Me voy a lavar los platos
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Algunos varones lavan los platos al igual que su compañera. Otros tantos no, no los criaron para eso. Crecieron viendo como lo hacía su mamá y no se quejaba, porque también tanto el como su madre crecieron escuchando por igual que “mujeres eran las de antes”.
¡Yo digo que no! Digo que mujeres y varones somos l*s de ahora, que queremos romper con eso de que “queda feo” o “es cosa de minas”. ¡Las pelotas y los ovarios! Las tareas no se dividen por sexo ni género.
A algunos varones les molesta que les digan que tienen que lavar los platos. Algunos dicen que ya lo hacen, y otros tantos dicen que “ellos trabajan todo el día”.
Algunos hasta dicen que están de acuerdo con todo, pero no hacen nada para cambiarlo y si pueden hacerse los boludos al terminar de comer, lo hacen. Otros se paran y se ofrecen delante de toda la familia, y agarran los platos y lo hacen. Esos son los que valen.
Por supuesto que el feminismo no es sólo para que los platos se laven por igual, es para que todo se haga por igual, es para que a tod*s se les trate por igual, es para que se deje de decir que tal cosa es de mujer y tal de varón, es para destruir una masculinidad hegemónica que caga a patadas a todo lo que no encaja con ella.
Es uno de los pasos imprescindibles para construir una conciencia distinta que en paralelo construya un sistema distinto. No hay una cosa sin la otra, ni una primero y otra después. ¡Es ahora ya!
Es duro para much*s, pero es necesario para tod*s.
- En mis escritos utilizo el * para evitar el binario hombre/mujer e incluir a toda persona que se reconozca por fuera de esta clasificación genital arbitraria. Recomiendo la lectura del poema de Mauro Cabral * Por qué el asterisco
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