El peso del estigma

Minerva Clarke
7 min readDec 17, 2019

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Dado que hoy se conmemora el Día Internacional por la eliminación de la violencia contra las Trabajadoras Sexuales, pensé que era un buen momento para terminar de escribir esta nota. Ya que el estigma es una forma de violencia, y muchas veces es menospreciado.

Mucha gente se sorprende cuando la mayoría de las trabajadoras sexuales decimos que lo peor de nuestro trabajo es el estigma. Suelen pensar en cosas sórdidas y peligrosas, parte de los mitos creados por la prensa, el cine y toda la sociedad en sí; lo cual, irónicamente, también constituye el estigma del que hablamos. Sin dudas quien nos trata peor no son los clientes (que también puede pasar, como en cualquier otro trabajo), sino que son las personas de afuera. Personas que hacen suposiciones acerca de cómo es nuestro trabajo, nuestras vidas, nuestro pasado.
La gente está muy acostumbrada a ver el trabajo sexual en general desde la perspectiva de la ficción y el sensacionalismo, y desde la opinión de personas que jamás lo vieron de cerca… Y lamentablemente, las voces que más se escuchan son las suyas. Se suele hablar mucho de cómo es o cómo debería ser, pero muy pocos se preocupan a hablar directamente con sus protagonistas y piensan que su opinión parcial es más importante que la experiencia en primera persona. Como pasa casi siempre con los sectores más excluidos de la sociedad.

Hay muchos conceptos erróneos acerca de este trabajo, y la sociedad en general los repite sin ser consciente del daño que nos hace. Y eso también hacen las feministas abolicionistas, que son quienes tienen más influencia en la opinión general, y en la gente que redacta y aprueba las leyes que nos criminaliza y discrimina. Primero que nada, el error de pensar que “Trabajo sexual” es solamente una actividad en concreto cuando en realidad es un gran espectro donde entran varias modalidades, que lo que tienen en común es el uso del capital erótico. Eso lleva a que muchas personas que ejercen modalidades de trabajo sexual no se reconozcan como tales (por ejemplo las modelos eróticas o webcammers) sólo porque no mantienen relaciones sexuales con sus clientes. E irónicamente esas personas se manifiestan en contra del trabajo sexual, sin darse cuenta que también se están perjudicando ellas mismas. Y también es algo muy hipócrita, cabe aclarar. Pero bueno, de hecho la hipocresía es en gran parte la causante del estigma. Está lleno de personas que públicamente habla en contra de nosotras, pero después nos contratan o pretenden hacerlo.

Hasta que lo tuve que vivir de cerca, nunca pensé que la discriminación fuera tan grande, ni que la realidad estuviera tan alejada de los mitos. Mitos que también constituyen al estigma. Por ejemplo, asumir que somos personas perturbadas, que no tenemos amor propio ni dignidad, que estamos enfermas física y mentalmente… De hecho, cualquier persona puede sufrir de enfermedades mentales y traumas, independientemente de lo que haga para vivir, pero a nadie se le cuestiona eso cuando trabaja en una oficina o en cualquier otro ámbito.

Ese es el problema: nos cuestionan cosas que no le cuestionan a ningún otro trabajador. Y eso es estigma.

Una de las cosas más comunes es pensar que esto es “dinero fácil” y que te pagan por no hacer nada. Y lo ven como algo gracioso, e incluso como que nos aprovechamos y engañamos a nuestros clientes “sacándoles la plata”. Cuando la realidad es que cobramos una compensación por nuestro tiempo y nuestro trabajo. Como todo el mundo.

Muchos piensan que ser Sugar Baby es igual a no trabajar, cuando en realidad dentro del TS es una de las modalidades que consume más tiempo y labor emocional…
Pensar que por cobrar se anula el consentimiento… Concepto peligroso porque invalida los casos donde sí hay violación, que es cuando no se respeta lo acordado. Reducir un ser humano a “mercancía” es lo que hacen las abolicionistas, siendo que irónicamente las quieren “salvar”.

Comentarios como estos los veo a diario. De hecho, recién hace un mes me propuse sacar captura a los mensajes ofensivos y a los comentarios estigmatizantes que voy viendo. Obviamente aquí sólo voy a poner algunos que considero más importantes para ilustrar ejemplos, pero en algún momento voy a mostrarles conversaciones para que vean bien cómo nos trata la gente por mensaje privado. Porque es algo de lo que no se habla. Y además, no quiero que esta nota sea demasiado extensa.

