De leer unos libros a correr un ultra-maratón

Manuel Morato
Aire Libre
Published in
5 min readDec 9, 2015

Post originalmente publicado en Aire Libre

En un post anterior escribí sobre lo que ha sido correr en mi vida. Cerré dicho texto con una introducción a un proyecto ambicioso en el que estoy involucrado. Este proyecto nació de una idea altamente irracional y que probablemente merece el calificativo de “loca” o “zafada”. Quiero platicarte en este post sobre esa idea loca y cómo fue evolucionando hasta convertirse en Aire Libre y en el Proyecto Sonora (AL-01).

Se gesta un nuevo proyecto.

Los ultra-maratones son una cosa que no a mucha gente le interesa o llama la atención. No culpo a toda esa gente, ya que correr distancias mayores a la de un maratón es algo quizá difícil de ver con buenos ojos. Involucra un extraordinario desgaste físico, una semi-esclavitud a una vida de constante sacrificio y entrenamiento, y un interés desmedido por empujar al cuerpo humano a sus más extremos límites. En otras palabras, no es precisamente la idea convencional de placer y de disfrutar la vida.

Escuché hablar de ultramaratones por primera vez al leer los libros de Born to Run, de Christopher McDougall, What I Talk About When I Talk About Running, de Haruki Murakami, y el que más me marcó de todos: Eat & Run de la leyenda viviente, Scott Jurek. Paseando mis ojos por las líneas de esas descripciones, historias y vivencias, se sembró en mi mente y en mi espíritu una poderosa semilla de fascinación y ganas de experimentar un ultra-maratón. Tomando en cuenta también mi personalidad sumamente testaruda, no tuve duda que es algo que puedo hacer, aunque ello implique llegar arrastrándome a la meta.

Entonces, decidí que iba a correr un ultra-maratón. Esto fue una motivación extra que me empujó a correr mis primeros dos maratones. Mi lógica fue: si voy a correr un ultra-maratón, tengo que poder correr un maratón. No sólo eso, en algún punto tengo que correr un maratón de manera relativamente fácil. Ahora ha llegado el momento de dar ese paso y fue por eso que decidí correr desde Hermosillo hasta Bahía de Kino (108 kilómetros aprox.). ¿Por qué esa ruta? Básicamente porque fue la primera que se me ocurrió y porque me gustó la idea de tirarme en el mar al completar semejante hazaña.

La ruta versión 0.1

La primera víctima que cayó en mis redes de persuasión fue mi Papá. Lo convencí de que me apoyara en la travesía acompañándome en auto, ya que no puedo cargar suficiente líquido y alimento para un trayecto tan largo. Juzgando por su mirada y por su reacción cuando se lo dije, aceptó seguramente por el amor que nos tenemos. Eso fue suficiente para mí. Mi ultra-maratón ya iba a ser una realidad.

Después le platiqué al ahora gran amigo que me metió a los círculos de corredores en la Ciudad de México: Mauricio Díaz, a quien llamo cariñosamente el TarahuMau, por obvias razones. Me escuchó con genuino interés, pero resultó que ya tenía un viaje planeado a Colombia. La vida da muchas vueltas y posteriormente al TarahuMau se le canceló su viaje y me llamó para unirse a la aventura de Sonora. Qué bien, así no sería yo el único desquiciado corriendo solo por el desierto. Le di la bienvenida gustosamente a la iniciativa.

Ya planeando más detenidamente la aventura, se nos ocurrió que nuestra carrera tenía mucho más potencial del que parecía a simple vista. Podíamos realmente hacer de esto una gran aventura que quizá pudiera inspirar a otras personas a explorar un estilo de vida más sano y activo. Esto porque además compartimos una convicción de que uno de los mayores males del hombre moderno es vivir una vida demasiado sedentaria. Eso, junto con nuestros niveles cotidianos de estrés, nuestras dietas altas en comida procesada y nuestros malos hábitos en general, son el asesino silencioso que más amenaza nuestras vidas y nuestro bienestar. ¿Por qué no usar esta carrera para promover un poco de aventura en contacto con la Naturaleza?

Con todo esto también coincidió el hecho que mi familia tiene una relación cercana con miembros de una tribu que vive en la costa de Sonora, a quienes se les ha llamado tradicionalmente el Pueblo Seri. Los Seris son una gente noble que ha habitado sus territorios en armonía con la Naturaleza por siglos. Los lugares donde viven, frente a la Isla del Tiburón, son de una particular belleza natural. Sucede también, como con muchas otras etnias originales de México, que los Seris viven en una profunda e indignante pobreza. Por lo fascinante que es su cultura y sus territorios, pero también por la oportunidad de poder potencialmente apoyarlos, decidimos modificar la ruta de la ultra-corrida para concluir el recorrido con ellos en Punta Chueca. Aquí otro post que escribí haciendo una descripción más extensa de los Seris.

La ruta, versión 0.2

La aventura se tornó entonces de un brillo social. No solamente viviríamos una extraordinaria experiencia deportiva, sino que también podríamos llevar un muy necesitado apoyo a estas personas. Ahí fue donde el TarahuMau hizo la recomendación de invitar al proyecto a su amigo de la infancia, Daniel A. Klinckwort, un talentoso y experimentado fotógrafo y artista visual. Si alguien iba a capturar con singular precisión y sensibilidad los inigualables momentos y experiencias del Proyecto Sonora para comunicarlos al mundo, iba a ser Daniel. Nos reunimos en el DF para conocernos y para platicar más sobre el proyecto, y así acabó naciendo Aire Libre.

airelibre.run

El Proyecto Sonora, el cual tiene el nombre clave de AL-01, es el primer prototipo y programa piloto de Aire Libre, la cual es una iniciativa que pretende generar contenidos que promuevan de manera sencilla y accionable un estilo de vida más activo y sano para personas que lo estén buscando. Todo esto a través de crónicas, videos y fotos nuestras aventuras en la Naturaleza, de guías e instructivos de alimentación, de campismo, de actividades en el exterior, de posibles rutas, viajes y recorridos novedosos e interesantes, y obviamente, de deportes y experiencias al aire libre. Es el primer prototipo porque después vendrán otras aventuras que compartiremos con ustedes y posteriormente, la primera fase del proyecto acabará con una carrera de montaña en Trømso, Noruega.

Esta es la historia de Aire Libre y del Proyecto Sonora. Si quieres saber más al respecto, visita http://airelibre.run — ¡se van a poner buenas las aventuras y esperamos puedas unirte a alguna de ellas!

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