de discusión y charlas aquí y allá sobre el tema, e incluso pensaba que me interesaba ejercerla yo misma. Sin embargo, los textos más largos que había traducido eran correos electrónicos, y un intento de traducir unos cuentos de China Miéville yacían abandonados en mi computador después de las primeras páginas. Ya existe una traducción al español del libro donde aparece el ensayo, así que podría ser una tarea redundante, y por ende inútil. De todas formas, le escribí a Greif preguntando si estaría bien traducir uno de sus ensayos para publicarlo en un medio personal. Su respuesta fue breve pero alentadora, así que finalmente decidí que no importaba tanto si ya existía una versión en español de este texto. No la he leído, así que no tengo idea si es ‘mejor’ o ‘peor’ que la mía: no sé si captura con mayor o menor éxito el mensaje original, y la cualidad verborrea pero extrañamente legible de su escritura, su combinación de erudición e informalidad.

Me gusta pensar que mi traducción, dado mi propio origen, está escrita en “español latinoamericano” en vez de “español de España” (como el libro traducido). Si Word los marca como idiomas separados en el selector de idiomas, supongo que son suficientemente distintos para justificar, en cierta medida, mi tarea. Más importante, sin embargo, espero que mi esfuerzo se justifique en cuanto hace que el ensayo de Greif sea algo más accesible para quienes no tienen acceso al libro español, o no están seguros si es algo que disfrutarían leer. Espero que algunos de mis amigos y conocidos, que sino no se hubiesen topado con este ensayo , puedan llegar a él a través de mis redes sociales. Si alcanza tan solo a una persona que después piensa que el mensaje que transmite también vale la pena considerar, que hay mejores formas de vivir nuestras vidas de lo que lo hacemos hoy, entonces habrá valido la pena. Y la tercera razón, la egoísta, es que realmente fue un buen ejercicio para ver cómo funciona la traducción en la práctica, y darme cuenta de los varios desafíos que uno enfrenta al tratar de transferir un texto de un idioma a otro.

En esta “nota de traducción”, reflexiono un poco más sobre esta tercera razón para traducir, y exploro tres de los dilemas que enfrenté en el ejercicio. En clarificar cómo los fui resolviendo, espero justificar las decisiones que se ven reflejadas en mi pieza final en español, y también ofrecer reflexiones más generales sobre lo que ocurre al traducir un ensayo de este tipo del inglés al español.[1]

Dilema 1: Género gramatical. “Cursed, you seem.” La apertura de este segundo párrafo me parece igual de cautivante cada vez que la leo. Esa breve frase apela a un lector indefinido, que permanece así gracias a la falta de marcadores de género en los adjetivos en inglés. Su atractivo, para mí, reside en que este lector es universal de una forma en que deja de serlo si le asignas un adjetivo femenino o masculino. En cambio, el español me ‘obligaría’ a asignarle un género a ese adjetivo: maldito lector, maldita lectora. ¿Cómo lidiar con este tipo de formulaciones? “Pareces estar bajo una maldición” es una solución menos parsimoniosa que el original. Sin embargo, el verbo “estar” ahí no necesita un género — así que el problema se soluciona, a expensas de la simpleza de la oración original.

En otras partes del texto no me preocupé tanto de mantener la neutralidad de género en frases con adjetivos, porque me parece menos importante cuando Greif no se está dirigiendo directamente al lector, que puede ser de cualquier género. Por ejemplo, en las frases con hileras de adjetivos simplemente alterné los géneros. En un vívido pasaje escrito en primera persona sobre las experiencias de embriaguez, Greif comenta sobre “how uncomfortable I was, how I much I disliked that person”, y así. El desafío aquí es que la sucesión de adjetivos que Greif atribuye al lector, a sí mismo, o a una tercera persona invisible, son neutros en inglés pero no pueden serlo en español. ¿Qué hacer, considerando que asumir a un lector masculino o femenino podría alienar a alguien del género opuesto o de algún otro género? Mi decisión finalmente fue alternar entre adjetivos femeninos y masculinos:

También podrías decir con facilidad, qué inútil — qué incómodo [M] estuve, qué mal me caía esa persona, qué podrida [F] me sentí; qué decepcionado [M] me sentí de lo que aprendí en el sexo y la embriaguez, cuán avergonzada [F] de lo que revelé.

En aun otros casos, la asignación de género gramatical no me pareció tener mayor impacto en el sentido de la frase. Así, por ejemplo, “the morbid person” puede ser hombre o mujer — “persona”, gramaticalmente femenino, se puede aplicar genéricamente a personas de cualquier género. En otros casos, Greif sí especifica un pronombre — y en esos casos respeté su decisión, como el optimista — “the optimist” who “fears he doesn’t live”.

Dilema 2: Conceptos abstractos. Un desafío específico, creo, a ensayos como el de Greif es el uso abundante de conceptos abstractos o filosóficos, si bien muchas veces aparecen en forma coloquial y con una precisión variable. Así, por ejemplo, “raw ocurrence” lo traduje como “ocurrencia sin procesar”, en vez de “cruda” — la condición de “rawness” se interpreta como una ausencia de procesamiento mental abstracto, más que una falta de cocción. Podría haber sido más literal, pero me pareció que “crudo” tiene demasiadas connotaciones culinarias en español (al menos en mi mente amante del ceviche) para el uso abstracto y psicológico que hace Greif del término. Evoca, aún más que “raw”, ideas de carne cruda, pescado crudo, en lugar de experiencias crudas.

