Una paradoja: Venezuela, crecimiento sin desarrollo

Eduardo Medina
6 min readJan 31, 2015

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Yo recuerdo claramente en una clase de geografía, habra sido en sexto o séptimo grado, cuando el profesor Carlos alzó la voz y nos explicó que lo decía el propio libro de geografía de la clase no era verdad. «Venezuela, país en vías de desarrollo» no era cierto, una falacia, erróneo creerlo así. Venezuela era un país subdesarrollado, no en vías de desarrollo y tampoco desarrollado. Hoy en día me doy cuenta que las clases de geografía eran más serias de lo que uno podia tener en mente a esa edad.

El título Venezuela, Crecimiento sin Desarrollo me llamo la atención muchos años después. Medio empolvado y con aspecto viejo, es un libro escrito en 1976 por un conjunto de profesores de la Universidad Central de Venezuela, y se propone desmentir lo que niños como yo leíamos sobre el desarrollo en Venezuela. Pretende explicar las diferencias entre crecimiento y desarrollo económico — que cualquiera puede pensar no se puede tener el uno sin el otro — , e intenta aclarar las razones que habian encausado a Venezuela al crecimiento sin desarrollo para ese entonces. Todo bajo una mirada desde los ‘70, el libro brinda una perspectiva interesante de lo que se veia avecinar y de los cambios que se requerían.

Abarca 5 secciones generales: formación histórica, industrialización, economía contemporánea (para aquel entonces), comportamiento demográfico, y por ultimo la izquierda cultural venezolana. Cada sección repartida entre los autores y extensa de por sí. Me imagino que la creación del libro tuvo que haber sido un bonito encuentro, un trabajo en equipo, una conversación abierta a la discusión y al debate; todas cosas tan importantes en los ’70 como ahora, más que nunca.

Un argumento que me llamó la atención sobre las tres grandes etapas en la formación histórica de Venezuela — explicadas como conquista, colonización e independencia — es la idea de que ninguna de las etapas se ha acabado completamente; que una se prolonga en el vientre de la otra:

Conquista, colonización e independencia. Son tres etapas que se prolongan hasta nuestro días. Se diría que todo nuestro pasado fue presente. No nos seria dado, sin desconocer la historia, o defraudarla, hablar de ellas como un lejano pretérito. Como si ya lo hubiésemos superado. No nos seria dado hablar de la colonia española sin referirnos a otras colonizaciones posteriores. Hablar de las miserias de ayer y callar las de hoy… Dos estilos o dos formas en el fondo semejantes. En tal sentido la Real Compañía Guipuzcoana no difiere mucho de las compañias explotadoras del petróleo… Extraen la sustancia, la riqueza del suelo.

Se habla de «la servidumbre del país regenerada a través del tiempo», cosa que me recuerda a ideas del contraste norte-sur de America que lei en Las Venas. Al principio de su historia, en Venezuela no se propiciaba o fomentaba el desarrollo, al contrario que en el norte del continente. En términos generales, cualquier acción a favor del desarrollo era frenada por la administración española «mediante un política comercial que, en vez de estimular el desenvolvimiento interno, hacia imposible la expansion de las fuerzas productivas», manteniendo así la restricción económica sobre la población. Lo que se puede entender como un falso comienzo en la construcción de un país próspero.

En cuanto al aspecto económico y de industrialización, adelantándonos ya a la Venezuela de los 1900 y dele, se habla indudablemente sobre la aparición del petróleo que Gomez recibió. Que el país «no dejaba ser colonial y ya comenzaba a ser moderno»:

En veinte años el país había cambiado los paramentos productivos de su economía: de país rural o esencialmente agrario se había convertido en país fundamentalmente petrolero. Pero la explotación del petróleo por consorcios extranjeros produjo, a cambio de un crecimiento aparente o ficticio, un dependencia mayor, una mediatización más profunda de la economía venezolana. Cuando más avanzaba la penetración extranjera y más aumentaba la explotación de la riqueza subyacente, mayor era el poder político en la persona del déspota.

