02/52: Sobre la identidad

Francisco Ortiz
3 min readJun 24, 2022

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Hace una o dos semanas (el tiempo pasa muy raro) fui al Zócalo a ver a Silvio Rodríguez. Fue un concierto genial a pesar de la lluvia y de las más de 100,000 personas que estabamos ahí. Una de mis actividades favoritas es escuchar música en vivo, ya extrañaba un concierto masivo.

Silvio, lluvia, catedral y un chingo de gente. Gran plan de viernes.

A Silvio lo conocí por mi tío, Cacho,cantautor, que una vez hizo un cover de “Quien fuera”. Recuerdo que la canción se me quedó por dos palabras: “Batiscafo” y “Simbad”. La primera porque es rarísima (un batiscafo, aprendí después, es una especie de submarino para incursiones muy profundas) y la segunda porque Simbad el marino me era familiar.

Posteriormente, Silvio siguió entrando a la vida y ahora muchas de sus canciones están cargadas de emociones. Por ejemplo, “Pequeña Serenata Diurna” es una tarde en Guanajuato con Al; “La familia, la propiedad privada y el amor” es la semana de paro en la licenciatura; y “El Necio”, mi favorita, es muchas cosas. El “yo me muero como viví” es mantra, pero mi recuerdo asociado favorito a la canción es Soraiz borracho en el Van Gogh muy contento por escuchar a Silvio y por el nacimiento de su nieta.

Soraiz borracho en el Van Gogh. Me quedó a deber un disco el don.

El Van Gogh fue un café en San Luis que pertenecía a mi tío Cacho. Era un café/bar/sala de conciertos donde tocaban, sobre todo, trovadores y trovadoras de la escena local. También fue el lugar en el que pasé gran parte de mi juventud trabajando y haciendome wey, más lo segundo que lo primero.

En 2017, trabajando/haciendome wey en el Van Gogh. Por cierto, qué puerca tenía la máquina D:

Ahí pasaron muchas cosas, que al fin nos llevarán al punto. Ahí aprendí a usar la máquina de espresso y nació mi vicio por el café, conocí muchísima música que, al momento, escucho a diario. Renació una relación sentimental, estaba ahí cuando me enteré de la muerte de Cerati, ahí nació el café filosófico. Entre muchas otras cosas. En fin, muchas de las descripciones definidas que estarían en el conjunto que responda la pregunta ¿quién es Francisco? Nacieron ahí.

Uno de los cafés filosóficos en el café.
Con Andrea y con Vale

En la entrada anterior, esbozo la idea (no propia, claramente) de que cada decisión ramifica en otras, y que ninguna decisión es final. Seguimos decidiendo y construyendonos con cada decisión. Somos un proyecto, destinado a nunca acabarse, como la catedral de Barcelona. La música, el café, el Van Gogh, forman parte de lo que soy. Nunca he sido bueno en ontología. No podría responder con precisión a la pregunta de ¿quién/qué es Francisco? dado que no es posible dar una definición. Acá me gusta la maniobra de dios, cuando Moises le pregunta quién es responde “Soy el que soy”(1), tremendo mangazo. Soy el que soy.

1.- La interpretación filológica y teológica está re cool y es muy interesante leerla, la recomiendo. Acá es claramente una simplificación para hacer un mal chiste y pa’ no meterme a hablar de ontología, tema del que no tengo ni idea. No me arrepiento de nada.

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