Miedo
- Recibí una llamada inesperada, una invitación a licitar con una de las empresas multinacionales más importantes del país, competir con grandes jugadores de la industria que pueden llevarse la cuenta y de todas formas dije que sí.
- Me llamaron a dictar una conferencia frente a más de 700 personas en un reconocido teatro de Samborondón sin tener mucho tiempo para preparar la presentación y de todas formas dije que sí.
- Me invitaron a dar clases a un grupo de profesionales interesados en aprender marketing digital, debo preparar el material y aprender a ser docente en pocos días y de todas formas dije que sí.
Esta ha sido la historia de mi vida emprendedora y he conocido casos parecidos en mis socios, colegas, familiares y amigos. Decir que sí a las oportunidades y seguir adelante así la incertidumbre esté presente.
Obviamente lo primero que sentí al cerrar cada llamada fue miedo, al meterte en situaciones nuevas te hace dudar de ti mismo, dar vueltas en círculos para luego recordar que llevas años dedicado a una actividad que te ha dado la suficiente experiencia y resultados qué ofrecer como parte del ritual de afirmación de ti mismo y enfrentamiento de estos miedos.
Todo va a salir bien. ¡Muy bien!
Creo que es normal sentir miedo ante lo nuevo o lo desconocido, todos en algún momento de nuestras vidas hemos sentido miedo al enfrentar un desafío, no saber qué responder a una pregunta importante o saltar al vacío cuando se te presenta una oportunidad o un reto inesperado.
A algunos el miedo los paraliza, a otros los motiva para no equivocarse, a mi me enfurece. Pero he descubierto que es una “buena” clase de furia, si es que eso fuera posible, me enojo tanto conmigo mismo que me obligo a hacer las cosas mejor de lo que esperaba.
Este enojo dura todo el proceso, me incomoda, me inquieta y me vuelve a hacer enojar hasta que el resultado llega. Bueno o malo el resultado final, he aprendido y estoy listo para enfrentar un nuevo miedo. Como pasar de nivel en un videojuego en el que no hay vidas ni recargas.
Si supieran la cantidad de cosas que me incomodan en mi vida se sorprenderían, hay muchísimas cosas que hago diariamente que las detesto pero las hago para aprender del proceso y descubrir algo nuevo en mi constantemente pero una vez que las termino me doy cuenta que solo ponía excusas en mi camino para evitarlas. El gran error de muchos.
Y no lo digo por la trillada frase de “salir de tu zona de confort”, muchas veces te esfuerzas y sacrificas para obtener ciertas comodidades y progreso, no para pasar estresado todo el tiempo y morir de las iras. Aprendamos a notar la diferencia y definir prioridades que te deban incomodar para fortalecerte y encontrar el siguiente desafío.
Jordan Peterson, psicólogo clínico, crítico cultural y profesor de psicología que se ha convertido en uno de mis autores y analistas preferidos en este momento por su pragmatismo y objetividad basada en datos. Explica que el miedo es una respuesta natural ante situaciones inesperadas por el ser humano, pero este miedo debe ser enfrentado si se busca salir de una situación específica para mejorar constantemente.
Incluso recalca que perseguir tus objetivos y propósito es un lujo y un deber moral para ti. No sé ustedes pero si eso es así, hay que prepararse para escalar esa montaña que nos atemoriza para llegar a la cima por tu bien, el de tu familia y el de quienes dependan de ti para salir adelante.
Es natural sentir la necesidad de pelear o huir, está en nuestro cerebro reptiliano, pero es importante aprender la diferencia y escoger tus batallas sabiamente. No toda oportunidad vale la pena el sacrificio así que aprendamos a priorizar y escoger bien los objetivos de nuestras vidas.
Así que es hora de preguntarnos ¿a qué le tengo miedo que me impide llegar donde quiero estar? y hagamos algo al respecto, espero que sea para bien de su crecimiento personal o en lo que sea que quieran, sin hacerle daño a nadie y siempre aprendiendo las lecciones en el camino.
Créanme que hay muchas satisfacciones al otro lado del río que buscas cruzar así termines mojado, golpeado y enlodado. Y como dice Millán Ludeña:
“Si el reto no te hace temblar las piernas, quizá no es lo suficientemente grande para ti”.
