Paraíba: desnuda, oriental y pura

Diego Rodrigo
12 min readOct 5, 2022

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Sentarme a escribir este artículo me ha tomado más tiempo que los primeros catorce que compartí en Medium: tres meses. Recordar desde el frío y la opacidad de una ciudad veloz, caótica y brutal cuesta. Entiendo que parte de adaptarme o hacer las pases con Lima es dejar el pasado atrás. Y centrarme en el hoy, aquí. Por algo Archie está leyendo El Poder del Ahora, libro que desde Natal está allí, invitándome a conocerlo. Pero necesito escribir antes de que las memorias se disipen por completo. Las fotos y videos ayudan, encontrar los nombres de las playas y ciudades no es tan difícil. Es lo que sentí en aquel momento específico de mi vida lo que no consigo retener. Y es que un viaje de dieciséis meses tiene todo un abanico de emociones.

Sobre todo Paraíba.

El primer viaje. Recién llegadito y rumbo al corazón. Cámara del iPhone SE. (23/01/2021)
El corazón del sol. Tercera visita a Paraíba. Cámara del iPhone 12 Pro Max. (15/05/2021)
Su nombre completo. Cuarta visita a Paraíba. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)

Primera ciudad: João Pessoa

Es enero. Llevaba apenas un mes viviendo en Brasil. Pasé el réveillon en Ceará, seguí la ruta por Piauí, Maranhão, Pará y regresé a Rio Grande do Norte antes de llegar a Paraíba. El viaje es el más rápido de todos. Y es porque Natal y João Pessoa son las capitales más cercanas de todo el Brasil: llegas recorriendo 180 kilómetros en dos horas y unos cuantos minutos. En bus.

Estuve hospedado en el Slow Hostel, ubicado a unos 500 metros de la Praia Manaira, un barrio turístico en la ciudad. Diría que uno de los más responsables en relación a seguir el protocolo sanitario en tiempos de COVID, con un buen desayuno y baños amplios e impecables. Super recomendable. En el hostel conocí a Leilane y paseamos juntos.

Rumbo a la Ponta do Seixas. Cámara del iPhone SE. (23/01/2021)

Uno de los atractivos más grandes de la capital de Paraíba o “Jampa”, como cariñosamente es llamada, es la Ponta do Seixas, el punto más oriental del continente americano, cerca del barrio Cabo Branco. En él se ubica un farol con el mismo nombre, con 40 metros de altura y forma triangular. Desde allí puede verse el Océano Atlántico en todo su esplendor.

Farol do Cabo Branco, construído en 1972. La primera versión SE del iPhone no le hace justicia.
Vista panorámica desde la Praia de Cabo Branco. Cámara del iPhone SE. (23/01/2021)

Terminamos el paseo yendo a ver la puesta de sol en la Praia do Jacaré, otro punto turístico donde hay paseos en barco (cuestan entre 50 y 90 reales), música en vivo y pequeños puestos de souvenirs y comida. El lugar es tranquilo y buena opción para un plan familiar. Meses después volvería por cuarta vez a la capital y llevaría a mi madre allí. A ver una playa de río y el sol.

Leilane y yo. Cámara del iPhone SE. (23/01/2021)
Sunset en la Praia do Jacaré. Cámara del iPhone 12 mini. (09/10/2021)
Gatito paraibano y el pôr do sol en el río Paraíba. Cámara del iPhone 12 mini. (09/10/2021)

Manaira, Tambaú y Cabo Branco son playas que se encuentran en ese mismo orden y puedes acceder a ellas caminando. Mis primeros dos viajes a PB me hicieron entender que las ciudades nordestinas con entrada al mar se parecen bastante. Todas o casi todas cuentan con esta carta de presentación:

  • Playa más turística.
  • Feirinha de artesanato.
  • Nombre escrito en letras grandes.
  • Orla o borde pavimentado que separa al mar.
Selfie en la Praia de Manaira con Joseca y Loretta. Cámara del iPhone 12 Pro Max. (15/05/2021)
Hermosa Praia de Tambaú. Cámara del iPhone SE. (24/01/2021)
Palmeritas en la Praia de Cabo Branco. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)

Las orlas se convirtieron en un reflejo de la atmósfera de la ciudad. Me atrevería a decir que algunas llegan a tener más movimiento y más vida que el mismo centro histórico. Aunque en Jampa ambos son igual de bellos. Recuerdo tantas mañanas y noches caminando y observando el mar. Migrantes ofreciendo artesanías. Niños jugando a conducir carritos. Turistas paseando en triciclos. Jóvenes patinando. Pescadores nocturnos bastante concentrados. Y ancianos realizando actividades en conjunto. Hago hincapié en la rutina de los adultos mayores y me atrevería a decir que Jampa podría ser el lugar perfecto para envejecer. La ciudad me transmitió eso: cuidado, atención e inclusión para ellos.

