Los sufrimientos evitables de la monogamia

Danilo Castelli
3 min readJan 14, 2017

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Desde la más tierna infancia nos imponen como ideal la pareja monogámica (heterosexual, claro) de “uno para el otro”, “juntos para siempre”, donde ni siquiera se habla de compatibilidad de proyectos de vida porque “el amor lo puede todo y es lo único que importa”.

Pienso que este modelo relacional y sus expectativas ocasionan bastante sufrimiento:

  1. en las personas que actualmente están solas y se sienten incompletas porque la sociedad les dijo que son medias naranjas, y no frutas enteras.
  2. en las personas separadas y divorciadas, que sienten que “fracasaron” en algo que la sociedad les impuso como norma o como meta para ser exitosas.
  3. en las personas que están infelices en una relación de pareja y no se separan por miedo a “quedarse solas” y para no blanquear el “fracaso” ante los demás.
  4. en las personas que por temperamento o por prioridades no les interesa tener pareja estable y se ven presionadas por su entorno para “sentar cabeza” o son estigmatizadas como “solteronas” o “promiscuas”.
  5. en las parejas donde uno de sus miembros o los dos tienen ganas de tener sexo con otras personas pero se ven obligadas a sacrificar esa parte de su felicidad para no lastimar al otro y por el qué dirán.
  6. en las parejas carcomidas por los celos (aun si nunca hubo infidelidades) y por el miedo a que una tercera persona se “robe” al otro miembro de la pareja.
  7. en las parejas que quieren abrir su relación pero no se atreven a hacerlo por cómo serían juzgados por familiares y amistades.
  8. en las parejas que ya abrieron su relación pero sufren el juicio de familiares y amistades incomprensivas o eligen “estar en el closet” con ellos.
  9. en las relaciones estables de más de dos personas que además de sufrir discriminación o tener que estar “en el closet” tampoco tienen una contención institucional (similar a las parejas homosexuales ante de la unión civil y la reforma del matrimonio).
  10. en parientes y amistades de personas en relaciones abiertas que piensan que sus seres queridos están “perdidos” en la vida y se proponen “reencauzarlos”.

Hace unos tres años yo pensaba esto:

La monogamia no es mala, simplemente no es buena para todo el mundo. Cuando se trata de imponer a todos algo que solo es bueno para algunos, se provoca sufrimiento evitable.

Somos miles de millones de seres humanos distintos, aceptamos como natural que no nos guste el mismo tipo de comida ni tengamos la misma ideología política. Recién ahora estamos aceptando que existen diversas orientaciones sexuales y no solo una. Empecemos también a aceptar que existen diversas formas de relaciones afectivas no-monogámicas que no son “joda”.

Hoy pienso que este punto de vista es bastante liberal e ingenuo. Ya no veo a la monogamia como una mala idea que es elegida por inercia cultural por la mayoría de la gente. La veo como un sistema de dominación paralelo y entremezclado con el capitalismo, el machismo y la heteronorma. No es elegido, es impuesto. No es que ejerza una “competencia desleal” con otras formas de relacionarse (y por lo tanto si lográramos un “libre mercado” de formas de relacionarse todo estaría bien), es una cuestión de hegemonía. Y no creo que la hegemonía de la monogamia se explique solamente por falta de información sobre no-monogamia e inercia cultural, sino que hay que cambiar muchas cosas de la sociedad para que otras formas de relacionarse dejen de ser marginadas.

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