Algunas cuestiones sobre no-monogamia ética

Hace poco que estoy incursionando en el amor libre o, como más me gusta llamarlo, no-monogamia ética. Comparto algunas preocupaciones que vengo teniendo a partir de reflexiones con base en experiencias, lecturas, y charlas.

Danilo Castelli
5 min readNov 6, 2016
  1. Que no detectemos a personas depredadoras en ámbitos de amor libre. Mucha gente con habilidad de levante y poca empatía puede usar el “soy libre” como justificación para hacer lo que quiere con la gente con la que se vincula y después no responsabilizarse si salen lastimadas. Los resultados son especialmente terribles cuando las víctimas están una situación de precariedad económica, vulnerabilidad psíquica, dependencia emocional, situaciones de opresión, menor capital social/cultural, etc. La interpretación de la libertad desconectada de la responsabilidad, expresada en “vive y deja vivir” y “que cada unx haga lo que quiera”, son funcionales a que estas cosas pasen.
  2. La presión para que las relaciones no-monogámicas “funcionen”. Sabemos que hay un doble estándar de la sociedad monógama: cuando una relación monogámica tiene problemas se habla de los problemas puntuales de esa relación; cuando una relación no-monogámica tiene problemas, se dice que el problema es la no-monogamia. Por eso quienes recién empiezan en la no-monogamia, sobre todo si tienen una conciencia política del asunto, pueden sobre-exigirse para que sus relaciones “funcionen”. Y no. Los problemas de cada relación no-monogámica deben tratarse puntualmente, como los de cualquier relación monogámica. Otro peligro de esta sobre-exigencia es que las personas “nuevas”, sobre todo si están en relación con personas “experimentadas”, naturalicen situaciones asimétricas e incluso de abuso.
  3. Que el amor libre se convierta en otro privilegio para gente de clase media, blanca, etc. Ya estamos viendo la aceptación progresiva de las parejas abiertas y del poliamor como modas y como tendencias, disponibles para personas que puedan “ir más allá de las convenciones sociales” o “superar prejuicios e inseguridades”. Como si fuera cuestión de ser “openmind” y de meritocracia (“el que no vive el amor libre es porque no quiere”). Desde estas fuentes, no se dice una palabra sobre las condiciones sociales para que este estilo de vida pueda ser accesible para la mayoría.
  4. Que los grupos de amor libre se conviertan en “cotos de caza” en vez de espacios de construcción colectiva. Siendo los grupos de amor libre un espacio de encuentro para gente no-monogámica, un subproducto de este encuentro será la conformación de vínculos sexoafectivos entre algunos de los miembros que, bien llevados, incluso pueden fortalecer al espacio. El problema es cuando la agenda individual de conseguirse novixs/chongxs eclipsa los propósitos colectivos de proveer apoyo mutuo e información para las personas en transición o con curiosidad. Un escenario de competencia para ver quién tiene más sexo/parejas no es el mejor ambiente de cooperación para un proyecto de cambio social (y esto no solo es válido para grupos de amor libre).
  5. Que el mensaje que reciban las personas que recién se adentran en el amor libre es que los celos y las inseguridades son LO PEOR que puede pasarles. Primero, no todo sentimiento negativo que sentís cuando tu pareja está con alguien más es celos. Por ejemplo, si tu pareja está con alguien que te hizo daño, es lógico que te sientas mal y no es por celos. Segundo, el sobre-énfasis que se pone en resolver los celos y las inseguridades ocasiona que muchas personas se presionen a reemplazar celos por compersión en un corto plazo y que se guarden sus dolores para “no joder al resto con mis inseguridades”. Esto lleva a acumular sentimientos de culpa y a sentirse una persona “poco evolucionada” para el amor libre.
  6. Que se hable tanto de libertad y de autonomía y tan poco de empatía, responsabilidad y compromiso. La libertad tiene dos aspectos: libre para y libre de. Por ejemplo, libres para tener relaciones sexoafectivas con más de una persona y libres de la cultura del (mono)amor romántico. Ahora bien, existe una tendencia individualista dentro del amor libre según la cual el individuo es libre para realizar todos sus deseos y es libre de la responsabilidad y el compromiso. Y no, esa es una fórmula para hacer(se) daño. Eso también lo hace gente en el marco de la monogamia serial… No existen relaciones libres sin responsabilidad afectiva.
  7. Que se dejen pasar actitudes tóxicas o abusivas en parejas (o parejas de parejas) por miedo a ser señaladx como una persona “celosa/controladora”. Emparentado con lo anterior, cuando nos obsesionamos con no tener celos y “no controlar”, podemos llegar al extremo de bancar cualquier cosa porque “el otro es libre” y de ignorar nuestras necesidades afectivas para que no sean leídas como una demanda de controlar o limitar al otro. En un contexto donde se concibe a la no-monogamia así, una denuncia de un comportamiento dañino puede leerse como un intento de celar y controlar a alguien. Sobre todo si la persona denunciada es “popular” en el medio.
  8. Que cuando alguien comenta “mi pareja tiene un problema con esto que quiero hacer” salga muy fácil el “vos sos libre y él/ella no tiene derecho a prohibirte nada, cortá la relación”. Momento. Primero: ¿Esa pareja convive? ¿Qué tienen construido juntos? Segundo: veamos si existe la posibilidad de negociar y de consensuar. Sobre todo si se trata de una relación donde existe un nosotrxs y no un “yo por un lado y vos por el otro”. Basta de demonizar todo lo que sea un obstáculo para los deseos individuales de la “persona libre”, por favor…
  9. Sí, la comunicación es importante, pero… Estudiar y aplicar formas de comunicación efectivas (comunicación activa, comunicación no violenta) es necesario. Pero la comunicación se trata de contenido también. Si comunicás desde el individualismo, vas a comunicar tu comodidad y tus deseos como más importantes que el bienestar y las necesidades ajenas. Si comunicás desde la dependencia, vas a poner a la comodidad y los deseos ajenos por encima de tus necesidades y tu bienestar. Se puede comunicar de forma honesta y clara… y ser cruel y egoísta.
  10. Que se caiga en la ilusión de que podemos tener relaciones libres cuando no somos libres. La tendencia individualista del amor libre hace centro en que las personas vayan más allá de las normas y se liberen de sus celos, prejuicios e inseguridades. Pero no presta atención a las condiciones sociales en que existen esas personas. ¿Existen “personas libres” por un lado y “personas no-libres” por el otro? ¿O, dependiendo de las condiciones sociales que nos atraviesen, las personas tenemos distintos márgenes de libertad? Es típico de la tendencia individualista olvidarse que existen el capitalismo, el patriarcado, el racismo, y otros sistemas de opresión que, además de generar situaciones materiales de coerción/coacción, dejan sus heridas psíquicas en la gente que padece esas opresiones. Para tener relaciones libres, necesitamos liberarnos de lo que nos oprime. Para tener una relación libre con alguien, necesitamos comprometernos con su libertad y no solo con la nuestra.

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