Ilustración del aviso publicitario de Al Toque

Por qué necesitamos nuevos medios para los smartphones y nuevas redacciones para realizarlos (y olvidarnos del concepto página web optimizada)

d.g.
7 min readAug 4, 2014

A las 8 de la mañana, en el 59 que va desde Vicente López al centro de Buenos Aires, es imposible encontrar un pasajero leyendo un diario de papel. Alguno lee un libro, que es de papel, pero jamás he visto a alguien leyendo un diario en el último año. La mayoría de los lectores leen libros, noticias o miran videos o escuchan música en sus celulares o en sus tabletas.

La escena se repite en todos los medios de transporte público donde no llegan los diarios gratuitos. Y también fuera de la Argentina. Jorge Heili estudió el fenómeno en España hace tres años y volcó las estadísticas en el blog metrolectores: semana a semana, el uso del smartphone desaloja a otros soportes.

Soluciones conservadoras

¿Qué hicieron los medios tradicionales con el creciente uso de smartphones como computadoras de mano? ¿Qué iniciativas se adelantaron a la tendencia imparable mostrada en los cientos de congresos que se organizan alrededor del mundo cada año? Poco y nada. Recién este año The New York Times lanzó una aplicación (Now), luego de ver que algunos emprendimientos mobile (como Circa), ganaban un terreno cedido por los grandes.

La primera reacción de los medios tradicionales había sido comprar la solución que vino bautizada con un nombre que asusta. El diseño responsivo (responsive design) fue una medida económica para adaptar los contenidos web a las nuevas pantallas. Una reacción muy similar a la llegada de los diarios a la web, cuando se “digitalizaba” la edición impresa como toda respuesta a la nueva realidad mediática. El mismo texto del papel, el mismo título… y a la bolsa. En ambos casos, se cuidaban los presupuestos y nadie sacaba los pies del plato.

Eso fue hace años. ¿Y ahora? Los periodistas somos conservadores, a veces más aún que las empresas que nos contratan, y el “deber ser” del mandato periodístico nos convierte en guardianes del statu quo, como cuando llegó Twitter a alterar la dinámica de las redacciones.

Contexto, profundidad y las cinco w, a la mierda.

La crítica más habitual del “periodismo de papel” al “periodismo digital” es que es liviano, no contextualiza (¡hay que hacer click en el link!) y no profundiza (ese tendría que ser el negocio del papel, ¿no?). Ahora, el “periodismo digital” intentará marcarle la cancha al “periodismo mobile”. Ya lo verán, porque el “experimentado” le hace pagar derecho de piso al recién llegado. Le exigirán al periodismo para móviles por lo menos tres párrafos, una foto o un video. ¿Es necesario a esta altura mantener las banderas de contexto, profundidad y las cinco w en ciertos soportes?

El miércoles de esta semana estaba en el lado brasileño de las Cataratas, y como no quería gastar dinero por el uso de datos, restringí el uso del celular a los lugares donde hubiera wifi. Al mediodía, en una parada estratégica en un restaurante con internet libre, miré el celular en el baño para no ofender a los otros comensales. Unos 30 segundos me bastaron para ver la noticia del día. No tenía contexto, no profundizaba, no tenía las cinco w que nos enseñaban el segundo día de clase en las escuelas de periodismo. La noticia tenía sólo tres palabras.

Murió Julio Grondona

No necesité más. Era la noticia del día, ¿qué otra cosa más importante podía pasar ese día? Y tuve la “primicia” para adelantarle a mis acompañantes. Todos sabíamos quién era Grondona, qué edad aproximada tenía y cuáles habían sido sus grandes méritos y defectos. Quienes tenemos acceso libre a los medios de comunicación dominamos un “contexto” formado por distintas fuentes y “profundizamos”, cuando el tema nos interesa, en los formatos adecuados. En usuarios expuestos a la radio, la tele, la web, las revistas o los diarios, no es necesario darle una noticia con todos los condimientos necesarios como hace treinta años. “Murió Julio Grondona”, anunciado poco después del último estertor del dirigente ya es un gran servicio para cualquier argentino que está moviéndose en cualquier lugar del mundo y solo tiene un celular para conectarse a la red.

Nuevos medios y nuevas redacciones

Cuánta razón encierra este tuit del periodista español y ahora consultor en medios Mario Tascón, quien ve con absoluta claridad la falta de iniciativas en los medios tradicionales en el rubro móviles:

El desafío es pensar estos nuevos medios orientados a un nuevo cliente, hiperconectado, que mira 150 veces al día su smartphone y que ya no lee diarios porque las noticias publicadas son las que conoció ayer a través de las redes sociales. Y al que le cuesta hasta usar la notebook, porque prefiere la simplicidad del smartphone, que hasta se convierte en un comensal más. ¿Y nos la pasamos pensando en desarrollar webs? Por eso, el cambio radical empieza en las redacciones. Para ello hay que formar nuevos medios, con redactores con intereses similares al potencial público. ¿Podría un periodista tradicional enviar una noticia “pelada” como Murió Julio Grondona? ¿Se animaría a redactar una noticia sin contextualizarla?