Desde una de las orlas. Espacio para los peatones a la derecha. Y para los ciclistas a la izquierda. Cámara del iPhone 12 mini. (09/10/2021)
Fotito desde la orla de día. Qué belleza de ciudad. Cámara del iPhone SE (20/02/2021)
La orla en video. Qué hermosa es la playa de Manaira. Cámara del iPhone 12 mini. (15/05/2021)

Primer y único paréntesis

Creo que es en esta parte del artículo donde me siento trabado. Donde no sé cómo continuar. Porque el recuerdo de Paraíba me hace feliz y al mismo tiempo triste. Porque elegiste votar por el silencio y la ausencia. Ya no me pregunto por qué pero lo hice tantas veces caminando en esas playas. Cuestionándome cómo puedes conectar con una persona con la fuerza de una ola para luego convertirla en una nada más pequeña que la nada.

Por ti conocí las playas del litoral sur. Fuimos la misma tarde en que nos conocimos. Yo temeroso. Pero tú conducías. Yo con treinta y cuatro. Tú con treinta y siete. Virgo. Te habías divorciado dos veces. Acababas de comprar una casa. Conviviste con un gato llamado Minino. Tenías cuatro hermanos. Amaba escucharte. Tu voz era un bálsamo. Una de esas olitas diminutas en la orilla que no golpean, solo acarician.

El litoral sur de Paraíba. Cámara del iPhone SE. (24/01/2021)
Ya en la playita. Cámara del iPhone SE. (24/01/2021)

Si tomas un avión solo estás llegando de una ciudad a otra. Pero si vas por tierra estás recorriendo la ciudad. Estás viajando a través de ella.

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Atravesamos parte de la floresta hasta llegar a Tambaba, la segunda playa nudista a la que he ido en toda mi vida. La primera fue en Florianópolis, la Praia da Galheta. Sin embargo, era obligatorio desnudarse para entrar a esta. Ni hablar. Lo hice. Es curioso, hablo en el curso que dicto de cómo los significados y el sentido son subjetivos y que nuestras axiologías o lo que consideramos como positivo o negativo terminan siendo construcciones culturales, que pueden cambiar. Un año después me doy cuenta de que el hecho de saberlo no garantiza que su práctica sea más cómoda o eficiente. La desnudez compartida para mí fue chocante. Supongo que lo que se esconde detrás de todo eso es un tema bien incrustado de aceptación y seguridad en mí mismo. Pero caminar a tu lado ayudó bastante.

Hay momentos en la vida, en los viajes, en nuestro paso por el mundo que ya no son una postal, son más bien una película. Y eso es lo que reproduzco una y otra vez si pienso en esa tarde. Alejados de todos y en lo más profundo del sur, abrazados, zambullidos, besándonos hasta ser bañados por la luz de la luna. El mar, tú y yo. Hay algo muy lindo en la sensación de abrazar y besar dentro de las aguas. Todo danza más. Todo fluye más. Salimos a la orilla solo para volver al mar. Una vez más. Y durante varios momentos, te encontraba observándome. Una mirada penetrante. Profunda. Dulce. Silenciosa. Te pregunté qué pasa.

Te estoy fotografiando.

Te detuviste en la gasolinera. Compraste dos botellas con agua y dos helados de mango. Paraíba entero se detenía en cada semáforo en el que nos besábamos. Conversamos de todo. También de esa sobrina a la que le dijiste que metiera sus pies rápidamente en el mar, que tú la cubrías mientras tu hermano sobreprotector que no la dejaba hacer nada se distrajo. Puso los pies en el agua y luego volvió rápidamente hacia ti. Esa noche en casa te dijo:

“Hoy fue el día más emocionante de mi vida”. Así, de esa manera, ella que es tan correcta.

Amaba escucharte. Amé el video de tu alumno con discapacidad tocando bellamente el violín. Me dijiste que llegó sin saber nada y que verlo (y verlos) adueñarse del instrumento y aprender con y a través de él era fascinante. No alcancé a decirlo con palabras en aquel entonces pero espero hayas sabido que me inspiraste y me llenó de orgullo que tú (precisamente tú) me hayas observado.

Fin del primer y único paréntesis.

Y manejaste hasta la Igreja de São Francisco. Cámara del iPhone SE. Cámara del iPhone SE. (24/01/2021)
Mismo lugar. Nueve meses después. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)

A João Pessoa le debo esta manía de fotografiar iglesias, capillas, parroquias y catedrales. Algo brotó desde que vi la de San Francisco y se convirtió mi lugar emblema en la capital. Se encuentra en el centro histórico de la ciudad y funciona bajo el centro cultural con el mismo nombre de la iglesia, inaugurada en 1589. Fue ocupada por los invasores holandeses, recuperada por los franciscanos más adelante y ricamente decorado alrededor de 1779. Se incluyeron azulejos, tallado dorado y pintura por dentro. Dentro de ella puedes visitar los cuartos franciscanos. Es hermosa.

