Evaluación educativa (parte 4), experiencias de implementación
Pués de aquella app de mi facultad, surgió construir una herramienta que nos ayude a docentes, alumnos y familias a ir evaluando distintos aspectos para mejorar nuestro aprendizaje o nuestras habilidades…
La chispa inicial provino de la manera en la que los videojuegos informan sobre las habilidades de nuestro personaje, donde las complejas configuraciones de habilidades deben ser fáciles de comprender y administrar.
Una infografía de estas características podría hacer que evaluar fuera divertido, atractivo y enriquecedor aportando mayores posibilidades para comprender e interpretar las interrelaciones de las variables a evaluar. Supone a su vez menores subjetividades basándose en registros empíricos mediados por tecnología digital.
Como prueba de concepto pensé en algunas variables de interés en el área educativa en la que me desempeño, la programación. El primer croquis contemplaba la siguiente mirada.
Compuesto por cuatro grandes áreas, #1 validación sobre conocimientos adquiridos, #2 habilidades sociales o blandas, #3 avances en las etapas del proyecto personal y finalmente #4 aspectos relacionados con evaluación que el estudiante realiza hacia el equipo formador.
En el siguiente ejemplo se puede apreciar cierta relación con las rúbricas.
Basta de charla y a programar… buscamos ejemplos en código libre y lo adaptamos obteniendo algo bastante digno de mostrar.
Ahora era tiempo de pensar en cómo ingresaría una o un docente tantos datos. Y cuando de datos se trata lo primero que me viene a la mente es una planilla de cálculos de Google (gsheet). Por la rapidez para generar una interface web con el guardado de datos sin tener que pensar en servidores o lenguajes o frameworks. El tiempo apremiaba y los docentes necesitaban un sistema donde tomar asistencia. Intentemos que vuelquen algún dato más y veamos qué tan difícil es para que lo hagan periódicamente.
Explicar el funcionamiento de estas planillas requiere de un post dedicado por sus multiples funciones, se exprimieron al máximo las posbilidades técnicas de las Gsheet o planillas de cálculo de Google Drive, Scripts (pequeños algoritmos) con acciones automáticas para facilitar su uso, avisos por mail a estudiantes que faltaban con mensajes motivacionales y enlaces al material de la clase, alarmas en función de la tendencia de las estadísticas para detectar posibles casos de deserción, etc. pero en resumen las conclusiones a las que se llegaron fueron lapidarias.
Las trabas para implementar un sistema similar no eran tecnológicas, eran metodológicas. El reclamo de los usuarios era que no podían concentrarse en la clase y además en hacer estas observaciones con cada uno de los estudiantes.
En paralelo se avanzó en dos alternativas, mejorar la UX (experiencia de usuario) del docente, haciendo que el ingreso de datos fuera aún mas sencillo y agradable e incorporar una pareja pedagógica que dedicara su atención a estos aspectos mientras el docente se ocupaba exclusivamente de su clase magistral. No ahondaremos en si la técnica expositiva para transmitir conocimiento es la mejor, la prioridad era comprobar efectividad e impacto en los alumnos con esta novedosa forma de evaluar y si fuera positiva, los docentes estarían mas flexibles a modificar su práctica. Con esa premisa seguimos adelante.
Sobre la UX logramos algunos avances, aquí un ejemplo pensado para celulares o pantallas de dispositivos móviles. Es un prototipo funcional, puedes hacer click en los elementos que se “encienden” en azul…
También se tuvo oportunidad de probar si aportar una pareja pedagógica que llevara adelante la toma de datos generaría una mejor adopción del sistema y un impacto mayor en los estudiantes, sin embargo los datos de abandono y logros académicos parecían no hacerse eco de nuestros esfuerzos, y una triste realidad se plantaba frente a nosotros. Los estudiantes se sienten fuera, y reaccionan en concecuencia, se van (cuando pueden). El sistema debe implementarse como un todo, donde estudiantes y docentes realmente conversan sobre sus prácticas. Donde el compromiso es compartido.
Cuando un docente de muchos años de carrera dice
Yo doy mi clase y el que la pesca bien, depende de ellos aprender, no de mi.
pareciera que estuvieramos frente a frente con un muro, porque un estudiante impávido, lejano, ausente frente a lo que un docente preparó con ardua labor genera una desazón que construye muros, una verdad subyace latente. Está claro que dar una clase involucra un universo de buenas o malas prácticas y que esto repercute en los aprendizajes pero también está claro que la motivación intrínseca es sin duda la madre de todos los conocimientos significativos y perdurables.
A nuestro entender el siguiente camino debe ser poner al estudiante en el centro de las evaluaciones y debe ser quien primero evalúa su vivencia en el aula. Y por supuesto un sistema de retroalimentación (feedback) que debe dar aportes significativos que vayan moldeando las didácticas, los temas, los enfoques, las metodologías y que permitan sentirse parte de un sistema que respira vida. Donde se capacita la moderación para comunicar efectivamente e interpretar adecuadamente una información que no nos gusta. Los foros de conversación deben ser una realidad impostergable.
Pensamos entonces que los cambios de programa unilaterales son necesariamente parte de algo que no cambia, son estéticos sobre un concepto caduco, la verticalidad organizacional. Por lo tanto es un sistema que excluye y no es atractivo.
Estas experiencias son el paso obligado hacia un saber oculto, seguiré intentando hackear la educación
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