Evaluación educativa (parte 3), metacognición asistida por Machine Learning

Gentilmente
3 min readSep 18, 2018

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Evaluar el comportamiento es sin duda una actividad que realizamos en todas direcciones, lo hacemos con conocidos, con personajes públicos, con todas las personas o situaciones. Juzgando y definiendo nuestras propias actitudes, reafirmando posturas o flexibilizando un sesgo. Lo hacemos. Pero ¿conocemos esta herramienta, la metacognición? ¿cuánto es mucho o poco? ¿despliega mi potencial porque me ayuda a conocerme mejor o lo disminuye porque me agobia tanta introspección?
De hecho cuando se habla de promover el pensamiento crítico en la educación, lo que se busca es darle mas tiempo a este proceso cognitivo de evaluar, contrastar, componer, disgregar, en definitiva analizar y actuar. Si pudieramos generar registros de estas evaluaciones podríamos ayudar a determinar mediante análisis psicológicos automatizados si socialmente hay actitudes que nos producen beneficios o son propensas a conducirnos hacia situaciones conflictivas no deseadas. Registrar estos procesos implica sesiones de observación y entrevistas, una y otra vez. Todo un trabajo tedioso y rutinario. Labor experta para un algoritmo procesado informáticamente. Un programa, una app.
Al observar estadísticamente el historial de dichos registros podríamos maximizar los comportamientos beneficiosos o minimizar los conflictivos, siempre y cuando se nos ofrezcan las alternativas estratégicas adecuadas. “dejar de decir las cosas gritando”, “agradecer los logros de equipo”, etc
Hablo de tener un asistente psicotecnológico, un sistema de registro de actitudes y comportamientos sociales, un psicodiagnóstico con el cual discutir, o acordar. Una voz que nos facilite desarrollar nuestra percepción de nosotros mismos, desarrollar la metacognición para empoderar nuestro potencial.

¿Estamos preparados y dispuestos a aceptar lo que producen nuestras actitudes? En base a datos concretos, ¿qué no nos está ayudando en nuestro desarrollo personal y profesional?

En China vienen desarrollando un sistema con una intención similar a lo que propongo en educación (el título de ese artículo dice vigila y yo diría evalúa). Se trata de un sistema que mediante reconocimiento facial determina el grado de atención que poseen las personas atendiendo una clase. Clasificando y contabilizando aspectos emocionales de los estudiantes. Esto se relaciona con los procesos didácticos y prácticas del docente en ese momento y eventualmente otro sistema de big data propondría contenidos y didácticas particulares y personalizadas. Una pareja pedagógica a la que no se le escapa nada jeje.
Tiene un sentido diferente al que propongo pero comparten elementos claves.

Es fácil encontrar puntos de crítica relacionados con el exceso de control, o con la obsoleta y perjudicial manera de gestión del siglo XX, comando y control emparentado con el modelo panóptico. Solo que olvidamos que los Estados y las compañías ya hacen uso de estos métodos, si hasta les damos nuestro permiso aceptando los términos y condiciones. Las calificaciones de los estudiantes de sistemas privados y estatales determinan políticas públicas de la misma manera que nuestros gustos determinan predictivamente las próximas publicidades que nos estamparán en nuestras pantallas. Con una clara diferencia en el tiempo que se toman unas y otras.
Una herramienta de estas características, diseñada para ayudar, también puede ser utilizada con otros propósitos por lo que la carga ética debe ser parte del proceso de implementación, como todo en educación. Siempre la fina línea entre adoctrinar y educar. Para evitar que lo ideológico entre por la ventana a marcar la cancha se debe transparentar el proceso e incorporar una gestión del conocimiento en forma de red de pares, tal cual lo hacen los que desarrollan software open source (el software que está en el 99% de la informática), el problema sobre el uso negligente del nuevo sistema estaría autocontrolado por los mismos actores, al menos así debería ser desde su diseño.

El primer acercamiento a validar si esta idea funciona es intentar una adaptación a lo que ya hay. Continuar usando una evaluación sumativa enriqueciéndola con este nuevo sistema. Imponer una herramienta de evaluación nueva puede acelerar el proceso de implementación pero puede acelerar también su fracaso, para una aceptación es necesario que el público objetivo tenga cierta cercanía con los conceptos que aquí se intentan transmitir.

Mas adelante les cuento experiencias sobre los intentos de implementar esto en distintas intituciones de Argentina…

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Gentilmente

Curioso, crítico, acompañante, aprendiz de ser útil a la causa medio ambiental, es nuestra única casa.