Mi primer día de la madre como mamá

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El domingo pasado celebré mi primer Día de la Madre como mamá. Más allá de los festejos, fue una experiencia muy personal y un día de tranquilidad. Al unirme al “grupo de las madres”, mi percepción de la maternidad y de mi propia identidad ha cambiado profundamente. Lo que compartiré quizás parezca obvio para algunos, pero para mí son reflexiones muy significativas.

Photo by Alex Pasarelu on Unsplash

Antes, el Día de la Madre era una ocasión para honrar a mi mamá, mi abuelita y mi hermana, y expresarles lo importantes que son en mi vida. Era un momento de regalos, llamadas y celebraciones, centrado en ellas. Pero este año, algo fue diferente. No es que esperara ser celebrada, sino que sentí una conexión más profunda y honesta con otras madres. Quise celebrar a mis primas, a mis tías, y a mis amigas y reconocer lo increíbles que son. Sentí un impulso similar al del Día de la Mujer, un deseo de expresar cuánto valoro a estas mujeres en mi vida. Me encontré escribiendo mensajes a madres que han sido importantes para mí, reconociendo lo que he aprendido de ellas. Ahora entiendo por qué al convertirse en madres muchas mujeres comienzan a pasar más tiempo con otras madres y a veces se crea una distancia con algunas otras personas.

También fue un día emocional, reflexionando sobre todo lo que ha cambiado desde que soy madre. Pensé en cómo sería mi vida sin mi hijo, y esa idea simplemente ahora no la puedo concebir. Este Día de la Madre me hizo ver cuánto he cambiado, cómo ahora valoro a las madres de una manera que antes no entendía completamente. A pesar de las dificultades que he enfrentado, no cambiaría por nada tener a mi hijo. Es como si ya no pudiera recordar claramente cómo era mi vida antes del nacimiento de mi hijo.

Antes de ser madre, veía la maternidad como un rol más, una especie de calificativo unidimensional sin entender la profundidad de su impacto. Ahora sé que ser mamá no es solo una etiqueta; es una experiencia que te cambia, que te hace descubrir nuevas versiones de ti misma. La etiqueta de mamá es poderosa, aunque sigue siendo solo una parte de quién soy y, a veces, es difícil crear las sincronías entre los distintos aspectos que conforman la identidad de una. Pero estoy en el comienzo de esta experiencia y supongo que con el tiempo se conformará una “yo” en la cual estos aspectos conviven de forma más pacífica ya que en la etapa en la que estoy es difícil equilibrar los diferentes aspectos de la vida sin que la maternidad eclipse todo lo demás.

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Siempre he reconocido el trabajo que implica ser mamá, pero ahora lo valoro aún más y veo que aún es poco valorado socialmente. Es claro que todo lo que uno hace como mamá nace del amor (me refiero principalmente a maternidades deseadas), no de un deseo de ser destacada. Sin embargo, la sociedad y los gobiernos descansan en ese amor, normalizando la carga adicional que viven las madres. Por tanto, este día de la madre valoro aún más todo lo que las madres hacen y espero que todos los países sigan avanzando en políticas públicas en materia de cuidados compartidos, para que cada vez menos madres deban dejar de lado sus sueños, por cuidar y querer.

Entiendo que las madres somos poderosas y que, a pesar del cansancio y los desafíos, una sonrisa de de los hijos lo cura todo. Pero no hay que romantizar este poder ni esta experiencia, ya que la maternidad no sólo es solo cuidar de de nuestros hijos; es lidiar con las expectativas sociales, los comentarios no solicitados, cambios en el cuerpo y preocupaciones sobre el futuro. Y es difícil, requiere ser fuerte, y sí, quizás somos capaces de manejarlo todo, pero eso no significa que siempre debamos sacrificarnos por los demás ni tomar más tareas dejando de nuestras parejas y la sociedad descansen en nosotros, aprovechándose del amor que sentimos. Sin embargo, poner esos límites es difícil.

Después de vivir el parto y tres meses de maternidad, con sus altos y bajos, especialmente con mi hijo naciendo de bajo peso y pasando días en neonatología, comprendí la fuerza que nos une a todas las madres y una determinación que nos impulsa a levantarnos día tras día, sin importar lo difícil que sea.

Este Día de la Madre, celebré y admiré a todas las madres, especialmente a aquellas que son jefas de hogar, a las madres que atraviesan cualquier tipo de dolor, a quienes experimentan la depresión postparto, a quienes viven lejos de sus familias, a todas a quienes por diversos motivos se les hace un poco difícil pero que no por eso dejan de luchar por el bienestar y la felicidad de sus hijos. La maternidad no es perfecta ni fácil, y al dejar de romantizarla se valora aún más todo lo que conlleva. Sin embargo, es una experiencia que siento me ha unido a otras mujeres y me ha hecho verme en los ojos de otras madres, compartiendo alegrías y dolores, y entendiendo que, a pesar de nuestras diferencias, somos una.

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María Laura Ramírez Galleguillos

I am a Social Design and Innovation Consultant. Dr. in Design, Technology and Society. Everything participatory, social, and futures.