La mentalidad PPC: los tres verbos que te harán un mejor estudiante (I)
Los tres verbos
¿Alguna vez te has sentido perdido al comenzar a aprender un segundo idioma? ¿O al aprender cualquier otra cosa?
Entonces, este artículo te ayudará a comenzar desde cero: con nuestra actitud hacia el aprendizaje.
Aunque esté artículo está orientado al aprendizaje de lenguas, esta mentalidad también es aplicable a cualquier otra disciplina.
Hay tres verbos fundamentales que debemos tener en cuenta al comenzar a sumergirnos en cualquier tema, para que nuestra actitud y acciones estén sincronizadas con el proceso de aprendizaje.
Estos tres pilares fundamentales son PPC: Preguntarse, Practicar y Compartir. Ser curioso, constante y apasionado nos da una estructura para seguir aprendiendo siempre.
Entonces, ahora, comencemos con preguntarse.
Porque, para aprender cualquier cosa, necesitamos encender nuestra curiosidad y preguntarnos al respecto.
Mejor verbos que sustantivos
Usar verbos para esta mentalidad no es una coincidencia: nos ayudan a enfocarnos en el proceso y las acciones.
Los verbos deben venir antes que los sustantivos. Antes de convertirse en un buen corredor, uno debe aprender a correr. Antes de convertirse en un buen dibujante, uno debe aprender a dibujar.
Sin embargo, cuanto más mayores somos, más inclinados estamos a pensar que si no estamos haciendo buenos dibujos desde el principio, significa que no estamos destinados a ser dibujantes.
Asimismo, existe la tendencia a castigarnos por no poder hablar correctamente en un nuevo idioma y a renunciar al proceso poco después de comenzar.
En su charla TED, Marianna Pascal lo expresa bellamente al decir que deberíamos aprender un idioma como si estuviéramos jugando un videojuego, no como si estuviéramos tocando piano clásico.
Deberíamos disfrutar del proceso, sabiendo que estamos mejorando con cada intento, en lugar de tener miedo de presionar la tecla incorrecta y ser reprendidos por nuestro profesor.
Cuando éramos niños, cometíamos innumerables errores en nuestro propio idioma, pero nuestro músculo lingüístico mejoraba con cada intento.
Fallar es un componente clave de la práctica, necesitamos caer antes de poder caminar. Cada caída nos brinda una oportunidad increíble de aprendizaje.
Por eso es importante centrarse en el proceso, no en el resultado.
Preguntarse
Los niños se asombran constantemente con el mundo que los rodea.
En Educar en el asombro, Catherine L’Ecuyer destaca la importancia del asombro para el desarrollo de los niños y su poder para despertar su deseo innato de aprender.
Aclara los peligros a los que exponemos a niños y niñas con la estimulación excesiva de pantallas y la vida moderna. Luego, demuestra el increíble poder que los estímulos simples pueden tener para mejorar nuestra imaginación y nuestro sentido de asombro.
Por lo tanto, antes que nada, necesitamos recuperar esa capacidad de maravillarnos.
El enfoque del asombro
Debemos recordar, cada día al despertar, que vivimos en un universo asombroso lleno de matices infinitos, muchos de los cuales aún están por descubrir.
Y muchos de ellos están dentro de nosotros. Cada idioma y su cultura pueden ayudarnos a acercarnos a esas sutilezas, para que podamos conocerlas y hacerlas florecer.
Necesitamos ser curiosos, tanto sobre nosotros mismos como sobre el mundo que nos rodea.
Hazte preguntas, sin parar, y mantén tus sentidos despiertos, buscando siempre respuestas.
¿De qué trata esta canción española? ¿Qué dice la letra? ¿Cómo puedo decir “te quiero” en japonés?
¿Qué expresiones debo usar para expresar mi enojo en francés? ¿Cuáles son los platos típicos portugueses y cómo puedo pedirlos en Lisboa?
¿Cómo puedo explicar mi pasión por los idiomas en árabe, chino o ruso?
Lo importante es no dejar de hacerse preguntas. La curiosidad tiene su propia razón de existir. Uno no puede dejar de asombrarse cuando contempla los misterios de la eternidad, de la vida, de la maravillosa estructura de la realidad. Basta con intentar comprender un poco de este misterio cada día. Nunca pierdas una santa curiosidad.