Otro término abstracto sobre el que me detuve fue “self”, al referirse al perfeccionismo. ¿Debería ser yo-mismo, yo, ser, propio ser? Hablar de descubrir “tu verdadero yo” tiene sentido, pero al usar el “yo” de esa forma una y otra vez en el párrafo terminaba sonando torpe, demasiado cotidiano, porque es el mismo “yo” de “yo fui a la tienda”, “yo estoy cansado”. Entonces la otra tentación era usar “ser” — que en inglés se traduce más bien como “being”, el ser abstracto del Ser y Tiempo de Heidegger. Este ser genérico tampoco es adecuado: el ser al que alude el perfeccionismo es el sentido concreto de ser de cada individuo y no, me parece, una abstracción heideggeriana con “S” mayúscula. Así que al final compliqué la formulación un poco, traduciendo su primera aparición como “propio ser”. Después de esa primera aparición, a veces usé solamente “ser”. Esto es tanto por simpleza como en la esperanza de que haya quedado claro en su primera aparición que es el ser de cada individuo y no una abstracción mayor.

Quizás el concepto más grande con el que tuve que lidiar fue, por supuesto, “the concept of experience”, que traduje generalmente como “experiencia”. Incluso cuando Greif usa “experience” en su sentido más general, como en “Give experience your energy”, una abstracción cuasi-divina, tuve que aterrizarla un poco: el español pide que use algún tipo de artículo antes de “experiencia” si la estoy usando por sí misma — “el concepto de experiencia” está bien, pero “experiencia” por sí misma parece demandar un artículo precedente. Así que ese inicio de párrafo se convierte en “Entrégale tu energía a la experiencia”. Consideré usar una E mayúscula para denotar su calidad de concepción abstracta en contraste con las formas específicas de experiencia (las experiencias en plural) que Greif detallará en el párrafo siguiente. Sin embargo, usar una mayúscula hubiese sido una ‘reificación’ excesiva de un concepto que Greif de todas formas usa flexiblemente. Después de todo, este no es un tratado filosófico incluso si recoge ideas filosóficas. Así que lo dejé como “la experiencia” en minúscula, y espero que los lectores perceptivos sean capaces de distinguir este concepto de experiencia de mayor nivel de las instancias específicas de experiencia, que generalmente aparecen en plural o con artículos posesivos precediéndolas. Espero que esto quede claro, por ejemplo, en frases como esta:

The need to retell experiences [singular, específico] becomes your last means to try to redeem experience [concepto de] from aimless, pure accumulation —

La necesidad de relatar experiencias [singular, específico] se convierte en tu último medio para tratar de redimir la experiencia [concepto de] de la acumulación pura y sin objetivo —

Dilema 3: Términos coloquiales. Este es el contrario del dilema anterior, el tener que lidiar con los términos más informales del ensayo. El mejor ejemplo es “hooking up”, un término enervante de traducir. Al menos en español chileno, me cuesta pensar en una expresión con connotaciones similares de sexo casual y consensuado, quizás porque la sociedad chilena todavía es muy prejuiciosa sobre este tipo de encuentros. El resultado es que no sé si existe una expresión similarmente liviana que designe específicamente el sexo casual. ¿“Tirar”? Es un término informal, sí, pero quizás se vuelve demasiado explícitamente relacionada al acto sexual y deja de lado la relación social que enmarca ese acto. “Acostarse” es más neutro, y puede referirse o no a un tipo de sexo casual, pero finalmente me pareció suficiente y más apropiada porque captura mejor la totalidad de la experiencia sexual, sin centrar la atención en el acto en sí. En todo caso, tanto tirar como acostarse se pueden usar en relaciones de pareja establecidas, así que ninguna de las dos captura adecuadamente el sentido de “hooking up”.

Por otro lado, Greif delimita ciertos términos coloquiales y los emplea de formas más precisas a lo que estamos acostumbrados en el lenguaje cotidiano. Esto está marcado frecuentemente por su uso de comillas — como “the real thing”, aquello que buscamos al procesar las ocurrencias una y otra vez. Literalmente representar esto como “la cosa real” suena torpe, porque no es una frase hecha en español, hasta donde yo sé, como sí lo es “the real thing” en inglés. En cambio, lo traduje como una frase levemente distinta sobre la autenticidad, una que espero resulte más natural para usuarios del español: “masticado nuevamente, para probar si de verdad esto es ‘vida’.”

Nancy Huston, una ensayista y novelista canadiense que escribe en francés y traduce su propio trabajo al inglés, ha escrito “Est important ce qui es traduisible”: aquello que se puede traducir, es importante.[2] Huston traduce su propio trabajo, y ve el proceso como una suerte de prueba de voz para lo que está diciendo.[3] En mi caso, traducir este ensayo de Mark Greif fue una forma de probar la validez, la fuerza, de lo que él propone. Me obligó a adquirir un conocimiento profundo de las vueltas de su argumento, su vocabulario específico, el flujo de su texto, y así evaluar qué tan bien se sostiene frente a este escrutinio. En mi opinión, ahora más informada que cuando me encontré con este texto por primera vez, se sostiene. Logra comunicar sus ideas sobre la jaula de la experiencia, y algunas formas de escapar de ella, de una forma hermosa. Estas ideas merecen ser comunicadas, y espero haberlo logrado aunque sea parcialmente.

Más víctimas de la experiencia

Notas

[1] Imagino que traducir ficción, o un libro completo, es también una empresa totalmente distinta, con sus propios desafíos.

[2] Huston, Nancy, Nord Perdu (Actes Sud, 2004), p. 90

[3] Gallagher, Mary (2018). ‘Nancy Huston on Othering the Mother-Tongue’, del seminario A New Language — A New Life?

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Valentina Salvatierra

Literature, art, TV, interesting miscellanea. I enjoy cooking, eating, and speculative fiction. Credo: Non-paralysing perfectionism & humanist aestheticism.