Miradas de mi padre. Verso

Este poema lo escribí pensando en mi padre al año de que falleció. Extraño de él muchas cosas, por no decir todo. Pero dentro de todos esos detalles uno que siempre está presente es su mirada. Una mirada gentil y amable, cálida y cercana todos los días de su existencia. Miradas de amor desde niño hasta sus últimos meses y días en que a falta de fuerzas solo quedaba esa mirada única que abrazaba y me decía que todo estaba bien. Este poema tiene un correlato en prosa .

Solo un momento aquí en un presente
inasible, que se escurre entre miradas.
Entre voces y risas que se extinguen
en un recuerdo borroso de ensueño.
Recuerdos vívidos y alegres de manos
enlazadas, de suavidad y firmeza.
De tu voz que calma y que enseña.
Voy por un camino en un sueño nuevo
ya vivido mil veces donde apareces
siempre como sitio de partida y
de retorno. Siempre en tu mirada.

Camino en ese sueño hecho de sueños,
del ser y el estar, todos ellos logrados
pero siempre inconclusos insatisfechos.
Aparece el perfil verde de tu pupila
amable y gentil de amor que se dilata
en el espacio de Dios que mira desde
el fondo de los tiempos y el espacio.
Caer en ese lugar es caer a la vida
que trasciende a la muerte misma que
te cerro los ojos y los fijó para
siempre en recuerdos diarios de miradas.

Miradas elevadas a una cumbre,
Miradas imantadas a perpetuidad
en el amoroso y violento encuentro
de la eclosión de vida de un nacimiento.
Miradas que recordaban otros tiempos,
miradas transformadas con los años,
pero intactas de su amor reciproco.
Miradas que me vieron hasta el final.
Miradas separadas en esta vida,
pero que al final siempre se encuentran
en el eterno instante de un recuerdo.