La cruz aparece en la entrada del centro cultural. Cámara del iPhone SE. (26/01/2021)
De dentro hacia afuera. Cámara del iPhone SE. (26/01/2021)
De fuera hacia adentro. Cámara del iPhone SE. (26/01/2021)
Cuarta y última visita. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)

El Centro Cultural São Francisco es considerado patrimonio de influencia portuguesa y su conjunto arquitectónico es considerado el mejor representante arquitectónico de la escuela franciscana en la región nordeste. Coincido enteramente con Germain Bazin (curador y restaurador francés). Pisar esta iglesia marcó mi viaje por completo.

“Fazenda” de Héctor Molín. A la venta en el centro cultural. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)
El tallado dorado arriba de las puertas y ventanas. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)
Mi marco favorito. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)

Mi primera visita en la capital de Paraíba concluyó en el Parque Zoobotánico Arruda Câmara. Este cuenta con 26.8 hectáreas, popularmente se le llama Bica y funciona desde 1980. El nombre fue en honor a Manoel Arruda Câmara, un botánico paraibano.

La iglesia y el parque. Cámara del iPhone SE. (26/01/2021)
Panorámica del Parque Zoobotánico Arruda Câmara. Cámara del iPhone SE. (26/01/2021)

Es febrero. A Jampa volví una segunda vez, justo luego de haber completado toda la región nordestina. Me volví a hospedar en el Slow Hostel y recorrí el centro histórico. El romance de enero comenzó a diluirse así que fue un viaje melancólico y triste, empapado de la belleza de una ciudad que intentaba apaciguarme. Así de linda es Paraíba.

I’m back! Haciendo amigos del hostel en Manaíra. Cámara del iPhone SE. (17/02/2021)
Parque Sólon de Lucena. Cámara del iPhone SE. (19/02/2021)
Unos meses después en el mismo lugar. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)

Recorrí el Parque Sólon de Lucena, también llamado Parque da Lagoa, espacio público con quince hectáreas que fue inaugurado en 1922. Es perfecto para montar bicicleta, trotar o hacer pícnics con la familia o amigos. Es increíble como todo fica mais bonito con los rayos del sol. Y ni qué decir del centro histórico. No solo volví a mi iglesia favorita sino que pude conocer otras casi tan bellas.

Igreja da Nossa Senhora do Carmo, erguida en 1592. Cámara del iPhone SE. (19/02/2021)
Igreja de São Frei Pedro Gonçalves, del año 1843. Cámara del iPhone SE. (19/02/2021)
Catedral Basílica de Nossa Senhora das Neves, construída en 1586. Cámara del iPhone SE. (19/02/2021)
No recuerdo el nombre pero está muy cerca del parque Sólon Lucena. Cámara del iPhone SE. (19/02/2021)

Un encanto olvidado en el centro de la ciudad es la Casa da Pólvora, construída en agosto de 1704 por el gobernador Fernando de Barros e Vasconcelos. El espacio representa el esfuerzo de la colonización portuguesa en el Brasil, y las dos veces que fui no había nadie atendiendo o brindando información. Sin embargo, pude tomar estas fotos:

La fachada de la Casa da Pólvora. Cámara del iPhone SE. (19/02/2021)
Ese día había una miniexposición de máscaras de carnaval. Cámara del iPhone SE. (19/02/2021)

Es mayo y es mi tercera visita a João Pessoa. Esta vez me encargo de pasear a dos amigos de la universidad que fueron a visitarme. Así que llevo a Loretta al centro, vemos las iglesias y paseamos cerca del Hotel Globo, diseñado en 1929 y que ahora es usado para visitas turísticas, ver el ocaso y algunas veces, exposiciones artísticas y culturales.

Detrás nuestro se encuentra el famoso hotel Globo. Cámara del iPhone 12 Pro Max. (14/05/2021)
La entrada. Cámara del iPhone SE.
Bello atardecer desde el hotel Globo. Cámara del iPhone SE.
Selfie con Marcos y su amiga. Cámara del iPhone SE.
Foto saliendo. Cámara del iPhone 12 mini. (08/10/2021)

Es octubre y es mi última visita a la capital de Paraíba, Jampa, João Pessoa. Y esta vez vengo con mi madre, que ha venido a visitarme en medio de la pandemia, tras diez meses sin vernos. Viajamos desde Río Grande do Norte y le muestro esta versión más pequeña y ordenada de Natal. Solo que con un centro histórico impresionante.

