La elocuencia en la mirada de un perro (II)

Íngrid Gustems
BroadcasterMedia
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3 min readNov 4, 2020
Hope y Smile, mis perros

En todas las veces que he llorado a lo largo de mi vida, por suerte nunca me ha faltado el apoyo emocional de mis seres queridos. Palabras amables de mi madre, palmaditas en la espalda de mi padre, un grito de ánimo de mi hermana… y siempre, siempre, la mirada de mis perros.

Si en el artículo anterior vimos cómo el trato hacia los canes puede ser clave a la hora de elegir al próximo presidente de Estados Unidos, ahora quiero tomar un momento a honrar a estos animales que, sin siquiera hablar, trascienden la comunicación política; apelan a la humana.

De colas, hocicos y orejas

Entre perros, la postura, el olfato y el sonido son clave para comunicarse. En cambio, al tratar con personas, ponen toda su capacidad en comprendernos, asociar gestos y palabras con acciones y, al final, aprender a descifrarnos para comunicarse.

Es sabido que muchos perros comprenden comandos, pero esto es solo una parte de todo lo que entienden. Stanley Coren, psicólogo especializado en inteligencia canina, afirma que pueden recordar una media de 165 palabras distintas. Sin embargo, lo que los perros disciernen a través de sus ojos va mucho más allá.

Sentir y sanar

Un estudio del grupo de psicólogos de la Universidad de Goldsmiths, liderado por Deborah Custance y Jennifer Mayer, demuestra que los perros pueden llegar a desarrollar una capacidad empática mayor que la de los humanos, por lo que comprenden el estado de ánimo de las personas y distinguen el llanto de otras emociones.

Esta capacidad les permite sentir como propia la tristeza de los demás y reaccionar en consecuencia para intentar calmar el dolor del otro. Para ellos, que no están acostumbrados a recibir tantos inputs sentimentales como nosotros, vernos llorar es un choque emocional. Por eso, cuando perciben la pena en ti, se acercan suavemente, lamen tus lágrimas o simplemente se echan a tu lado para demostrarte que están allí, contigo.

“Near this spot are deposited the remains of one who possessed beauty without vanity, strength without insolence, courage without ferosity, and all the virtues of man without his vices.” — Lord Byron (“Epitaph to a Dog”)

Parece mentira que estos seres puedan sentir tanto el dolor ajeno y poner todo el empeño de sus cuerpecitos en una sola labor: curar lo que nos aqueja. Sin duda, una reacción tan pura reafirma por qué los perros serán siempre nuestros mejores amigos.

Hope estuvo ahí cuando más la necesitaba

Si algún día te pierdes, mira en los ojos de tu perro y allí encontrarás un camino de bondad, lealtad y hogar.

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Íngrid Gustems
BroadcasterMedia

Periodista. Experta a trobar dobles espais en textos aleatoris. Defensora dels diacrítics. També soc (sóc) bona presentant-me malament.