El “diario” para smartphone requiere nuevas habilidades en las redacciones, que ya no son las “habilidades multimedia”. El nuevo medio requiere nuevos periodistas que sepan captar las tendencias, recortarlas y mostrarlas para aquellos que necesitan estar al tanto sin tener que bucear por ellos mismos. Los nuevos medios deben mezclar la información dura con el entretenimiento, no para competir con las redes sociales sino para servir al cliente que en ciertos momentos del día va al móvil a buscar un lapso de la actualidad en el cual “estuvo ausente”. Así es que quiere saber a cuánto se fue el dólar, qué influyente murió, pero también cuál es el video del cual habla todo el mundo… en este mismo momento.

El nuevo medio que necesitan los móviles no puede ser una página web optimizada. Tampoco debe organizarse por secciones tradicionales y, muchas veces, conviene que no tenga secciones. Aunque existe una jerarquización de las noticias, la propia dinámica del último momento jerarquiza el “esto está pasando” a lo que ya pasó. El lector de noticias en los celulares es tal vez el mismo que leyó el diario (o no), surfeó la web, escuchó la radio y miró el canal de noticias del cable de reojo. Un usuario de smartphone necesita menos “diseño” y menos “estilo periodístico”, pero se insiste. Dice “no me gusta la sopa”, y le servimos otro plato de sopa.

Al Toque, un intento en el mundo mobile

La imagen que encabeza este post pertenece a la campaña publicitaria -aún no lanzada- de Clarín Al Toque. ¿Qué es? Una aplicación de noticias, que funciona en forma independiente de la web de Clarín. Dentro de la redacción del diario se conformó una mesa mobile que redacta, sube fotos o videos y publica “al toque”, más de 150 envíos diarios.

Las publicaciones de Al Toque no tienen profundidad, aunque pueden ser profundas, y van al grano. Le muestran al usuario lo que consideran importante para él y lo hacen en un lenguaje coloquial, sin falsos formalismos.

Otras ventajas de Al Toque es que permite generar alertas en áreas bien delimitadas. Si existiese una pérdida de gas en un barrio equis de Buenos Aires, es posible enviarles una notificación a los usuarios que circulen por esa zona, sin invadir a quienes estén a varios kilómetros del evento. El uso de la geolocalización no sólo tiene valor para brindar contenido periodístico específico sino también para mostrar avisos por proximidad: “Estás cerca del shopping, Al Toque te recuerda que hoy tenés 30% de descuento en...”

Cuando se piensa en un nuevo producto periodístico, y se piensa desde cero en mobile y no como adaptación de un site, todo se plantea diferente: Desde el diseño minimalista a los elementos con los cuales el usuario va a interactuar. Al Toque está pensado para que cualquier usuario que ingrese cuatro o cinco veces al día esté informado de todo lo que pasó, sin haber gastado más de 4 minutos de su tiempo. Es0 puede extenderse a 10 minutos si miran los videos destacados del día.

Primer boceto del timeline de Al Toque, realizado en agosto de 2012.

Aunque la aplicación funciona tanto para android como para iOs, tienen algunas diferencias según los sistemas operativos. ¿Por qué? Porque cada semana se van corrigiendo errores o aplicando mejoras sugeridas por los mismos usuarios. Al Toque se presentó en sociedad el 17 de julio en el Social Media Day, y desde entonces se han recogido opiniones que ayudan a mejorar el producto, que ya ha sido descargado por unos mil usuarios. La semana próxima, cuando se comience a comunicar por diversos canales su lanzamiento, habrá tenido casi un mes de rodaje “en beta”.

Un envío de Al Toque donde lo que importa es el video, pero que pertenece a una historia que se está narrando en vivo.

En Latinoamérica hay dos países que encabezan el uso de móviles. Uno es Colombia, el otro la Argentina. Según el último estudio sobre el estado de internet en el mundo, los argentinos gastamos 166 minutos al día en nuestros móviles. Y en los Estados Unidos, el tiempo que se invierte en prensa escrita y en radio, ambos sumados, ya es menor al que se gasta en los celulares.

Al Toque es además de una aplicación un concepto que puede estar en otras pantallas. Al no tener que hacer click en el título para leer la noticia -todo está empaquetado en una sola pieza- lo vuelve apto para la vía pública, smart tvs, relojes y hasta para los Google Glass (nada de eso podría hacerse con el actual contenido de los medios tradicionales).

Apostamos a que Al Toque se convierta en una de las aplicaciones líderes en noticias de la Argentina, que justifique haber creado una de las primeras redacciones en el mundo enfocada solo a móviles. De las catorce personas que trabajan en Al Toque 9 son periodistas. Una redacción pequeña, pero ágil, e interiorizada por el producto desde el puntapié inicial.

Hasta ahora, la premisa de los medios tradicionales ha sido “hay que estar en mobile”. De ahora en adelante, más que estar, hay que ser mobile.

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d.g.

Periodista argentino. Tengo las mejores apps para iPad y uso mucho Twitter, pero puedo cambiar de idea.