Pero eso no es todo lo que Jampa tiene. Esta vez reservo un paseo a las Piscinas Naturais do Seixas, también llamadas Piscinas Naturales del Extremo Oriental. El paseo tiene su encanto. Pagando solo cuarenta reales te alejas de la capital. Hay música, venden tragos, la gente ya se olvidó del coronavirus y disfrutas del océano atlántico durante toda una mañana por cuarenta reales (nos encontramos en un punto acordado por la agencia de viajes entre 8 y 9 de la mañana).

De lejos consigue verse el punto más oriental de las Américas. Cámara del iPhone 12 mini. (10/10/2021)
Es importante que la marea esté baja para realizar estos paseos. Cámara del iPhone 12 mini. (10/10/2021)

Segunda ciudad: Lucena

Regresemos a enero. Llegué a este municipio en buque, dentro de un auto. Me gustó el viaje. Pocas veces me he movilizado en embarcaciones y el feeling es delicioso. Observé el mar antes de llegar a lo que sería un pequeño trayecto hacia un cementerio. Y por supuesto otra iglesia. Pasé solo unas horas en Lucena pero el tiempo suficiente para sentirme feliz. Aquí algunos registros de ese día.

Una tarde en la iglesia Nuestra Señora de la Guía, a un kilómetro de distancia del río Soé, en Lucena. Cámara del Samsung Galaxy A30s. (25/01/2021)
Única iglesia en el mundo con estilo bárroco tropical. La Igreja de Nossa Senhora da Guía se construyó en el siglo XVI. Cámara del Samsung Galaxy A30s. (25/01/2021)

Tercera ciudad: Conde

Volvamos a febrero. Esta vez volví al litoral sur del estado, pero me alejé un poquito más de la capital. El resultado fue conocer el Canyon de Coqueirinho y pegar una vista impresionante de la playa con el mismo nombre. El color medio naranja arcilla en las montañas y el suelo me hace recordar a Canoa Quebrada, ciudad cearense que en aquel entonces desconocía.

El canyon o cânion se formó por la erosión de las montañas gracias a las lluvias y el viento. A unos pasos hay un restaurante con el mismo nombre y tiene vista al mar. El atardecer fue un sueño más, es imposible no amarlos en el nordeste. Y la tarde solo mejoró recorriendo la playa, antes de volver al hostel.

El mejor guía de Paraíba. ¡Gracias, Leo! Cámara del iPhone SE. (21/02/2021)
Abrazando la inmensidad en Conde. Cámara del Samsung Galaxy A30s. (21/02/2021)
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Praia de Coqueirinho. Cámara del iPhone SE. (21/02/2021)

Cuarta ciudad: Pitimbu

Dos olhares não te escondas es el lema de este municipio fundado en 1758. Y pasé un día en una de sus playas más conocidas: Praia Bela. Óptima si amas comer en la orilla sin tener que acercarte al bar. El lugar también sirve para la práctica de deportes acuáticos, gracias a la agitación del mar. Actualmente la zona es bastante cotizada para la construcción o compra de inmuebles.

Praia Bela en Pitimbu. Cámara del iPhone SE. (24/02/2021)

Quinta ciudad: Cabedelo

Y terminemos en octubre. Mi quinto lugar en mi cuarta visita, esta vez con mamá. En este último paseo, pagamos cuarenta reales para ir en barco hasta la Ilha de Areia Vermelha, a trece kilómetros (o quizá un poco más) de distancia de la capital, en una ciudad llamada Cabedelo. El ambiente en la embarcación es similar al de Seixas: música, bebidas y sosiego… aquí dejo un resumen de setenta y siete segundos en ese paraíso paraibano:

Mi video compilatorio de lo que fue Areia Vermelha. Cámara del iPhone 12 mini. (09/10/2021)
No vi arena vermelha (roja) pero es un lugar encantador. Y solo aparece durante la marea baja. Cámara del iPhone 12 mini. (09/10/2021)

El retorno a João Pessoa, la tercera ciudad más antigua del Brasil (fue fundada en 1585) me obsequió una de las tardes más hermosas que he vivido en estos ocho viajes dentro del país. Vi a mi madre caminando en la orilla, el mar de la Praia do Poço, chicos haciendo kitesurfing y caracoles besando la arena. Y en ese pequeño lugar, impregnado de belleza, nada popular, poco explorado, listo para ser olvidado… me sentí amado. Porque nunca antes las palabras de la hermana de Franco Lostaunau se hicieron tan claras:

Encontrar la sonrisa de Dios en todas las cosas: eso es fe.

🪁
Fé.

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Diego Rodrigo

Me encuentro cumpliendo un sueño: recorrer los 27 territorios del Brasil. Aquí hay algunos textos de este hermoso viaje.