Se explica que se apostó a un proceso de industrialización por la via de sustitución de importaciones, una característica común con otros países latinoamericanos. La sustitución de importaciones era concebida en tres etapas, que son explicadas a detalle en el libro, y que tenia como fin completar un ciclo que produciría una dinámica autogeneradora del desarrollo. Esto no se logró, y se dio a luz una contradicción original al proceso industrial de Venezuela:

Una industrialización protegida ad-infinitum, caracterizada por una dependencia tecnológica a un grado no alcanzado por otros países del area y cada vez más sujetas al paternalismo fiscal. Es una industrialización parasitaria del ingreso petrolero y, por tanto, paradójicamente daría lugar a un modelo de sustitución de importaciones que no sucede ni reemplaza al modelo histórico anterior (primario-exportador) sino que vegeta y se protege dentro de él, algo así como una involución histórica o como una industrialización de caracol.

O sea que se tomó una decisión en un momento particular de la historia venezolana, y eso trajo un numero de respectivas consecuencias. Bajo este contexto se habla de la inversión extranjera en el sector manufacturero, del «surgimiento y expansion de una tesis ‹nacionalista› a la cual se alude cuando se habla de ‹diversificación económica›, ‹desarrollo de la producción interna›, ‹industrialización nacional› e ‹independencia económica›, entendiendo con ello un cierto crecimiento paralelo del sector secundario (ante el primario) financiado con la renta del sector petrolero-minero. A esto se llamo, en frase feliz de Arturo Uslar Pietri, la siembra del petróleo». Cito:

La siembra del petroleo se hizo, es cierto, pero con semilla ajena. A tal punto que se llegó a la extranjerización del ahorro nacional como lo prueba la industrialización de bienes de consumo, la quimica y la automotriz hechas a base de filiales de grandes empresas norteamericanas que se instalan y operan acudiendo y utilizando el crédito interno, privado y público, llevando así a un extremo irritante el proceso de desnacionalización característico del modelo desarrollista de sustitución de importaciones.

Y de especial atención es la siguiente pregunta que se plantea —en 1976, no olvidemos — con respecto al asunto previo:

¿Como ha logrado hasta hoy resolverse o, si no, contenerse el problema social planteado por una industrialización cuya tecnología no es absorbente de mano de obra? Cuestión muy importante si se tiene en cuenta que el subsector petrolero-minero genera desempleo tecnológico, que la agricultura tradicional sigue bajo el signo de la migracion rural-urbana y que la agricultura moderna, sometida a tecnologias avanzadas, como la industria, es como ésta poco absorbente de mano de obra. Todo ello frente a una tasa excepcional de de crecimiento demográfico (3.5%). Hasta hoy el problema, paradójicamente, ha sido aguantado por el petróleo a través del sector terciario: una proliferación de servicios improductivos, públicos y privados, así como la industria de la construcción, principalmente la pública, han venido constituyéndose en el rompeolas de la marejada social.

Si se pudiese resumir la esencia del libro entero en un párrafo, apropiado seria el siguiente:

La economía venezolana se caracteriza por el fenómeno, aparentemente paradójico, de un crecimiento sin desarrollo. El crecimiento se define como un movimiento expansivo de las variables que expresan convencionalmente los resultados de las actividades económicas consideradas representativas, tanto en la esfera de la producción material o real como en la de las transacciones monetarias y financieras. El desarrollo, en mi opinion, implica la capacidad o aptitud de una economía para crecer y trasnformarse por sus propios medios, en razón de su dinámica interna, sin necesidad de estímulos exteriores, ni obediencia a fuerzas y/o decisiones que se originen fuera de su marco estructural. De aquí que pueda haber crecimiento sin desarrollo, como en el caso venezolano; pero el desarrollo debe ir acompañado necesariamente, en la dinámica de largo plazo, de crecimiento.

Seria interesante ver como encajaría el autor la situación venezolana del 2015 bajo ese marco previo. Si algo es cierto, es que Venezuela, Crecimiento sin Desarrollo es un texto que te invita a pensar, y que ofrece una perspectiva del pasado que ayuda a entender el presente. Con esto quiero decir que me dejó una buena impresión porque me ayudó a aprender más sobre que fue lo que pasó en esa Venezuela del pasado, de la que tanto hablan las mamás. Sin embargo, me quede con las ganas de saber exactamente cuales fueron las cosas positivas que se realizaron en el pasado; además de cuales eran las propuestas alternativas que brindaban los autores (que si lo mencionaron el en transcurso de las paginas, no fueron lo suficientemente concreto como para darme cuenta). Una propuesta alternativa es lo más codiciado, lo que realmente se necesita para poder visualizar un cambio. Pensar sobre esas propuestas es un ejercicio que todos deberíamos practicar.

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