Albert Einstein
Las cuatro habilidades básicas
Estamos a hombros de gigantes.
La adquisición de competencia en cualquier disciplina requiere el desarrollo de una variedad de habilidades.
En las escuelas tradicionales de aprendizaje de idiomas, estas normalmente se reducen a cuatro, que resumen las diferentes situaciones en las que necesitaremos usar nuestro conocimiento del idioma para comprender o expresarnos:
Lectura (texto, hacia dentro), escritura (texto, hacia fuera), escucha (sonido, hacia dentro) y habla (sonido, hacia fuera).
Al realizar cualquiera de estas actividades, mantener una actitud inquisitiva nos ayudará a reavivar nuestra curiosidad.
Al leer, deberíamos hacernos preguntas como:
¿Cuál es el significado de esa palabra?
¿Cómo está conectando esos dos párrafos?
¿Por qué parece que esta oración no tiene sentido? ¿Será quizás una expresión?
Al escuchar:
¿Cómo están pronunciando ese sonido?
¿Cuál es el ritmo que le están dando a la oración completa?
¿Cómo están relacionando las expresiones y los gestos con lo que están diciendo?
Luego, tenemos que integrar las respuestas en nuestra propia práctica, cuando estamos escribiendo o hablando.
Al hacerlo, probablemente surjan más preguntas o dudas. Es decir, nuevas oportunidades de aprendizaje.
En estos tiempos multimedia, es cada vez más común que todas esas habilidades se activen al mismo tiempo:
Tal vez un amigo nos esté mostrando un reel en Instagram, y luego algunos comentarios en este, mientras espera alguna respuesta de nuestra parte, e incluso puede pedirnos colaboración para escribir su propio comentario.
Mediación
Además, el Marco Europeo y el Instituto Cervantes incluyen una nueva habilidad: la mediación.
En este mundo globalizado, cuando interactuamos con personas de otras culturas, es necesario mediar significados culturales, para que se pueda entender el contexto y el trasfondo del mensaje.
Encontramos un ejemplo muy básico cuando vamos a saludar a alguien. Una mujer británica podría sorprenderse si un hombre español la saluda con dos besos en las mejillas, y un hombre irlandés podría experimentar los mismos sentimientos si un hombre francés se despide con un beso en la mejilla.
Es ahí donde la mediación es esencial para evitar malentendidos, para entender por qué las personas actúan como lo hacen y cómo ven el mundo.
Esto demuestra que la lectura y la escucha no son totalmente pasivas, porque estamos proyectando nuestra propia cosmovisión en cada interacción.
Como probablemente ya sepas, aprender un idioma tiene muchos beneficios. Uno de ellos, destacado por la mediación, es la capacidad de ponernos en los zapatos del otro.
Por lo tanto, al preguntarnos cómo ven el mundo otras personas y otras culturas, inevitablemente desarrollamos nuestra empatía y nuestra comprensión, tanto del mundo como de las personas.
Y eso solo puede ser bueno para nosotros mismos y para todos los que nos rodean.
Curiosidad dirigida
Cuando comenzamos a aprender un nuevo idioma, la cantidad de conocimientos que hay que aprender puede resultar abrumadora.
Para ayudarnos con eso, los libros y los cursos nos proporcionan un camino estructurado. Además, los profesores pueden señalar rápidamente con su experiencia cuáles son nuestros puntos débiles y en qué deberíamos prestar atención para mejorar.
Por lo tanto, ambos pueden ayudarnos a dirigir nuestra curiosidad de manera más precisa.
Sin embargo, es muy importante ser conscientes y recordarnos por qué queremos aprender este idioma cada vez que vayamos a utilizar nuestra energía para hacerlo.
¿Estamos tratando de poder conversar con hablantes nativos en nuestro viaje a Japón? ¿Queremos leer libros o artículos en italiano?
Saber lo que queremos puede ayudarnos a enfocarnos en lo que necesitamos. De esa manera, será más fácil dirigir nuestro asombro de manera precisa, incluso cuando estemos aprendiendo por nuestra cuenta.
Ahora ya sabes: dirige tu asombro y dispara preguntas sin parar.
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LA MENTALIDAD PPC
Ya puedes leer la segunda parte aquí.
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