Los más comunes son los que insultan, acosan e incluso amenazan sólo porque no ofrecemos nuestro tiempo de forma gratuita. Pero también me llegan muchos mensajes de mujeres pidiendo que “las ayude a trabajar en estas cosas que yo hago”, y por supuesto pensando que se van a hacer ricas en tres días sin hacer nada. (Cuando la realidad es que con la censura, para muchas es cada vez más difícil poder generar dinero en un sistema que constantemente nos quiere fuera.) Y todavía comentando cosas como ésta, como diciendo que es algo tan horrible que sólo lo harían si están desesperadas:

Tenía muchos mensajes así, pero lamentablemente ya los borré. De cualquier manera, no tuve que buscar mucho para encontrar la última vez que me escribieron algo de este tipo…

Cada persona sufre el estigma de distinta forma, y le afecta distinto. Por ejemplo, muchas personas deciden ocultar su rostro porque están hartos de la violencia, o les preocupa que su propia familia les dé la espalda, cosa que es bastante preocupante… Piensen si trabajando de otras cosas ustedes tendrían ese miedo, cuando no están haciendo nada malo. Piensen en que su trabajo esté criminalizado, cuando no hacen daño a nadie. Piensen en que los cuestionen por decidir sobre su propio cuerpo y su vida. Que no les puedan decir a sus familiares y amigos a qué se dedican, o que al decirlo su actitud cambie radicalmente. En mi caso, mucha gente me dejó de hablar después de saberlo. Otras personas aparentemente no tenían ningún problema, pero después me fui dando cuenta de que jamás me preguntaban nada, como si no existiera. O se iban al otro extremo y me hacían un interrogatorio, con preguntas super invasivas y partiendo desde el prejuicio. (Jamás me había pasado eso con otros trabajos, ni con nada en realidad.)

Es difícil hablar de estas cosas con profesionales de la salud, porque la mayoría asume que tenemos todo tipo de enfermedades (aunque sólo trabajemos online, porque para ellos es todo lo mismo. Y la realidad es que tanto escorts como actores porno son quienes más cuidan su estado de ETS). Por suerte no es mi caso, pero a muchas personas también se les complica tener una pareja porque en su mayoría lo ven como si los estuvieran engañando; cuando en realidad se puede tener perfectamente una pareja monógama, ya que una cosa es trabajo y otra es ver a alguien en tu vida personal. Realmente es difícil tener gente en tu entorno que te apoye, y no todos tienen esa suerte. Hay mucha gente que en un principio va a decir apoyarte y entenderte, pero la realidad es que la mayoría se van alejando con el tiempo.

El factor económico es otro punto importante. Si ganás mucho dinero, seguramente se te acerquen por interés y te vean como si fueras un cajero automático. Si ganás poco dinero, al principio van a pensar que estás mintiendo, porque tienen ese concepto de que todos los que están en la industria del sexo son ricos. Y después van a asumir que si no sos rico es porque sos malo en lo que hacés, ignorando completamente el ambiente hostil y los factores externos que afectan nuestra actividad. La vieja y querida meritocracia, pero con el agregado moralista que tiene el erotismo en general.

“Apuesto a que ganas tanto dinero, que ni siquiera vas a necesitar que te dé propina”, Jacq The Stripper en su libro “The inquisitive Stripper”, donde parodia los comentarios que recibimos casi a diario.

Cuando conozco gente nueva, siempre viene la pregunta “¿A qué te dedicás?”, y últimamente me he decidido por contestar muy vagamente; no por vergüenza, sino porque ya estoy harta de que me miren con esa mezcla de sorpresa y lástima, como si dijera que tengo una enfermedad incurable. Sobre todo cuando no sé si es gente que voy a volver a ver. Prefiero que eventualmente se den cuenta cundo vean mis redes sociales, así me ahorran tiempo y el tener que aguantarme las mismas frases y preguntas de siempre. Porque hay veces que sinceramente, me consume mucha energía, y también necesito cuidar mi salud mental.

Pero en líneas generales hablo abiertamente de lo que hago. Eso sí, me costó mucho y me tuve que cuestionar un montón de cosas, y algunas me las sigo cuestionando. En mi caso lo hago para intentar combatir este estigma, y que vean que cualquier persona que conocen puede ser trabajadora sexual. De hecho, hace un tiempo subí esto a mis redes sociales:

Mi madre le comentó a un conocido de la familia que soy modelo erótica. Hasta ahí cero drama, todo el mundo lo sabe, alcanza con seguirme en las redes. Pero lo que me hizo gracia fue que lo primero que dijo fue que no se hubiera imaginado, porque no parecía. Y siempre me pregunté: Cómo se supone que tiene que verse alguien que trabaje de eso? Es todo parte de los prejuicios y estereotipos que tiene la sociedad.
No hace falta verse de tal o cual manera para realizar cualquier tipo de actividad sexual y/o erótica. Cualquier clase de trabajo sexual es como cualquier otro trabajo. No hay un estereotipo como lo pintan en las películas. Tal vez tu vecina que “se viste normal” y “parece tranquila” trabaje emitiendo desde una webcam en su casa, o es Dominatrix, o tiene un Sugar Daddy. Porque como seamos en nuestra vida privada y/o laboral muchas veces no tiene nada que ver con la imagen que percibe quien no nos conoce.
Por eso también está bueno no juzgar el trabajo de los demás, puede ser que alguien muy cercano a vos trabaje de una forma u otra en la industria del sexo. Y que precisamente prefiera no decírtelo por tu actitud hacia este tipo de trabajos. Porque piensa que lo/a vas a ver de una forma distinta, y no debería ser así.

Así es como se ve una trabajadora sexual.

Sí, una persona normal.

Como vos.

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Minerva Clarke

Creadora de Cortesana Digital. Intentando escribir sobre trabajo sexual, BDSM, salud mental y otros temas tabú. Mis links aquí: allmylinks.com/minervaclarke179